viernes 14 de diciembre de 2007
¡Qué tropa la nacionalista! (II)
Ernesto Ladrón de Guevara
Y O pensaba que había escrito todo respecto al nacionalismo en relación a esa barbaridad que es utilizar a los niños para modelar sus conciencias, o más bien deformarlas contribuyendo a esa aberración en la que estamos sumidos los vascos que es justificar la violencia para conseguir una Euskal Herria estaliniana por culpa del adoctrinamiento. Hace pocos días, en un diario vasco aparecía la imagen de unos gudaris con cara de armario de batxoki y apariencia de haber engullido toneladas de chuletones, pistola en mano, representando un ataque a posiciones franquistas y rememorando una batalla (yo diría que la única) en el contexto de la Guerra Civil. Una guerra que según los nacionalistas se hizo para salvar a los vascos del fascismo, como si hubiera habido dos frentes: el de Euskadi y el español, es decir vascos contra españoles. ¡Qué pena que el genial humorista Gila no esté con nosotros! Escenificaría fantásticamente el ridículo de la fantasmagórica fantasía de una memoria histórica amoldada al imaginario nacionalista. Aunque la realidad, sobre todo al principio de la Contienda, fue muy otra. Pero de eso hablaremos en otro artículo muy sabroso que tengo en cartera. Esa forma caricaturesca y propia de cómic que caracteriza la adulteración sistemática de las cosas y la acomodación de las realidades a las necesidades de la formación del espíritu nacional, adquiere ribetes tragicómicos en el ámbito educativo. En mi libro “Educación y Nacionalismo” (2005), tan astutamente arrinconado en ese lugar tan concurrido del ostracismo al que someten los nacionalistas a todo lo que contraviene sus paradigmas, digo que “Por ello, la educación como forma de aculturación y socialización nacionalista ha adquirido un especial relieve e importancia en las políticas nacionalistas, desviando el objeto esencial de la actividad educacional hacia un modelo de adoctrinamiento cultural y político como paso intermedio hacia la hegemonía social que se realiza a través de las conciencias y de las actitudes impregnadas en las aulas”. Hoy, dos años después, no sólo me reafirmo en esa tesis demostrada, sino que lo confirmo con evidencias palpables. El Sr Sierra, director del IVEI, (presunto Instituto Vasco de Investigación y Evaluación) que es una institución para la evaluación del sistema educativo vasco –nada menos- me lo confirma. Según este señor, y el gobierno esencialista que le dicta las órdenes, el modelo A de enseñanza del castellano no sirve, pues produce fracaso. No nos explica por qué ese modelo es el que mejores rendimientos proporciona en la comprensión lectora según el Informe Pisa, en la red concertada naturalmente, puesto que la enseñanza pública la han destruido. Tampoco valen para él las recomendaciones de la UNESCO que aboga por la enseñanza en la lengua materna. Y han dado por bueno un sistema de inmersión lingüística forzado y generalizado sin ninguna validación previa de resultados. Han impulsado un Decreto de currículo escolar donde se plasma la quintaesencia del nacionalismo y se pone en primacía el euskera sobre el castellano, consagrando la actual diglosia. Sin embargo, para el Sr Sierra es normal que los alumnos hagan las pruebas de la evaluación PISA en la lengua materna de los alumnos –normalmente el castellano- para mejorar resultados y maquillar la tremenda responsabilidad que tienen los gobernantes en esa vulneración sistemática de los derechos individuales entre los que están la enseñanza-aprendizaje en la lengua materna y la elección libre del tipo de educación consagrada en la Declaración de Derechos Humanos que ahora conmemoramos. Tampoco el Sr Sierra nos explica por qué han estado adiestrando a los alumnos evaluados en las pruebas anteriores del Programa Pisa para que estuvieran familiarizados con las mismas y así mejorar los resultados falseando la realidad. Por no hablar de la selección de los grupos de población escolar objeto de esa evaluación. O sea, que se ha hecho tongo y eso de que los alumnos vascos dan mejores resultados de la media española es puro cuento. ¿Por qué no han hecho las pruebas de evaluación en euskera que es la lengua en la que está teóricamente matriculada la mayoría de los escolares vascos? ¿Cómo se entiende que en las pruebas de evaluación PISA los alumnos las realicen en castellano cuando la lengua de aprendizaje es el euskera? ¿Qué confianza tienen en los resultados educacionales en ese procedimiento que es la inmersión lingüística, cuando resulta que eligen el castellano porque es en la lengua materna donde se obtienen mejores resultados, según sus propias palabras? Si en la lengua materna se manifiestan mejor los conocimientos y la comprensión lectora, ¿cómo se entiende que se niegue el principio pedagógico del aprendizaje en la lengua materna? ¿Cómo es posible que un principio valga para una cosa y no para la otra? Esto es de una desvergüenza apoteósica y un cinismo un tanto macarrónico. Sin embargo, erre que te erre los nacionalistas insisten en lo mismo, y tendremos un currículo académico vasco en los centros educativos donde la lengua principal va a ser el euskera, cuando la realidad es que sólo usa esa lengua el 15 % de la población vasca según las estadísticas del propio Gobierno Vasco. ¿Hay alguien que entienda este sin sentido? El Partido Socialista entiende el sin sentido, pero le da igual porque va a retirar el recurso que tenía intención de interponer contra el Currículo nacionalista, por unos acuerdos que parecen haberse tramado con el PNV permitiendo esa realidad patológica a cambio de los apoyos a los presupuestos y el voto del PNV en contra de la censura a la ministra Magdalena Álvarez. ¿Cabe mayor corrupción? ¿No les suena esto? ¿No es lo más parecido a un mercado persa, con perdón de los descendientes de Ciro que no se merecen la comparación? Sangrante contradicción de la que algún día deberán dar cuenta los rectores educativos y los conmilitones socialistas.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4319
viernes, diciembre 14, 2007
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