lunes, enero 08, 2007

Victor Llano, A la atencion de Garcia Sabrido

martes 9 de enero de 2007
Noticias de Cuba
A la atención de García Sabrido
Víctor Llano

Sería deseable que en esta ocasión su estancia en la isla de los cien mil reclusos se prolongue lo suficiente como para permitirle visitar a un preso de conciencia que se ha cosido la boca.

Tras cuarenta y ocho años de formidables éxitos, la tiranía castrista demuestra su enorme fortaleza ocultando la enfermedad que sufre el máximo líder de los multimillonarios y pidiendo la ayuda de la farmacia madrileña y de un cirujano español. Nadie debe sorprenderse. Ya sabíamos de los inmensos triunfos de la sanidad robolucionaria y conocíamos que el Monstruo de Birán siempre encuentra amigos dispuestos a apuntalar sus patrañas.
Señor García Sabrido, por lo que nos cuenta y, hasta donde usted ha podido saber, el coma-andante no tiene cáncer. Lástima que su condición de portavoz del equipo médico habitual sólo le permita informar de lo que no tiene. En cualquier caso, le vamos a conceder el beneficio de la duda. Vamos a suponer que su amigo no se muere de cáncer. ¿De qué se muere? ¿Qué tiene? ¿Por qué ni se le ve ni recibe ni está ni se le espera?
Señor García Sabrido, está usted en su derecho de elegir a sus amigos. Para vergüenza de todos, no es el único español que amigó con los verdugos de cientos de miles de sus compatriotas. La vida nos enseñó que se puede ser un gran profesional o un magnífico poeta y carecer de todo tipo de escrúpulos. Lo que no puede pretender es que las víctimas le crean cuando coincide con sus verdugos.
Probablemente, usted, señor García Sabrido, no tardará en regresar a La Habana. Sería deseable que en esta ocasión su estancia en la isla de los cien mil reclusos se prolongue lo suficiente como para permitirle visitar a un preso de conciencia que se ha cosido la boca. Un grupo de cubanos que viven en Madrid quisieran enviar un medicamento y algo de comida a Juan Carlos Herrera Acosta. ¿Está usted dispuesto a ayudarles?
A la Cruz Roja no le permiten entrar en las más de doscientas cárceles que construyeron sus camaradas, lo que no impide que acaso usted lo consiga. Si entra con tanta facilidad en los palacios castristas, tal vez le permitan acceder a una de sus prisiones. Usted, que corrió en auxilio de Castro, quizás pueda hacer algo por una de sus víctimas. Los cubanos que quieren ayudar a Herrera Acosta me han pedido que se lo pida públicamente. Esperan por su respuesta, señor García Sabrido.

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