viernes, octubre 13, 2006

Huelga de justicia

viernes 13 de octubre de 2006
Huelga de justicia
Juan Urrutia
L A presunta huelga de hambre del etarra De Juana Chaos ha dado sus frutos. Digo presunta porque no se han retransmitido imágenes del recluso en estado de famélica desnutrición, y es raro que los abertzales, dentro de los cuales incluyo al PSOE, desaprovechen tal oportunidad propagandística. Pero esto es pura especulación y como no pretendo copiar el amarillismo que muestran hoy nuestros presionadísimos —por el Gobierno— medios de comunicación iré por otros derroteros. La cuestión es que La Fiscalía estudia, ahora que ha rebajado de peso, rebajarle también la pena al asesino De Juana. Y es que con tanta gente hablando del sujeto en cuestión como si fuera un héroe, se nos olvida su verdadera naturaleza aniquiladora. Hablamos de un tipo que sentía alegría y regocijo al contemplar el dolor de las víctimas, de una alimaña que ha segado veinticinco vidas, de un ser abominable que desde la cárcel señalaba a futuros objetivos terroristas por medio de artículos en el diario proetarra Gara. Esto último facilitado porque algún listo ha puesto a disposición de los etarras acceso a Internet en sus propias celdas. Este monstruo, y me quedo corto, deja de comer y rebajan la pena de seis acusados por kale borroka de noventa y seis años a veinticuatro meses, la de otro de dieciséis años a uno y la del “huelguista” contemplan reducirla. En vista de este insensato comportamiento es muy posible que en el futuro otros terroristas saquen provecho de la debilidad del Gobierno. Si ha cedido por la salud de un etarra, por qué no lo iba ha hacer por la vida de un constitucionalista. En resumidas cuentas me parece que la actitud del PSOE alienta a ETA para que secuestre con la esperanza de recibir algo a cambio, la liberación de presos, por ejemplo. Si la jugada le saliese bien tendríamos una banda reforzada de ánimos y efectivos. No se pregunta nuestro bienamado presidente por qué ningún gobierno negocia con terroristas. Ni siquiera el anterior ejecutivo hizo una excepción en casos tan dolorosos como fueron el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco y la sepultura en vida de Ortega Lara —felizmente rescatado— a quien sus raptores pretendieron dejar morir de sed y hambre en un zulo. Haber cedido en estos casos hubiera significado incentivar a los asesinos para seguir secuestrando y por tanto poner en peligro la vida de muchas personas, la mayoría de las cuales terminarían de forma nefasta. Esta claro quién rige España, lo hace ETA. Agradecería, por tanto, al PSOE un poco de sinceridad y que en vez de irse hasta Oslo para hablar con Josu Ternera, utilizando el dinero de nuestros impuestos, le pusiera un despacho en la Moncloa. Así todos los ciudadanos podríamos dejar de serlo de forma oficial, rindiendo pleitesía al excelentísimo terrorista. Mientras, ZP seguiría sintiéndose cómodo entre los agresores a quienes no condena.

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