viernes, octubre 20, 2006

Franco, el culpable universal de todo

viernes 20 de octubre de 2006
GAL Y EL LABERINTO DEL FAUNO
Franco, el culpable universal de todo
Por Juan Orellana
Qué bien viene tener un chivo expiatorio. Sobre todo si ya está bajo tierra y es indiferente a todo lo que se haga o diga de él. Qué bien le ha venido Franco a la izquierda española para lavar su desastrosa presencia en nuestro siglo XX. Y ahora más que nunca, treinta años después de la muerte del dictador, Franco sigue siendo la piedra de toque que explica todos nuestros males.
El laberinto del Fauno, de Guillermo del Toro, y Gal, de Miguel Courtois, son dos ejemplos del patetismo de nuestra revisión histórica.
El laberinto del Fauno debería haber sido una fábula, una peli de terror infantil, o un cuento para adultos. Y hubiera funcionado, como funcionaron Mimic, Cronos, y sobre todo Hellboy, otras cintas del director mejicano. Pero no, Del Toro ha querido mezclar el cuento con la realidad, lo cual es muy lícito, pero se ha equivocado de parte a parte. Y es que la "realidad" que cuenta es más inverosímil que el cuento de faunos y hadas. ¿Por qué? Porque nos cuenta una postguerra española a base de tópicos, exageraciones, tremendismos demagógicos, psicopatías y violencia de diseño.
Una cosa es que para los republicanos derrotados comenzara una época muy dura con el fin de la guerra, y otra que los vencedores se inspiraran en Quentin Tarantino para perseguir a los maquis. Y claro, si en la película se hunde la trama "realista", pues la "imaginaria" queda también seriamente dañada. Y es una pena, pues la película quería contar cómo una niña, que se refugia en la fábula para dar sentido al dolor que vive, es capaz de dar su vida para salvar a un niño inocente. Es decir, cómo en medio de la injusticia y la venganza puede crecer un corazón puro. Pero para eso hay que hacer creíble dicha venganza y dicha injusticia.
Para más inri, no sólo está equivocado el tratamiento de personajes y situaciones, sino que comete errores de bulto de ambientación histórica. ¿Qué es el capitán Vidal? ¿Un militar? No, por su uniforme. ¿Un policía? Puede ser, pero entonces, ¿qué hace capitaneando a un destacamento de Guardias Civiles? Y ese obispo patético que se da una comilona mientras dice que espera que la gente sea responsable con las cartillas de racionamiento, ¿quién es? ¿Qué hace sentado a la mesa de un policía, en un cuartel perdido en las montañas? ¿Pero quién se puede creer esas majaderías que hieden a tópico rancio?
Ahora, para tópicos, Gal. La tesis de esta peli es que el problema de Amedo consistía en que ¡era franquista! A los pobres socialistas lo que les pasó en los GAL es que se fiaron de un franquista, muy malo y muy facha. Gal tiene la ventaja de que desde la primera escena se sabe ya que la cosa no va a funcionar. Las interpretaciones de actores y su dicción o doblaje son sencillamente monstruosas. El guión es anodino, y no añade ninguna vibración a los datos sobre el GAL, ya de sobra conocidos por todos. Presenta unas fuerzas de seguridad del Estado tan fascistas como patéticas, y los políticos (en especial Felipe González y Barrionuevo) entran de lleno en la caricatura. Pero lo más bochornoso es el papelón que tiene que hacer Jordi Molla encarnando a Amedo. Todo es simplista y carnavalesco en esta segunda película de Miguel Courtois, que es sensiblemente inferior a la de El lobo, aunque profundiza en los defectos que aquella tenía (esquematismo, maniqueísmos,...).Pues lo dicho: Franco tiene la culpa de todo.

Gentileza de LD

No hay comentarios: