viernes, enero 05, 2007

Xavier Navaza, Los ocultos arcanos de Monte Pio

viernes 5 de enero de 2007
POR XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Los ocultos arcanos de Monte Pío
Ismael Rego, portavoz del PSdeG en la Casona del Hórreo, ha sido el último en referirse a los ocultos arcanos de la reunión celebrada el pasado día 15 de noviembre entre Emilio Pérez Touriño y Alberto Núñez Feijóo en la residencia de Monte Pío. Sin embargo, seguimos sin conocer a ciencia cierta en qué consisten esos acuerdos, tal vez el pacto (de momento secreto) que el presidente de la Xunta de Galicia debió de establecer aquel día cordial con el líder de los populares galaicos.
Lo que sí sabemos es que Anxo Quintana, vicepresidente y, por tanto, segundo de a bordo en el Gabinete de don Emilio, no las tiene todas consigo por culpa de aquella cita.
Cuando el alaricano se iba a reunir con Feijóo, en vísperas de Navidad, el presidente del PPdeG le mandó un aviso de cuidado a los nacionalistas galaicos: "Jamás traicionaré los acuerdos de Monte Pío", susurró don Alberto a los oídos de la Nación. Apenas una semana después, insistió: "No voy a romper los compromisos alcanzados en la residencia oficial del presidente de la Xunta, que en mi opinión obligan a todo el Gobierno". Desde entonces, un ángel negro sobrevuela las almenas del Benegá, donde los lanzarotes se nutren de las sospechas y donde todo se desenvuelve en un mar de desconfianzas.
En este asunto, todos hablan con sordina. Pero si nos remitimos a los dominios del sentido común -que, por raro que parezca, en ocasiones también habita en el laberinto político- podríamos deducir que, a estas alturas, si pudiesen, Núñez Feijóo y Pérez Touriño ya habrían hecho público urbi et orbi que combinando los conceptos de "nacionalidad histórica" (término preferido en el PPdeG) y de "carácter nacional" (acuñado en Sevilla por Manuel Chaves y Javier Arenas) habríamos salido al fin del cul de sac en que se ha metido la azarosa modificación del Estatuto de Galicia.
El problema es que no pueden, sobre todo don Emilio, porque Quintana no está en condiciones de aceptar ninguna de esas dos denominaciones: ni juntas ni separadas, porque si lo hace se le echan encima los coroneles de la U que hasta ahora le han apoyado para salir con bien de la tormenta asamblearia. Recuerden lo que hace unos días explicaba Francisco Rodríguez sobre Andalucía, a cuyo pueblo, sin remisión, le ha negado el pan y la sal por el mero hecho de no disponer de un idioma diferencial como el que en Galicia alimenta los sueños que conducen al Santo Grial.
Aceptar, pues, una denominación de origen pergeñada en Sevilla llevaría directamente el anatema. Palabra de Paco. El otro elemento principal de esta tesitura se debe a la estabilidad del Gobierno gallego. Touriño no puede dejar en la estacada a Quintana, como todo el mundo se puede imaginar. Ni siquiera puede, ya ven ustedes, hablar sinceramente de los contenidos de su conversación con Feijóo. Lo cual, si no queda otro remedio, lleva directamente a una vía alternativa: dejar que la reforma estatutaria entre en la melancolía del dique seco, a la espera de mejores tiempos y una correlación de fuerzas en la Cámara diferente a la actual.
ENTRE DOS AGUAS
Sangre, sudor y lágrimas
De todo ello se deduce que el principal obstáculo para la reforma autonómica de Galicia no se encuentra en el PPdeG, como anteayer sostenía Antón Losada (asesor áulico de Anxo Quintana) en beneficio del Benegá. Antes bien, si la modificación del Estatuto plebiscitado en 1980 no sale adelante ahora será en buena parte debido al delicado equilibrio que la XII Asamblea del BNG ha introducido en la coalición nacionalista. Hablando en plata: Quintana está obligado a navegar entre dos aguas, a la espera de poder reconducir al nacionalismo galaico por las corrientes de la moderación y de la pragmática autonomista. Y eso le llevará tiempo, si no sangre, sudor y lágrimas .

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