lunes, enero 08, 2007

La corrupcion es un arma arrojaadiza de todos contra todos

La corrupción es un arma arrojadiza de todos contra todos
Aniano Gago

Y a los partidos les interesa mucho menos el hecho corrupto en sí, que la medida en que puedan achacarla a su adversario. Lo hemos visto en Marbella, Ciempozuelos o Baleares.

9 de enero de 2007. El fundamento de la acción política es el ciudadano. Si un gobernante, si un partido político, debe poner en práctica una determinada idea política, debe hacerlo pensando en el ciudadano. Y además debe enfocar su acción desde el principio de la ética política y el cumplimiento de la ley. Algo de Perogrullo. Luego todos los políticos, todos los gobernantes, de todos los partidos, deben tener como objetivo central la lucha contra corrupción; sin más, porque es su función dar ejemplo y buscar el bien de la sociedad. Pues esto que es tan claro, a la hora de la verdad no es así. Ésa no es la clave, el fundamento, por el que "pelean" los políticos cuando surge un tema de corrupción. Lo que de verdad les preocupa no es la esencia, sino los derivados de esa esencia: léase conseguir rentabilidad del mal proceder del adversario. Una rentabilidad en forma de votos, sobre todo en época electoral. En estos tiempos en los que los casos de corrupción urbanística se multiplican y surgen como los hongos en otoño, unos y otros, todos los partidos, encuentran en esos "casos" armas arrojadizas. Es lo que más les interesa. Lo de Marbella no le preocupa tanto al PP por lo que hicieron Jesús Gil y sus secuaces, como que la culpa la tiene Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, por no utilizar correctamente sus competencias y haber dejado crecer el gusano. Como quiera que en esa ciénaga se juntaron socialistas, andalucistas, gilistas y otras yerbas, y se salvaron, que se sepa, las gentes del PP, los responsables populares se frotan las manos encantados de poder sacar rentabilidad política. Les interesa más el desgaste del adversario ante el hecho corrupto que la corrupción en sí, aunque lógicamente ésta va en el paquete. Cuando a los del PSOE les sale un divieso urbanístico como el de Ciempozuelos -un caso de libro y de vergüenza general-, en lugar de rezar el Yo pecador cuatro mil veces se sienten liberados porque a los de PP los "pillan" con las manos en la masa en Baleares. Y de oca en oca llegamos a los nacionalistas, a Canarias, o a la Cataluña del 3%. Aquí hay para todos y en esa turmix, a su vez, todo se difumina. En cada comunidad autónoma existe un sinfín de líos por múltiples circunstancias. La principal, el desarrollo y el crecimiento espectacular de España en los últimos veinte años. Ni los más optimistas pensaban que íbamos a crecer de esta forma y que esto iba a ser Jauja. Estamos apenas a 10 puntos de la "gloriosa" Francia y de 12 de la "locomotora" Alemania. Respecto al 100 de renta per cápita de la Unión Europea, España está en el 98. Increíble que se haya hecho, además, en tan poco tiempo. Para situarnos mejor elijamos un país semejante a España: Polonia. Pues bien , los polacos están en el 50. Así nos daremos cuenta de lo que ha pasado y está pasando, porque seguimos creciendo a un ritmo desbocado. Nuestra Bolsa es el maná, la construcción no deja tierra libre, el consumo se dispara, se empieza a ver "aves" por todas partes, mejoran las carreteras y las ciudades están hechas un pincel. Lo dicho, Jauja. Y río revuelto. Esta realidad -y escondidas las vergüenzas y la pobreza de la que habla Cáritas- confirma que se ha hecho casi todo a trompicones, en plan chapuza, de forma desmandada, sin orden ni concierto. Pongamos y hablemos de Galicia. Allí las barrabasadas del ladrillo han ocupado cauces de ríos, torrenteras y zonas pantanosas. El desastre ha sido tal que ha dejado la inteligencia y la soberbia del hombre por los suelos. Y en los años futuros, cuando llueva mucho, volverá a pasar lo mismo. Eso ya no lo arregla ni Pérez Touriño, ni Fraga que volviera por sus fueros, ni Núñez Feijoo ni mucho menos los nacionalistas de Quintana, más preocupados por diseñar la frontera de los suevos. El cinismo y la hipocresía seguirán cabalgando en la política española mientras falle la memoria del ciudadano y la sobreabundancia de "casos" de corrupción se superpongan. El marketing, la imagen y la publicidad harán el resto el día de las urnas.

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