lunes 30 de julio de 2007
La negociación con la banda sigue, como continuó en circunstancias peores, tras el atentado de Barajas, en el que murieron dos inocentes» Zapatero, eufórico, porque mientras ETA no mata la negociación continúa
EL presidente Zapatero está eufórico y se va de vacaciones a meditar si por fin adelanta, o no, las elecciones generales al mes de octubre, algo para lo que están preparados en La Moncloa y en el PSOE, o si convocará en marzo de 2008. Se lo va a pensar, aunque sabe que, ahora, tiene mucho a su favor y, esencialmente, que ETA no ha matado, lo que indica que la negociación con la banda continúa aunque anunciara el fin de la tregua y empezara a mover comandos -y a explosionar un par de petardos al paso del Tour en Navarra-, mientras la Policía responde con una mayor actividad, en clara colaboración con Francia -que también está en el ajo-, y por eso Zapatero le dio al primer ministro Fillón «matrícula de honor», y no por la caza del jefe de la logística de la banda, que hasta el momento no ha aportado nada nuevo.
La negociación con ETA sigue, como continuó en circunstancias peores, tras el atentado de Barajas, en el que murieron dos inocentes. Y en esa línea están actuando el Gobierno, el PSOE, el PNV y los sectores de Batasuna y ETA (Otegi y Ternera) todavía favorables al proceso, que se truncó, como lo han confirmado «Gara» y «Deia» (es decir, Batasuna y PNV), en octubre de 2006, porque ETA exigía mas concreción sobre los acuerdos establecidos por el PSE, PNV y Batasuna, que no eran banales, sino políticos. En ellos se incluían las bases para la futura independencia del País Vasco y su unión con Navarra, mediante el claro reconocimiento, nacional e internacional, de la nación vasca, su derecho de autodeterminación (a decidir) y la creación de un órgano común del País Vasco y Navarra, con funciones legislativas y ejecutivas.
En suma, un golpe de mano a la soberanía nacional y la unidad de España, dirigido en secreto por Zapatero y como pago político a ETA por dejar las armas. Asimismo, en negociaciones llamadas «técnicas» entre el Gobierno y ETA, se habló del acercamiento de presos al País Vasco, de excarcelación escalonada de criminales y del pago por reinserción a estos delincuentes de 1.500 euros al mes, durante diez años (con el argumento canallesco de que los atentados causan destrozos que cuestan mucho más, y un asunto al que al parecer ha estado dedicado el CNI, además de a la caza del topo de los tiempos de Aznar; ¿es el único que había?).
Ese era el plan, y ahí sigue congelado a la espera de dos opciones: o ETA decide matar, para lo que no le hace falta apoyo logístico, sino un sicario con una pistola, como pasó tantas veces; o ETA prorroga el alto el fuego sin matar -permitiéndose atentados de baja intensidad, y detenciones no cualificadas por parte de la Policía, lo que se llama «accidentes»- y facilita a Zapatero la victoria en las elecciones. Y la reapertura del proceso de paz con más ímpetu, porque el presidente dirá que los ciudadanos plebiscitaron la reforma del Estado y la negociación con ETA. Y, acto seguido, habrá moción de censura en Navarra y gobierno del PSN con Nafarroa Bai para poner en marcha el proceso de su unificación con el País Vasco. Para ello, el PSOE ya ha entregado Álava al PNV.
O sea, que todo depende de ETA, dueña y señora de la situación. Si ETA mata, Zapatero puede perder las elecciones y el proceso sufriría un retraso de muchos años. Pero si ETA no mata y Zapatero gana las elecciones, en ese caso se pondrán en marcha oficialmente las dos mesas de negociación sobre la base del acuerdo hallado en el otoño de 2006, en la santa casa de ejercicios espirituales (más bien de espiritismo) del Santuario de Loyola, acuerdos que se pensaban depositar ¡en el Vaticano! Ahora entendemos por qué el cardenal primado, Cañizares -a quien se supone enterado de todo- pidió rezos «por la unidad de España». E imaginamos que también por las almas de las víctimas del terrorismo, porque estas concesiones de Zapatero convierten a ETA en la heroica autora, a punta de pistola, del proceso político de independencia del País Vasco y de la integración de Navarra en Euskadi, justificando cuarenta años de terror y sus ochocientos crímenes.
A sabiendas los negociadores de semejante proceso de que, una vez abierto, cualquier desviación podría ser corregida por ETA con una bomba o un tiro en la nuca, de la misma manera que todo este disparate enseña el camino a los terroristas islámicos con su particular efecto llamada. Por ejemplo, a los comandos de Al Qaeda para negociar y reconquistar Al-Andalus, y a sus terroristas para conseguir una reinserción social con 1.500 euros al mes de sueldo por diez años, así como la excarcelación de sus cómplices, aquí incluidos los del 11-M.
Naturalmente, Zapatero, experto en engañar a todo el mundo, le dice a sus compañeros del PSOE, y a los directores de los grandes medios implicados en el proceso, que todo esto tiene truco, que sólo se firman generalidades discutidas y discutibles -como la nación- a aplicar en los próximos veinte años. Y precisamente por todo eso, ETA, que lleva la iniciativa, pide más concreción y ha quitado el seguro a su pistolón en espera de más garantías, mientras Zapatero gana tiempo para las elecciones y Rajoy descansa a la sombra, tocando el violón.
LA CRÓNICA DEL LUNES
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario