viernes, enero 19, 2007

Miguel Angel Loma, El ejercito y sus funciones

viernes 19 de enero de 2007
El Ejército y sus funciones
Miguel Ángel Loma
E N la fiesta de la Pascua Militar del pasado año, el entonces jefe de la Fuerza Terrestre, Teniente General, José Mena, realizó un discurso que le costó la destitución fulminante de su cargo, más un arresto domiciliario de ocho días y su pase a la reserva con dos meses de antelación. El motivo del castigo: recordar las funciones atribuidas al Ejército en el artículo 8 de la Constitución, en el hipotético caso de que algún Estatuto autonómico sobrepasase los límites de aquélla. Un recuerdo que fue considerado como una provocación y una inadmisible intromisión en asuntos políticos, ya que en esos días se estaba debatiendo el letal Estatuto catalán. Sólo tres meses antes de las palabras de Mena, el ministro de Defensa, José Bono, había declarado en TVE: «No puedo sentirme molesto porque un militar coja la Constitución, la lea y la defienda... Sólo faltaría que les arrestara el ministros de Defensa por defender la Constitución, la igualdad..., por defender los valores constitucionales». En el discurso de la Pascua Militar de este año, el nuevo Jefe de la Fuerza Terrestre, General Pedro Pitarch (considerado como un hombre de confianza de Bono, y nombrado anteriormente por éste, Director General de Política de Defensa, es decir, el «número cuatro» del Ministerio) alabó los cambios registrados en el 2006, tanto en el Ejército como en la Armada; calificó el año como una «etapa de transformación y avance como corresponde a un país como España..., plenamente integrado en el concierto internacional». Y como muestra de tal «integración» detalló Pitarch que en el 2006, unos 15.000 efectivos, entre soldados, marineros y guardias civiles, han estado en Haití, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Lituania, Líbano, Afganistán, Pakistán, Kirguizistán, Congo, Eritrea, Etiopía o La Antártida. Ni una palabra sobre terrorismo, pese a que no había transcurrido ni una semana del brutal atentado de Barajas; ni una palabra sobre nada relacionado con las funciones constitucionales del Ejército. O lo que es lo mismo: ninguna mención que pudiera molestar mínimamente al Gobierno.

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