miércoles, diciembre 03, 2008

Carlos Semprun Maura, Olor a tapas

jueves 4 de diciembre de 2008
Carta de París
Olor a tapas
Yo estuve una vez en urgencias y es un aquelarre; no sólo porque se equivocaron continuadamente, sino por la manera en que tratan a sus pacientes, casi como si fueran delincuentes comunes.

Carlos Semprún Maura

"Te pasaste, tío, cuando en la última carta pones que en Francia se menosprecia y se ignora lo que pasa en España", me grita tía Mercedes por teléfono. "En absoluto", le iba a decir, pero me corta: "Además, ocurre lo mismo con Italia. ¡Fíjate la cantidad de chorradas que se dicen y escriben sobre Berlusconi!". No sé por qué –ella tampoco–, pero resulta que tía Mercedes tiene simpatías por el primer ministro italiano. "Te voy a dar un ejemplo –dijo–, Diane Cambon es corresponsal en Madrid y a la vez escribe para el ultra sarkozysta Le Figaro y para el semanario ultra antisarkozysta Marianne". ¿Incoherencia? No, lo que ocurre es que las dos publicaciones, tan dispares, son totalmente pro zapateristas, como la propia periodista. Así pues, se trata de una coherente incoherencia. Por cierto, esta Diane Cambon es una corresponsal curiosa, ya que parece que mientras desayuna lee El País, traduce luego un par de párrafos y los envía con su firma. Casi nunca le he visto, por ejemplo, una entrevista suya a un político de la mayoría gubernamental, de la oposición o incluso a un artista: de eso nada, es una lata.

Diga lo que diga tía Mercedes, el caso es que la ignorancia supina de los franceses sobre España y sus problemas tiene tintes cómicos. Por ejemplo, cuando los políticos de la mayoría de la UMP les echan en cara a sus adversarios del Partido Socialista francés que no sigan el "modelo Zapatero", ahora que es tan amigo de Sarkozy y, por tanto, tan eficaz y tan de todo. Elogios que no tienen nada que ver con la realidad, incluso para los propios electores del PSOE. Conozco a varios a los que les sorprende tanto la gravedad de la crisis económica española que prefieren no hablar de ello. En cambio sí comentan –un poquito– el "escándalo" de los vuelos de la CIA y de sus escalas en territorio español. Pues "a mucha honra". Es lo mínimo en lo que podíamos contribuir; no en vano también lo ha hecho el Gobierno actual.

Con el frío, la lluvia y la nieve –como en Madrid– han llegado a Francia las tradicionales huelgas mansas, por ejemplo, en los servicios de urgencias de los hospitales: quieren más dinero. Debido al garrafal error de diagnóstico de un médico, yo estuve una vez en urgencias y es todo un aquelarre; no sólo porque se equivocaron continuadamente, sino por la manera en que tratan a sus pacientes, casi como si fueran delincuentes comunes.

Una de las pocas reformas con sentido común que ha iniciado el Gobierno francés es la unificación de los dos servicios de agencias para la búsqueda de empleo. ¿Para qué hacen falta dos administraciones con el mismo objetivo? Pero nada, sus funcionarios a la huelga. Unas huelgas y manifestaciones que también se producen para enfrentarse a la posible apertura del capital de Correos al sector privado; siempre con el pretexto de que los servicios públicos son sagrados. No sé si los son, pero el caso es que sí son un desastre. Funcionaba infinitamente mejor Correos en el siglo XIX. Seguiré con esta retahíla de las huelgas mansas en las próximas cartas, porque no van a escasear. Y eso sin necesidad de referirse a las de la educación nacional, que son endémicas y sirven de cortina de humo a la catástrofe que supone la enseñanza en Francia; ésa que tan bien funcionaba hace apenas un siglo.

http://www.libertaddigital.com/opinion/carlos-semprun-maura/olor-a-tapas-46679/

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