miércoles, enero 17, 2007

¿Por que (y como) merece ZpM una segunda oportuniddad?

¿Por qué (y cómo) merece Zapatero una segunda oportunidad?
Pascual Tamburri

18 de enero de 2007. Federico Luppi tiene tal vez razón; tal vez haya en España una derecha troglodita y cerril, que requiera a su alrededor un cordón sanitario para prevenir el contagio. Si él, con su profunda formación politológica, ha cruzado el Atlántico navegando en subvenciones públicas para anunciarnos esta Buena Nueva, puede incluso tener razón. Los góticos han cruzado la frontera del Imperio de la Izquierda, y la Paz de Zapatero –pacto con ETA, guerra a la derecha- está amenazada. El Progreso está en peligro: titiriteros, acudid a salvarlo.Diez millones de góticos Dice este Kelsen glamouroso que "la lucha política excede hoy el marco ideológico y se ha convertido en un ejercicio de perfidia, mediocridad y bajeza". Cualquiera que haya vivido en España desde 2003 –siendo generosos- puede certificar que Luppi tiene razón. Perfidia, o el arte de apuñalar al rival con una sonrisa talantuda en los labios; mediocridad, o la capacidad de pastorear a la mayoría de los españoles contra las convicciones profundas de éstos; bajeza, o la virtud de hacer lo contrario de lo que se dice acusando al candoroso rival de decir lo contrario de lo que piensa. Sí, cualquiera que viese el lunes a Zapatero en el Congreso sabe que Luppi tiene razón.Sin embargo, los góticos son aún unos cuantos millones en España a pesar de los buenos deseos de Luppi y compañía (técnicamente, desde Almudena Grandes a José Sacristán, "cuadrilla"). Los góticos somos mayoría, y pese a la debilidad mediática y estructural del centroderecha político existe el riesgo de que la invasión gótica acabe en las urnas con la sección española (perdón, estatal) de la Alianza de Civilizaciones. Qué horror. ¿Han pensado ustedes en ilegalizar el PP, en hacer obligatorio el visionado de TVE-1 o en prohibir el voto a los bárbaros más notorios? Al fin y al cabo, con el cine ya hacen ustedes algo parecido, y me extraña que se autoricen aún los cerriles estrenos de Clint Eastwood o Sylvester Stallone.De la Vega: una oferta que sí se puede rechazar A pesar de este ambiente tan cariñoso por parte de las izquierdas políticas y culturales, el diario El Mundo sigue opinando que el pasado sábado el PP debió asistir a las concentraciones frentepopulistas a favor de la negociación; y no falta quien cree, como la vicepresidenta De la Vega, que Rajoy tendrá que aceptar la oferta de pacto-trampa. El masoquismo es una opción individual, pero nunca colectiva, y en esta idea de dar a Zapatero –y por tanto a Luppi- una segunda oportunidad hay un trasfondo de cristianismo mal digerido.¿En qué consiste "poner la otra mejilla"? Contra la opinión común, no se trata de renunciar a las verdades que se poseen y se viven para transigir con quien yerra y con sus errores; por el contrario, el católico (al menos antes del Vaticano II) pone la otra mejilla cuando persevera en la verdad pese a todos los inconvenientes. Poner la otra mejilla es ofrecer al que se equivoca una oportunidad más de corregirse, no equivocarse con él.Así que, en realidad, dar otra oportunidad a Zapatero –versión para laicos de la otra mejilla- es exactamente lo que está haciendo Rajoy: rechazar la oferta consociativa de rendición, a la espera de que el presidente vea la luz y se enmiende, o se aparte del camino. Contra ETA y por España, todo; contra la verdad y por la negociación, nada.(El mejor favor que se puede hacer a un amigo que se aleja, o que abandona de alguna manera un camino correcto, es no cambiar y seguir adelante en la medida de lo posible. Si en algún momento y de alguna manera reconoce íntimamente su error necesitará un punto de referencia al que volver. La comprensión tendrá que facilitar ese retorno a la recta vía y ahorrar recriminaciones sangrantes, pero no otra cosa.)

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