domingo, julio 29, 2007

Edurne Uriarte, Ante notario y el Vaticano

lunes 30 de julio de 2007
Ante notario y el Vaticano
POR EDURNE URIARTE
Un columnista muy próximo a Zapatero escribía, tras el debate sobre el estado de la Nación, que toda España se partía de risa cada vez que Rajoy exigía las actas. Divertidísimo, desternillante, lo de Rajoy y las actas, se solazaba. El columnista no aclaraba si sus convulsivos ataques de risa se producían por creer que las actas eran una alucinación de la oposición. O porque los compromisos con ETA de su admirado presidente le parecían el mejor motivo para la carcajada feliz de toda la nación.
El propio presidente del Gobierno ha compartido el contagioso cachondeo por las actas, las actas «de Rajoy». Y no ha cejado en su esfuerzo por que españoles compartan la natural risa que tienen que dar unas actas firmadas por un gobierno democrático y un grupo terrorista. Yo, presidente del Gobierno, firmando un acuerdo sobre el derecho a decidir con terroristas, ¿no creen que se ha vuelto loco el PP? ¿O me he vuelto loco yo mismo, las he firmado y es aún más divertido?
En esas estábamos, en la cómica historia del columnista y el presidente revolcándose de risa con las actas, cuando ahora nos ofrece el PNV, no ETA, más datos para el regocijo. Cuenta el periódico nacionalista «Deia» que Zapatero, en este caso el PSE, llegó a compromisos políticos con el brazo político de ETA y con el PNV. El acuerdo se resume, según «Deia», en tres palabras: «contenido, metodología y certificación ante notario». El notario no llegó a intervenir, pero los socialistas, el PNV y ETA, sí. Y a punto estuvo de hacerlo también el Vaticano, ésa era, al menos, la intención de los tres firmantes que pretendían depositar allí el acuerdo. Si no pudo ser, fue porque ETA lo rompió.
Los compromisos eran conocidos. La novedad es que ahora es otra fuente la que ratifica lo que el presidente del Gobierno se niega a explicar a los españoles. Que se comprometió con ETA al reconocimiento de Euskal Herria, la articulación del derecho a decidir y la creación de un órgano común entre el País Vasco y Navarra. Es tan inconcebible democráticamente, que sí, que parece ficción, como pretendía el columnista. Y como quiere hacernos creer el presidente.

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