viernes, enero 05, 2007

ZpM se jugará su destino al todo o nada de ETA

Quinto punto cardinal

Zapatero se jugará su destino al todo o nada de ETA
Miguel Ángel Orellana

5 de enero de 2007. "¿Quién ganará las próximas elecciones?", pregunto a un veterano dirigente socialista aparcado desde la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa. "Ni idea, pero yo tengo puesto un enorme cirio para que no gane el PP y una vela chiquitita para que gane el PSOE", dice. Al tratar de descifrar su original recurso expresivo se tropieza uno con el carajal político provocado por ETA con su atentado de Barajas. ¿Quién puede atreverse al reparto de la piel del oso antes de cazarlo, en estas horas? Tanto el PSOE como el PP aguardan acontecimientos a pie de frontera. Las urnas dirán en su día si castigan al jefe del Ejecutivo, si dejan en la cuneta el cadáver político del presidente de los mundos de Yupi, de la historia inventada, por su irresponsabilidad, por su ingenuidad o por su error de cálculo. Tras el salvaje atentado de Barajas, ETA ha incrementado la incertidumbre sobre el futuro color político del Palacio de La Moncloa y las inminentes autonómicas y municipales pueden significar una especie de rejón de muerte para el leonés, con la puntilla puesta en las generales. Y sin embargo, uno no se atreve todavía a escribir el epitafio de Zapatero. Del dicho al hecho, media un trecho. Se avecinan semanas de gran intensidad. ETA ha movido el tablero como nunca antes lo hiciera. Zapatero, descolocado, tiene que reinventarse. El jefe del Ejecutivo ha salido tocado en una premisa elemental: en la confianza que la ciudadanía necesita en momentos difíciles. El presidente deberá asumir que sus deseos no han coincidido con la realidad y que, en algunas ocasiones, lograr objetivos es más "largo, duro y difícil" de lo codiciado. Llegó a dar la impresión de que José Luis Rodríguez Zapatero acabó por creerse que, lamentándose de su condición de presidente del Gobierno, el "conflicto" lo solucionaba él en una sentada de un par de horas con los cabecillas de ETA. Así lo manifestó en una reunión de amigos, según ha podido saber Elsemanaldigital.com. De otra forma no se entiende la imprudencia presidencial sobre el fin de la banda cuando la propia furgoneta bomba entraba en Barajas. Zapatero, en la recta final de la legislatura, depende ya en demasía de la voluntad de la chusma etarra. Fiel a su estrategia de los últimos meses, no puede dar por finiquitado aún el "proceso". La idea de Zapatero pasa por mantenerse a la espera y sin ninguna concesión a ETA y a su mundo. "Son ellos los que tienen en su mano hacer gestos para compensar el daño tremendo causado", aseguran fuentes del entorno presidencial. Nunca ha sido fácil para la racionalidad seguir los vericuetos mentales de la banda. Si decían que el "proceso" iba por mal camino por culpa del Gobierno, ¿piensan acaso que el bombazo de la Terminal 4 lo va a dinamizar? Con Zapatero, aspirante al título de Príncipe de la Paz, el chapuzón en aguas tibias está garantizado. Y en este punto, cabe recordar que el PP perdió en buena medida el poder por lo mal que administró un atentado terrorista. Que tome buena nota el presidente del Gobierno porque le puede suceder exactamente lo mismo.

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