miércoles, enero 24, 2007

Un chantaje desde dentro y fuera de la carcel

25-I-2007
Un chantaje desde dentro y fuera de la cárcel
EDITORIAL

Ha sido la propia organización terrorista, en su comunicado tras el atentado de Barajas, la que advertía al Gobierno de Zapatero, entre otras muchas cosas, contra "la crueldad sin límites mostrada por el fiscal en el juicio contra Iñaki de Juana"

Por mucho que el Gobierno del 14-M y sus medios de comunicación quieran disfrazar la cesión al chantaje de José Ignacio de Juana Chaos, como si se tratara de un gesto humanitario, lo cierto es que la presión a nuestro Estado de Derecho no sólo se ejerce a través de la huelga de hambre que lleva a cabo este sanguinario e irredento terrorista. Ha sido la propia organización terrorista, en su comunicado tras el atentado de Barajas, la que advertía al Gobierno de Zapatero, entre otras muchas cosas, contra "la crueldad sin límites mostrada por el fiscal en el juicio contra Iñaki de Juana, al que han condenado a morir con la intención de utilizarlo de moneda de cambio". Teniendo en cuenta que es un comunicado en el que los terroristas advierten de que, en adelante, "las decisiones y las respuestas de ETA dependerán del comportamiento del Gobierno de España", no hay que extrañarse de que un Gobierno nihilista como el de Zapatero se muestre favorable a que la Audiencia Nacional ceda al chantaje y a la impunidad de ese criminal.
La disposición favorable de la obediente Fiscalía, así como la del propio ministro de Justicia o la de Patxi López no son más que una nueva cesión a los chantajistas y criminales compañeros de viaje, con los que este Gobierno no quiere romper antes de las elecciones generales. También lo son el desagrado gubernamental y su falta de ejecución de la sentencia contra Jarrai del Tribunal Supremo, o su veto a las propuestas antiterroristas del PP, o la intensificación del diálogo PSE-Batasuna, Ibarretxe-Zapatero, Ibarretxe-Otegi. A todo ello le ha dado el visto bueno Zapatero, sin esperar siquiera a que se enfríen los cadáveres y la indignación por el último atentado. Y lo ha hecho porque, aunque fuera conveniente ahora simular firmeza, el Gobierno del 14-M no puede correr el riesgo de que se produzcan nuevos "accidentes" como el de Barajas, en los que ETA vuelva a dar muestras de su criminal e insaciable impaciencia.
Lo más patético es cómo El País pretende disfrazar el vicio de virtud, haciendo pasar por gesto humanitario –incluso jurídico– lo que sería una cesión al chantaje del etarra. Ni que decir tiene que la naturaleza chantajista del envite es ocultada en su editorial dedicado a este asunto como se oculta el brutal perfil de uno de los terroristas más sanguinarios de ETA. En él alegan que la sentencia que condena a De Juana Chaos "no es firme", pues está recurrida ante el Supremo. Ello es tan cierto como el caso de todos los condenados que están en prisión, pese a haber planteado recurso contra la sentencia condenadora. ¿Les animamos a que emprendan una huelga de hambre?
Esgrimir razones humanitarias y "toda la piedad que la ley permita" es un modo de intentar hacernos olvidar que el mal estado de salud de De Juana se lo está provocando de forma voluntaria y chantajista el propio terrorista. Tampoco es de recibo argumentar que no se debe convertir en "mártir" al terrorista, cosa que por lo visto ocurriría si el Estado de Derecho no accediera a sus exigencias. ETA siempre ha pretendido convertir en mártir a todos y a cada uno de los criminales que no han podido eludir la acción de la Justicia. Lo bochornoso es que un diario tenga que hacerle el juego en pro de una apaciguadora impunidad.
Afirmar que la naturaleza del delito por el que De Juana está condenado se limita a "dos artículos escritos en prisión y publicados en Gara" es un maquillaje nauseabundo de las amenazas y la apología del terrorismo que este criminal ha estado vertiendo en esa plataforma mediática que forma parte del entramado etarra. El País, por supuesto, nada dice de lo desproporcionada que fue –esa sí– la estancia en prisión de ese terrorista que, gracias al código penal de 1973, ha pasado en la cárcel un número menor de años que el número de personas que ha asesinado. Por otra parte, lo que está en cuestión no es la proporción de la sentencia que ha castigado los delitos de amenazas que ha seguido perpetrando desde la cárcel. Lo que está en cuestión es si una huelga de hambre le otorga a este terrorista una impunidad a la que, tal y como reconoce el mismo diario, no han podido acceder nunca otros huelguistas de hambre.
En cualquier caso, esperemos que los jueces de la Audiencia Nacional resistan el chantaje del etarra –y de la organización terrorista a la que sigue perteneciendo–, así como las presiones de quienes, desde el Gobierno, los animan a pagarlo disfrazándolo de "gesto humanitario" con la misma desfachatez con la que hablaban del "proceso de paz".

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