martes, diciembre 16, 2008

Luis Pousa, Un liderazgo robustecido

martes 16 de diciembre de 2008

Un liderazgo robustecido

Ahora solo falta saber el día elegido por el presidente de la Xunta para que se celebren las elecciones gallegas. Con la de marzo del 2009, serán ocho las citas con las urnas autonómicas convocadas en 28 años.

Con la proclamación oficial de Emilio Pérez Touriño como candidato del PSdeG-PSOE a la presidencia de la Xunta, las tres fuerzas políticas que dominan el mapa político gallego han cubierto la primera etapa de una larga contienda electoral: confirmar a sus respectivos líderes como cabezas de cartel. Los tres representan a proyectos políticos que se corresponden con culturas políticas no intercambiables que han ido modificándose en el transcurso de los años, y, al mismo tiempo, fraguando modelos estratégicos con muy diferentes grados de complementariedad entre cada uno de ellos.

Esa evidencia marca todo el recorrido de la política gallega desde que en 1985 el Bloque retornó al Parlamento y dio inicio a un largo proceso de readaptación al marco institucional como terreno de juego y al ejercicio del poder institucionalizado como sujeto transformador del país, de acuerdo con la voluntad de los ciudadanos expresada de forma directa, libre y secreta.

Sin estos requisitos previos no se entendería la política de alianzas que han desarrollado, en más de cinco lustros, populares, socialistas y nacionalistas.

En el primer caso, la organización política actual del PPdeG es fruto de la ocupación orgánica de todo el espectro de centro derecha, y el reagrupamiento de sus tendencias -conservadora, liberal, democristiana y centrista galleguista- en una estructura política liderada sin discusión por Manuel Fraga.

El éxito de ese proyecto, que le permitió gobernar durante 16 años seguidos en Galicia, ha tenido su límite en una modernización que, en su nivel de exigencia ciudadana, ha ido más allá de lo que le interesaba a los populares. El paso lento y muy comedido de las reformas emprendidas fue quedando atrás respecto a lo que los sectores más dinámicos y plurales de la sociedad gallega demandaban, y cuando los dirigentes populares se dieron cuenta de lo que estaba pasando, el enorme poder que tenían en Galicia no les resultó suficiente para que su veterano líder retuviese la mayoría absoluta que precisaban para seguir en el poder.

A esas alturas del calendario todos los gallegos saben que el cambio es cosa de socialistas y nacionalistas, aunque los populares todavía sigan negándose a aceptarlo. Lo curioso del caso es que los conservadores son también los responsables de que sus oponentes conformaran una alianza como una opción alternativa mucho más sólida y menos coyuntural de la que a aquellos les interesa y a algunos les gusta.

Para que eso sucediera, tuvo que ocurrir, entre otras cosas, que el PSdeG encontrase en Emilio Pérez Touriño el líder con el que ha afrontado las dos cuestiones principales por las que hoy gobierna en la Xunta, en seis de las grandes ciudades gallegas y en dos de las Diputaciones: la unidad interna de los socialistas y el entendimiento con los nacionalistas. Esa es la base de su liderazgo.

Un liderazgo que se está robusteciendo en plena crisis económica, pues si algo demuestra Touriño como presidente de la Xunta es capacidad para enfrentarse a ella y adelantarse a sus acontecimientos.

LPOUSA@ELCORREOGALLEGO.ES>

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