lunes, octubre 23, 2006

Pactos envenenados

24-X-2006
Pactos envenenados
EDITORIAL

La cuestión es bien sencilla: cuando el PSOE se siente débil pide diálogo, pactos y arreglos; cuando se siente fuerte machaca sin piedad al adversario valiéndose de todo lo que encuentra a su alcance.

La cuestión es bien sencilla: cuando el PSOE se siente débil pide diálogo, pactos y arreglos; cuando se siente fuerte machaca sin piedad al adversario valiéndose de todo lo que encuentra a su alcance. Lo hemos visto en el asunto de ETA y la lucha antiterrorista. Cuando el PP gozaba de una generosa mayoría absoluta, fue Zapatero el que rogó a Aznar firmar un pacto contra el terrorismo, al dar la tortilla la vuelta años después, dio por terminado el diálogo con la oposición y se aplicó sin miramientos a su política antiterrrorista, la de la rendición. Un caso similar y más reciente ha sido el de la inmigración ilegal. En un terreno en el que el Gobierno está haciendo el mayor de los ridículos y se encuentra debilitado, en un callejón sin salida, pide pacto con la oposición, es decir, con el PP, para fortalecerse y para que su ineptitud pase desapercibida. Cuando lo hayan conseguido, cuando la alarma social haya amainado se olvidarán del pacto y, como siempre, se dedicarán a lo suyo.En esto de la corrupción urbanística, que es un cáncer que afecta a todo el tejido municipal de España gracias a lo defectuoso de la ley, el PSOE se lleva la palma. Las irregularidades en Ciempozuelos no son más que la gota que ha venido a colmar un vaso que lleva mucho tiempo lleno. En Ferraz lo saben, saben que socialismo y apaños urbanísticos son casi sinónimos, de ahí que ahora vengan con el "pacto contra la corrupción". Contra esa lacra no es necesario pacto alguno entre los políticos que la hacen posible cada día sino que la ley actúe, pero que lo haga de verdad.
Es hora de que el Partido Popular, engañado tantas veces, rehuya los pactos envenenados y se afane en ofrecer un modelo urbanístico alternativo que conjure de una vez por todas la corrupción. La propuesta liberalizadora que presentó ayer Rajoy va por el camino adecuado, porque, como bien apuntó el líder del PP, "la corrupción va unida a la condición humana". De nada sirve una ley o un pacto político, el que se corrompe lo hace a sabiendas de que se está corrompiendo sin importarle lo más mínimo la ley. Este tipo de ideas nuevas, que rompen con la tradición intervencionista de la izquierda, son las que esperan los españoles que confían en las bondades de la libertad, también en el terreno urbanístico.

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