martes, enero 23, 2007

Tonia Etxarri, El pulso del PNVuelto

miercoles 24 de enero de 2007
El pulso en el PNV
TONIA ETXARRI

Si bajo los escombros de la terminal del aeropuerto de Barajas quedó enterrada la credibilidad de Otegi, según dijo Imaz tras el atentado, ¿qué sentido tuvo la reunión clandestina del pasado lunes entre el lehendakari y el portavoz de la ilegalizada Batasuna, salvo la de querer marcar territorio propio en el pulso interno del PNV? Esa es la duda que subyace veinticuatro horas después de haber asimilado la cita en Ajuria Enea como una actitud de provocación por parte de un responsable político como Ibarretxe, cuyo partido está demostrando una manifiesta incapacidad para someterse a la ley «como todo hijo de vecino» (por utilizar la expresión del consejero Madrazo al referirse a la conveniencia de que los magistrados vascos se costearan el alquiler de sus pisos).Bien es cierto que la fecha elegida para el encuentro (después de la sentencia del Tribunal Supremo diciendo que Jarrai, Haika y Segi son organizaciones terroristas; después de su entrevista con el presidente Zapatero y en vísperas de su comparecencia ante los tribunales) no ha podido ser más oportuna. No sólo porque está en cuestión su actitud desafiante (ya se verá si acaba siendo considerado un delito de desobediencia) ante la Justicia que declaró ilegal a Batasuna, sino porque todavía está caliente la tierra removida en el aparcamiento que voló ETA el pasado 30 de diciembre y que acabó matando a dos ciudadanos. Y después de ese atentado, el mensaje del presidente del PNV, Josu Jon Imaz, no pudo ser más claro. Una actitud que le ha provocado un reconocimiento explícito por parte del propio presidente Zapatero, una reprobación no menos pública por parte de la banda terrorista ETA («el PNV de Imaz») y la constatación institucional de que, una vez más, el lehendakari se iba a quedar fuera del protagonismo del proceso. En este momento convulso en el que los mensajes del gobierno socialista, a pesar de la presión del PP, no acaban de cerrar la puerta a los contactos con el entorno de la banda terrorista, cualquier movimiento del tablero puede echar más leña al fuego de la confrontación. Seguramente, el lehendakari Ibarretxe ya contaba con que su idea de seguir recibiendo a Otegi iba a ser considerada como una provocación a la Justicia y a las víctimas del terrorismo. Pero ésa es una situación que ya la tiene descontada desde hace tiempo. No es la primera vez que, después de los atentados, él ha seguido sus conversaciones en la tercera fase con Otegi. Y así seguirá siempre que pueda. Porque su principal batalla la está librando dentro de su propio partido. Por eso, después de que le diera protagonismo Zapatero en La Moncloa, salió todavía más crecido. Y si su partido sigue con las movilizaciones para presionar a los jueces, habrá contribuido a que los jueces vascos se sientan intimidados a la hora de cumplir con su obligación. No por casualidad el Consejo general del Poder Judicial acaba de decir a los representantes políticos vascos que se porten.t.etxarri@diario-elcorreo.com

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