lunes 3 de diciembre de 2007
ETA mata en campaña
Pablo Sebastián
A sangre y fuego, y recuperando sus peores habilidades de los tiros en la nuca y por la espalda, ETA ha reaparecido en plena precampaña electoral cobrándose la vida de un joven Guardia Civil y dejando en coma a otro. Y lo ha hecho desafiando al Gobierno de Sarkozy, en territorio francés y a la primera oportunidad, sin que sepamos si este asesinato y brutal ataque es la respuesta de la banda a las condenas que pronto hará pública la Audiencia Nacional contra los primeros responsables del aparato político de la banda, o si tenían órdenes de matar a la primera ocasión, o si se trataba de los peces gordos de la banda que, al ser identificados, quisieron eliminar a tiros a sus identificadores. Da igual el móvil del crimen, lo importante es la explícita y alevosa decisión de matar de una banda que siempre ha concluido, de esta misma manera, todos y cada uno de los procesos de paz que se han iniciado en los últimos años, con Suárez, González, Aznar y Zapatero.
La diferencia, esta vez, ha estado en que Zapatero se fue a la negociación sin el consenso del otro gran partido nacional, el PP; unió este “proceso” a la reforma de los Estatutos de Autonomía de Cataluña y del País Vasco; y aceptó negociar con ETA —en el santuario de Loyola— de graves cuestiones políticas como la autodeterminación, la relación institucional de Navarra y Euskadi y el reconocimiento expreso de la nación vasca. Y, además, todo ello se hizo tras conceder a los etarras la legalización del PCTV y de ANV, de espaldas a la sociedad y a las instituciones españolas, y en un momento en el que ETA estaba seriamente debilitada por el cerco político y judicial que propició el Pacto Antiterrorista.
Un disparate adornado con grandes favores al criminal De Juana Chaos —“está a favor del proceso”, dijo el presidente para justificarlos— y elogios al jefe del ala política de la banda terrorista, Otegi —“es un hombre de paz”, añadió Zapatero—, poco antes de anunciar que 2007 sería el gran año de la paz con ETA, tal y como lo anunció el pasado 29 de diciembre, horas antes de que estallara la bomba en la T-4 de Barajas. Y meses antes de que se le hicieran importantes concesiones soberanistas al Estatuto catalán, a título de ensayo del futuro Estatuto vasco y como ejemplo de hasta dónde estaba dispuesto Zapatero a llegar si ETA dejaba de matar.
Todo esto sólo ha ocurrido con Zapatero, y nada de esto pasó con Suárez, González y Aznar. Lo que indica que el actual presidente del Gobierno no sólo ha fracasado en su intento de negociación con la banda, sino que les ha hecho concesiones políticas y enseñado un camino que los terroristas nunca querrán abandonar, dañando así el prestigio del Gobierno, del Parlamento, del poder judicial y al PSOE y al conjunto de los ciudadanos, que han visto confirmada, por segunda vez —la primera fue en el atentado de Barajas, tras el que Zapatero volvió a enviar sus negociadores a sentarse con ETA—, la temeridad y la frivolidad con la que Zapatero y su Gobierno se embarcó en la negociación con ETA.
En una democracia que se precie de serlo esto le habría costado la cabeza política a Zapatero, obligándole a dimitir de la presidencia del Gobierno, por más que en estos casos se utilice el truco verbal de que no se puede ofrecer a ETA esa influencia política. No es a ETA, sino ante los españoles, ante quien debe responder Zapatero, y pronto lo hará en las elecciones del 2008, aunque mucho nos tememos que con ventaja a la vista de lo mal que está preparando el enfrentamiento Rajoy desde el PP. Un partido que, aunque esté mal reconocerlo, acaba de recibir una ayuda electoral de ETA, porque, sin duda, el atentado —que ya veremos si es el último antes de las elecciones— puede beneficiar las opciones del PP, a la vez que deja en evidencia el desastre y la inconsistencia de Zapatero.
¿Qué hacer? Lo de la foto de la unidad de los demócratas, los pésames con luto riguroso, el aviso de una dura respuesta y las manifestaciones como la convocada para el martes, está muy bien pero no sirve para nada. Si el presidente no anuncia públicamente que se acabó para siempre cualquier negociación o diálogo con ETA y su entorno, y eso no lo ratifica el pleno del Congreso de los Diputados, si la Fiscalía no inicia la ilegalización de ANV, PCTV y cualquier otra sigla que los etarras se quieran inventar, todo lo demás sobra. ¿Hará todo esto Zapatero, aunque sólo sea para rehacer su imagen de cara a la campaña electoral? Si no lo hace ya sabremos que para el presidente este atentado habrá sido otro “accidente” como el de Barajas, ocurrido de manera “fortuita” como dice Rubalcaba, lo que no le impedirá, si gana las elecciones, volver a negociar con ETA de las cuestiones que ya se abordaron en Loyola y que están pendientes de ratificar.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=03/12/2007&name=manantial
domingo, diciembre 02, 2007
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