miércoles, diciembre 03, 2008

Ferrand, Abobamiento gubernamental

Abobamiento gubernamental

M. MARTÍN FERRAND

Jueves, 04-12-08
SI, como aseguran los más preclaros fisonomistas, a partir de cumplidos los cincuenta años cada hombre es responsable de la cara que tiene -durísimo alegato contra los feos-, debe reconocerse que Pedro Solbes, pobrecito, resulta altamente sospechoso. Verle por la televisión mientras trata de explicar, sin resultado alguno, la crisis, sus orígenes y sus posibles consecuencias sería un gran espectáculo cómico de no ser por el dramatismo que conlleva para millones de personas y, además, porque es el mismo número, con la misma escenografía e idéntico bisbiseo, que cuando oficiaba en la crisis de los noventa, la que se llevó por delante, junto con la corrupción y el GAL, el poder felipista. Por Solbes no pasa el tiempo. Unas pocas canas más, unos cuantos pelos menos y la misma ambigüedad expositiva e idéntico aparente desapego del problema. Ningún otro ministro de Economía de la UE tiene, como él, la experiencia de dos grandes crisis; pero, como si estuviera viviendo su propio flash-back, se muestra tan dubitativo e inseguro como un tierno debutante.
Algún raro maleficio debe de ejercer José Luis Rodríguez Zapatero sobre los integrantes de su equipo ministerial. Está claro que, como los viejos faraones, el actual presidente del Gobierno ha querido rodearse de enanitos para resultar más alto y bizarro; pero, aún así, hay cosas en que no deja de sorprender el súbito encanijamiento intelectual de algunos ministros. Solbes no será una lumbrera; pero, aunque sólo sea por experiencia, resulta difícil aceptar que sea tan escaso como aparenta en sus apariciones públicas. Es como si, sentados en la mesa camilla de La Moncloa, el equipo del Gobierno fuera víctima del tufo de un hipotético brasero presidencial. Les falta oxígeno y, muchos, parecen bobos sin serlo realmente e, incluso, habiendo demostrado talento y capacidad antes de arroparse bajo el manto zapateril.
Es, por proponer otro ejemplo, el caso de Mercedes Cabrera. A diferencia de muchos de sus compañeros de equipo, con los que Zapatero nos ofrece el espectáculo de la paridad, la titular de Educación es una mujer con biografía propia. Sus antecedentes familiares se inscriben, con mérito, en la Historia de España y ella misma es una ilustre doctora, catedrática de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Complutense y autora de libros de evidente interés. Sin embargo, la función ministerial, en la que no luce, y los efluvios que puede recibir de Zapatero la conducen al desvarío. En unas jornadas sobre «Las mujeres sobre la dictadura franquista» -organizadas por la Fundación Pablo Iglesias, claro- ha llegado a decir que la violencia machista que hoy padecemos en España es una pieza más en la herencia del franquismo. Franco es culpable de lo de Pontevedra. Este Gobierno necesita, y con urgencia, un reconstituyente cerebral

http://www.abc.es/20081204/opinion-firmas/abobamiento-gubernamental-20081204.html

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