jueves 26 de julio de 20070
El último aviso de Rato Primo González
Una advertencia más, la enésima sobre los riesgos de la economía española, esta vez desde el Fondo Monetario Internacional, en donde Rodrigo Rato prepara las maletas para regresar a España. Pero, antes, el organismo internacional que aún dirige ha lanzado una opinión que empieza a ser punto común en el mundo anglosajón, la de que España corre serio riesgo de descalabro económico como no acertemos a salir de la euforia inmobiliaria y del consumismo excesivo con cautela. Es posiblemente el último aviso de Rato que parece metido cada vez más en campaña electoral.
Al FMI lo que le preocupa, por encima de todo, es la balanza española por cuenta corriente, que arroja unas cifras que se encuentran entre las más altas del mundo, incluso rivalizando con las de Estados Unidos cuando se toman en términos de proporción sobre el PIB, ya que el déficit corriente español frente al exterior se mueve en torno al 9% del Producto Interior Bruto. Se ha dicho muchas veces que es un déficit insostenible, es decir, que su prolongación en el tiempo resulta insoportable para cualquier economía no tanto por lo que ocasiona como por lo que delata: una pérdida muy acusada de capacidad competitiva frente al exterior, que tiene el defecto de agravarse con el tiempo.
La fuerza del consumo interno no guarda en España la debida proporción con nuestra capacidad exportadora ni con la capacidad productiva interior, lo que lleva a la economía a importaciones masivas de mercancías. Históricamente, en España estas situaciones se aliviaban mediante los ingresos turísticos, que tendían a poner en equilibrio la balanza con el exterior. Pero en las presentes circunstancias, el desequilibrio comercial ha adquirido tal envergadura que no resulta factible echar mano de los ingresos turísticos para compensar la sangría del déficit comercial.
Resulta llamativo que en los últimos diagnósticos del Fondo Monetario sobre la economía mundial, el organismo haya revisado estos días al alza sus previsiones, elevando nada menos que hasta el 5,2% el aumento del PIB mundial para este año. En España, uno de los países más pujantes de Europa, con tasas de crecimiento del 3,8%, según la previsión del mismo organismo, nadie diría que estamos ante un riesgo de sobrecalentamiento de la economía. A pesar de que el PIB español crece más rápido que el europeo medio, las propias cifras del FMI denotan que España crece bastante por debajo de la media mundial.
La causa de este elevado crecimiento mundial reside en el dinamismo de tres países grandes en población pero aún muy alejados de los países industrializados en renta por habitante, como es el caso de China, India y Rusia. Estos tres países están siendo este año y lo serán el próximo el auténtico motor de la economía mundial, en algunos casos con tasas de crecimiento del PIB del 11% anual, caso concreto de China. India no le va muy a la zaga. Estos países basan su dinamismo económico justo en lo contrario que España, en su notable capacidad exportadora. Por desgracia, a España no le resultaría fácil imitar un modelo de crecimiento como el de China, por razones diversas pero fáciles de comprender, que tienen su principal justificación en la competitividad industrial apoyada en los bajos salarios.
Por lo tanto, la receta que debería aplicarnos y enseñarnos el FMI es la de cómo pasar de un modelo que todavía tiene amplios vestigios y rasgos propios del desarrollismo, ahora propios de países como China o India, a otro en el que logremos incorporar algo de capacidad competitiva a nuestras exportaciones, con mayor valor añadido, con mayor tecnología, con mayor calidad. No es una tarea que se logre desarrollar en pocos años sino que se trata de un esfuerzo a medio plazo, del que posiblemente no están ni siquiera sentadas las bases. Lo que parece claro es que no saldremos del problema que se nos avecina con fórmulas similares a las que aplican ahora los países emergentes, sino con las que supieron implantar hace dos o tres décadas países como Alemania, Francia o la misma Italia. Y hay que reconocer que en esa dirección hemos avanzado más bien poco ya que todavía seguimos empeñados en luchar por mantener entre nosotros empresas como Delphi cuando lo que deberíamos estar haciendo es crear las condiciones para que vengan empresas como Google o crear el caldo de cultivo propicio para que proliferen empresas como Inditex.
jueves, julio 26, 2007
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