sábado, enero 06, 2007

Xavier Navaza, La oposicion va por ferrados

sabado 6 de enero de 2007
POR Xavier Navaza
corresponsal en galicia
La oposición va por ferrados
Sostiene Roberto Castro, encargado por el PPdeG para fustigar a Alfredo Suárez Canal en materia de Medio Rural, que "si este año arde la tercera parte de lo que ardió el pasado año" en los montes de Galicia "el presidente de la Xunta debería marcharse, por vergüenza". Y con él, claro, don Alfredo, responsable ministerial de los soutos y agros de la nación. ¿Por qué una tercera parte y no una quinta? Vaya usted a saber. Los populares galaicos se han aferrado a la tragedia incendiaria de nuestra tierra como elemento de presión sobre el Gabinete que preside Emilio Pérez Touriño y nadie les detendrá en su labor de zapa y desolación. Al parecer, la cosa va por ferrados de tierra calcinada y el próximo ferragosto tendrá su propia estadística infernal. Lamentable, pero es lo que hay. La actitud de los populares hacia la peste incendiaria que, desde hace décadas, barre periódicamente Galicia, recuerda en cierto modo a la de aquel diputado autonómico del Partido Socialista en Andalucía -de cuyo nombre no queremos acordarnos- que todos los días le mandaba rezos al diablo para que frente a las rías naufragase un nuevo Prestige.
Es el reconocimiento de la desdicha como argumento electoral: "¡Qué Dios nos pille confesados!", dice el secretario general del PPdeG, Alfonso Rueda, cuando protesta porque sea "el grupo de indocumentados que dirige la Consellería do Medio Rural" quien se encargue este año de prevenir los males del próximo verano. O sea, los mismos que -encabezados por Suárez Canal- se negaron a conjugar el verbo dimitir cuando hacerlo era una necesidad de la democracia elemental.
Hoy, por el contrario, ya no es urgente -ni siquiera necesaria su marcha- y cualquier indicio de responsabilidad política nos sugiere que debe mantenerse al pie del cañón. Ésa es su penitencia: mantenerse en la poltrona, después de haber perdido buena parte del patrimonio ético que le acompañaba antes de ingresar en el club del poder.
Hoy, lo que nos queda es esperar que el titular de la Consellería acierte en su programa de medidas para combatir los incendios, y en esa tarea debería contar con el esfuerzo solidario de todos: incluida la leal oposición que lidera Alberto Núñez Feijóo. Si hay cuestiones de interés general que deberían concitar la unidad de todas las fuerzas políticas, al margen de su condición ideológica y testimonial, una de ellas es la saga incendiaria que -junto a los naufragios y mareas negras que de tarde en tarde se ceban sobre el litoral- han puesto a nuestra tierra en el mapa de las comunidades más castigadas de la vieja Europa. Ésa, desde hace dos décadas y media, ha sido y por lo visto seguirá siendo muchos años más, la gran asignatura pendiente de nuestra clase política: no haber sabido establecer una frontera entre sus prioridades partidarias y las necesidades del país considerado como objetivo primordial. Y así es que a pocos pueblos como el nuestro se le puede aplicar el antiguo dictum germánico: "Unos contra otros y los dioses contra todos", que en ocasiones ha explicado esa extraña locura colectiva que en ocasiones afecta a la política concebida como una experiencia tribal.
HOJA DE RUTA DEL BENEGÁ
El viejo influjo de la revolución
Irónico y demoledor, Ismael Rego dio de lleno en la diana cuando ayer definía la extraña actitud del Benegá: "Ser oposición por la mañana y Gobierno por la tarde, suele dar escasos resultados". Hablaba, claro, de los diputados del Bloque Nacionalista en la Casona del Hórreo, que acostumbran a pintar de negro lo que previamente ha pintado Anxo Quintana de azul. Los lanzarotes de la gran coalición viven inmersos en una profunda contradicción y todavía no han encontrado su camino: ejercer el poder y, al mismo tiempo, tratar de conservar el magnetismo y los sueños de la revolución pendiente. No les será fácil encontrar la solución .

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