domingo, octubre 15, 2006

lunes 16 de octubre de 2006
CIENCIA
La profesión más antigua del mundo
Por Jorge Alcalde
No sabemos exactamente desde cuándo el ser humano se preocupa por curar el dolor. Es evidente que la enfermedad le aqueja desde siempre, y que los accidentes, los traumatismos, las infecciones han acompañado a la especie, dejando su huella en el registro fósil más antiguo.
Pero la solidaridad, el deseo de curar, la compasión no fosilizan. Por eso es difícil datar el momento exacto en que el homo sapiens comenzó a pensar en la "medicina". Ahora, un diente de 7.500 años de antigüedad descubierto por Roberto Macchiarelli puede dar alguna pista y convertirse en un auténtico tesoro para la ciencia. Pertenece a una colección de varias mandíbulas desenterradas en Pakistán por el equipo de la Universidad de Poitiers que dirige Macchiarelli.

Entre los huesos hallados hay restos de 11 incisivos y molares, pertenecientes, al menos, a cuatro mujeres, dos hombres y otros tres individuos cuyo sexo es imposible de determinar. Todos ellos habitaron esas tierras en el Neolítico.

Es cierto que dentaduras como éstas proliferan en el registro fósil internacional. Pero algunas de estas piezas presentan una peculiaridad que las hace únicas: están horadadas. Les falta una porción de tamaño y forma similar en todos los casos: un pequeño círculo, en algunas de las paredes del hueso, que sugiere que aquellos dientes han sido taladrados.

Los estudios radiológicos confirman que el esmalte ha invadido parte de la cavidad después de que se practicaran los taladros, lo que evidencia que la operación sobre ellos se había realizado cuando los propietarios de las mandíbulas aún estaban vivos. ¿Cuál sería el objetivo de las perforaciones?

No parece que se trate de prácticas decorativas o rituales, ya que en la mayoría de los casos las piezas intervenidas son molares muy profundos, que no se ven habitualmente, a menos que se abra en extremo la mandíbula. ¿La explicación más plausible? Aquellos dientes son la evidencia más antigua jamás descubierta de la práctica de la odontología. Nuestros antepasados que ocupaban hace 7.500 años lo que hoy conocemos por Pakistán ya tenían dentistas a su disposición.

Macchiarelli cree que el objetivo de aquellas perforaciones no era otro que tratar de aliviar los terribles dolores molares de nuestros ancestros. La mayoría de las mandíbulas descubiertas mostraban rasgos de decadencia dental, y más de una había llegado a extremos elevados de infección, lo que tendría que haber supuesto un auténtico suplicio para sus poseedores. Es cierto que no menor tortura parece haber sufrido un taladro de aquellas características 7.500 años antes de la invención de la novocaína, y al menos 2.000 antes de que pudiera, siquiera, aliviarse con un trago de licor.

El equipo de antropólogos de Poitiers ha sido, incluso, capaz de reconstruir los utensilios utilizados. Se trata de taladros de pedernal engarzados en un mango de madera, que se hacía girar mediante un cruce de cuerdas. Seguramente esta herramienta era idéntica a la utilizada para taladrar piedras, minerales, maderas y conchas con fines decorativos.

Muchos expertos han advertido que realmente no contamos con datos suficientes para elaborar tal tesis. En primer lugar, los orificios no contaban con ningún tipo de obturación, que podría haberse desprendido. Sin duda, estos agujeros habrían sido una fuente de dolor e infección mayor si quedaron descubiertos de por vida. En segundo lugar, es imposible saber el grado de consciencia de aquellos seres humanos sobre las posibilidades técnicas de intervenir en su propia salud. ¿O no?
No cabe duda de que el acto médico debe de ser tan antiguo como el propio sufrimiento humano. La necesidad de socorrer, calmar, tranquilizar, reponer y sanar son pulsiones derivadas de nuestro instinto de supervivencia. Es probable que la profesión más antigua del mundo no sea la que todos se piensan, sino la de médico.

Gentileza de LD

No hay comentarios: