domingo 22 de octubre de 2006
LATINOAMÉRICA: Alcoholismo juvenil
Graciela N. Devita21 de octubre de 2006
La juventud es noticia de manera recurrente. En los últimos años, a las autoridades de varios países de América Latina les inquieta el alcoholismo a edad temprana. Algunos especialistas en el tema señalan que no es acertado hablar de alcoholismo juvenil, sino de consumo abusivo, ya que la mayoría de los jóvenes no suelen beber todos los días, sino durante los fines de semana. Además de los problemas de salud que genera, el alcohol es uno de los principales responsables de los accidentes de tráfico que suelen sufrir los jóvenes cuando se trasladan de estos lugares en plena noche. La otra típica característica del consumo juvenil de alcohol es que ocurre en ámbitos públicos o lugares de diversión. También existe una relación entre el alcohol y el delito. Un estudio reciente del Observatorio Argentino de Drogas, dependiente de la Secretaría de programación para la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico de Argentina, determinó que tomaron alcohol en el último mes unos 346 mil jóvenes escolarizados entre 15 y l8 años. De ese universo, el 27% reconoció haberse emborrachado, cifra que trepa al 48% cuando se preguntó por aquellos que, al menos una vez en los últimos l5 días, habían consumido cinco o más tragos. La cerveza es la bebida preferida. Estos porcentajes permiten determinar que unos 25 mil estudiantes secundarios reconocen haber sentido síntomas comunes al síndrome de abstinencia o malestares físicos o ansiedades que los llevaron a consumir nuevamente alguna bebida alcohólica. Uno de los fenómenos actuales que preocupa a los especialistas venezolanos es el crecimiento desmesurado de la ingesta de alcohol por parte de la población juvenil. Sus inquietudes se sustentan en algunas estadísticas elaboradas por la Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de las Drogas, las cuales revelan que más del 70% de los jóvenes entre 12 y 20 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida y el 13.2% se ha emborrachado. Más grave aun es la confirmación de que el alcohol en Venezuela se está comenzando a consumir a los 10 años, como lo registran varios informes realizados por organizaciones privadas y gubernamentales. Según estadísticas del gobierno de Ecuador el 28 % de los jóvenes consumen alcohol y el 49% de los adolescentes lo ha consumido antes de los 18 años de edad, lo que representa que uno de cada cuatro estudiantes consumió alcohol antes de los 15 años.
Hace poco, el Departamento de Biología de la Universidad Complutense de Madrid dio a conocer una investigación que demostró que consumir alcohol en forma crónica durante la juventud podría aumentar los riesgos de contraer problemas hepáticos, gástricos, en el sistema inmunológico y hasta daño cerebral.
La sociedad debería hacer un esfuerzo para tratar de identificar las relaciones de causalidad que pueden llegar a explicar esos trastornos de conducta gravísimos, que son capaces de provocar en pocos minutos la pérdida de una vida humana y que probablemente oculten componentes de autodestrucción moral lindantes con la pérdida total del sentido de la realidad y hasta la locura. Aun cuando las organizaciones no gubernamentales y establecimientos educativos planeen programas y campañas de prevención que hagan conocer las consecuencias negativas que ocasiona el abuso de alcohol, son los padres y las familias las que deben estar mas involucradas con sus hijos, enterándose de sus compañías, de los lugares que frecuentan poniéndole límites que disimuladamente y sin admitirlo los mismos jóvenes están reclamándoles a sus progenitores.
Es casi obvio señalar que los consejos destinados a preservar la salud de los males del consumo excesivo chocan con sólidos intereses creados, vinculados en este caso con industrias de gran arraigo y expansión como la cervecera. Un dato adicional es el costo social resultado de sumar los daños provocados por accidentes de transito, violencia familiar, enfermedades , lesiones por peleas y muertes prematuras. Pero, además, vivimos en sociedades permanentemente estimuladas por el doble mensaje. Mientras unos incitan al consumo, otros apelan al conocimiento y a la sensatez para desalentar el consumo perjudicial. Por eso, lo que se torna indispensable, es que haya coherencia de mensajes positivos para los jóvenes y de opciones constructivas a las cuales volcar proyectos y esfuerzos.
Graciela N. Devita escribe desde Argentina.
domingo, octubre 22, 2006
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