sabado 15 de diciembre de 2007
Amenazas de un IPC desbocado
POR unas u otras razones, por los precios internacionales del petróleo o de los cereales, el IPC ha alcanzado un indeseable 4,1 por ciento, un punto y medio por encima de la tasa de inflación interanual de hace un año y casi dos puntos superior a la tasa registrada hace tres meses y del objetivo fijado por la autoridad monetaria para toda la zona del euro. Como esa escalada ha sido más acentuada en España que las que registra en otros países europeos, hay que sospechar, con fundamento, que se dan circunstancias y problemas locales, causas endógenas, en esta situación, aunque da la impresión de que el Gobierno no se entera o de que no quiere enterarse. Un diferencial crónico de inflación en territorios a los que se aplica una misma política monetaria significa que quien padece más el incremento de precios pierde competitividad y, antes o después, termina por registrar una merma en su potencial de crecimiento y, finalmente, en su nivel de empleo. Ese es el reflejo que devuelve el espejo en el que se mira el actual cuadro macroeconómico español: riesgos desde el frente de los precios, riesgos crónicos, como el del déficit exterior, y riesgos por cuanto algunos de los motores del reciente crecimiento, especialmente el sector inmobiliario, están en franco retroceso. El presidente del Gobierno insiste en que estos malos datos son pasajeros, y en que los precios van a bajar en el futuro inmediato, pero no va más allá de lo declarativo y no entra en detalles, y tampoco plantea medidas concretas para atajar el incremento de los precios.
El gobernador del Banco de España ha insistido en la necesidad de preservar el equilibrio en las cuentas públicas y en no bajar la guardia ante las incertidumbres financieras, pero el Gobierno ha defendido un Presupuesto optimista en los ingresos -y generoso en los gastos- que pondrá en alto riesgo la estabilidad pretendida. Ahora se advierte la necesidad de que los salarios eviten secundar la tentación inflacionista y no unir su suerte a la espiral reciente de precios reflejada en el IPC. Las fuerzas sociales, patronal y sindicatos, han tomado nota, y el acuerdo para la negociación que firmarán la próxima semana tiene muy en cuenta los riesgos de inflación y sus efectos sobre el empleo y el crecimiento. Por eso recomiendan para los 5.000 convenios colectivos que se negociarán en 2008 poner el énfasis en la productividad y en la defensa de la capacidad adquisitiva. En el dilema entre salarios crecientes y empleo, los sindicatos recomiendan no perder de vista el último objetivo, y los empresarios saben bien que la apuesta por la estabilidad y la moderación son buenos avales para el crecimiento.
Otro tanto hay que reclamar a las administraciones públicas, responsables de casi tres millones de empleos y de la gestión del sistema de pensiones y cotizaciones de todos los ciudadanos. La incidencia del Gobierno en el nivel salarial -por su función de empleador y por fijar la presión fiscal sobre las nóminas y las cuotas de las cotizaciones sociales- es determinante en la tendencia de los salarios y su incidencia en los costes y la tendencia de los precios. Pero si Zapatero insiste en que los problemas son temporales, lo más probable es que los riesgos aumenten y se cumplan las peores hipótesis.
http://www.abc.es/20071215/opinion-editorial/amenazas-desbocado_200712150252.html
sábado, diciembre 15, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario