Felix Arbolí, Ya llegan los minutos de silencio

martes 9 de diciembre de 2008
Ya llegan los minutos de silencio

Félix Arbolí

A HORA tendremos las contundente declaraciones de los políticos diciendo las habituales e inútiles fanfarronadas de siempre, como si con ellas pudieran asustar a esa banda de asesinos e incontrolados que seguro las oyen soltando la carcajada y haciéndoles cortes de manga. Asistiremos a las salidas de sus trabajos de todo el personal de ayuntamientos y centros oficiales para guardar el preceptivo minuto de silencio, que de nada servirá para aminorar el dolor de la familia del asesinado. Habrá el correspondiente y multitudinario funeral y entierro con asistencia de las autoridades nacionales y locales que luego regresarán a sus respectivos despachos y dejarán a una pobre mujer y afligidos hijos en la soledad de una ausencia que saben definitiva. Y se escribirán artículos como éste intentando solidarizarse con la tragedia que se inicia en la vida de unos seres que a estas alturas ya no conservarán ni lágrimas en sus enrojecidos ojos.

Todo igual que ayer, que el mes pasado, que el año anterior y si Dios no lo remedia, el gobierno y los políticos ya sabemos que no, continuará en meses y años sucesivos sacudiendo nuestras conciencias porque no somos capaces de abominar y echarle cara a la cobardía del que usa las balas para imponer sus ideas. Y también es cuestión de la justicia que los condena a tres mil años y los deja salir libres y airosos a los tres años o menos aún, a pesar de que llevan sobre sus conciencias más muertes causadas que años cumplidos. Y es propio asimismo de unas autoridades locales que no quieren fuerzas de seguridad estatales, creyéndose capacitados para hacer frente al terrorismo con sus propias policías, a las que la ETA no les tiene el más mínimo miedo o consideración. Y se lo demuestra una y otra vez.

Pero todo lo que se haga ahora será inútil si no se puede hacer retroceder el tiempo para devolver esa vida arrebatada a una desconsolada familia. Y esto sería un milagro que no está al alcance de nosotros y menos cuando nos hemos olvidado de Dios en nuestros rezos y lo hemos eliminado de nuestras vidas. Esta sería la única manera de secar sus doloridos ojos a esos seres que están sufriendo momentos espantosos y hacerle mirar el presente y el futuro con alegría y serenidad. Máxime en estas fechas donde hay que ser rematadamente cruel para llevar el dolor y la tragedia a unos padres, esposa e hijos.

Yo soy un pobre ciudadano que sufre con esa tragedia porque me pongo en el lugar de esa mujer o de ese padre o ese hijo y creo que me iría en el mismo ataúd que se llevan a ese ser tan querido. No sé aún lo que es perder a la mujer, a un hijo o a un nieto y Dios me conceda una tregua larga para no tener que sufrir ese durísimo momento, pero sí he tenido experiencias en la pérdida de mis padres, de una hija a la que no llegué a conocer con vida y a dos hermanos últimamente y les puedo asegurar que no hay nada que pueda compensar y eliminar el dolor, la impotencia y la soledad que se experimenta cuando se deja de ver a un ser querido y se sabe que es por tiempo indefinido. ¿Cómo lo estarán pasando en estos instantes esos padres, esposa e hijos de ese ser que tuvo el infortunio de estar a esa hora en el sitio más equivocado de su vida?. Claro que con hienas de esa clase ningún lugar es seguro. ¿Creen que con declaraciones repetidas ya hasta la saciedad, con condenas que parecen regañinas a chavales que juegan a incomodar con tirachinas y con minutos de silencio que no dicen nada, si no, no lo serían, se conseguirá desterrar el odio y el rencor en los corazones de unos asesinos que para mayor escarnio cuentan con el beneplácito de parte de un clero local que parece tentado y vendido al propio Satanás.

Las ideas políticas no deben imponerse con las balas de unos pistoleros incontrolados, sino a través del diálogo sosegado y convincente de las partes interesadas, teniendo en cuenta siempre el criterio de la mayoría. Esa sangre tan pródiga y cruelmente derramada no podrá servir jamás de ejemplo y testimonio a un pueblo que aspira a ser considerado y respetado en el contesto internacional.


http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1854