domingo, enero 07, 2007

Jose Vilas Nogueira, La novia de Carlos

lunes 8 de enero de 2007
JOSÉ VILAS NOGUEIRA
memoria de los días
La novia de Carlos
"Carlos, me ha comentado tu novia que ya no tienes problemas para ir al baño", dice un locutor en un anuncio radiofónico. Naturalmente, los problemas de Carlos no eran propiamente de baño, ducha u otro lavatorio, sino escatológicos. Pero el gusto imperante ha dado en desconsiderar la palabra retrete, estimada poco digna para designar tan aliviadora función. Y, ahora que sabemos inglés, la de water era pésimo recambio, pues no sólo había perdido en incierta aduana, de las que se ocupan de estas importaciones, el closet especificativo, sino que los propios ingleses han prescindido de su uso, económicamente sustituido por el de sus iniciales.
Disquisiciones léxicas aparte, el anuncio resulta curioso para los que ya no tenemos amigos en edad de noviazgo. Sin duda los tiempos cambian, aunque los retretes (o los baños) permanezcan. Formidable hubiese parecido en tiempos de mi juventud charlar con las novias de los colegas sobre la frecuencia con que éstos acudían a recinto tan reservado. Asiduidad que, como cualquiera sabe, no conviene sea tan poca que ande uno oprimido y obstruido, ni tanta que las heces le manen sin disciplina ni continencia. Del primer género era, evidentemente, el achaque de Carlos y a difundir los beneficios de un cierto laxante está consagrada tan original publicidad.
No discutiré la conveniencia y eficacia de tal producto, bien que, tal como están las cosas, veo más necesarias otras industrias. Cualquier comparecencia del gran demagogo, y su amplia cofradía de demagogos auxiliares, desbordan en eficacia laxante al mejor producto farmacéutico. Y la última dosis de esta purga de Fierabrás que nos han suministrado, dosis de caballo ha sido.
Resultaba que había que negociar con la ETA sin otra condición que su renuncia a la violencia terrorista. Resultaba que la banda robaba pistolas, acumulaba explosivos, practicaba terrorismo callejero. Pero eso no era terrorismo; lo importante es que ETA ya no mataba (por cierto, alguna vez sólo gracias a un azar afortunado). Y pelillos a la mar; hay que ser generosos (y si es a costa de vidas y fortunas ajenas sale gratis). La justeza del propósito del gran demagogo quedaba demostrada. Los que se oponían a este propósito eran fachas, crispadores, electoralistas, y cosas peores.
La semana pasada, la ETA ha vuelto a matar. Y en este retablo de las maravillas, en que se ha convertido lo que queda de España y lo que queda de democracia, el crimen, hasta ayer única condición que excluía la negociación, se convierte ahora en su mayor justificación. Con su lenguaje entrecortado, vacuo, oscuro e imbécil, lo ha dicho el gran demagogo.
Lógica, y benévolamente, este hombre ha de ser víctima de un chantaje de ETA, no sé si anterior o posterior a su victoria electoral. En algún mal paso habrá andado con los matarifes abertzales o algún inconveniente secreto conocen de él. Decía benévolamente, porque la explicación alternativa sería peor; que sólo le moviese el propósito de mantenerse en el poder, por enorme que fuese el precio. Pues bien, pese a todo, el gran demagogo es el líder político más valorado por los españoles (con la simpática excepción de su chica para todo, esforzadamente consagrada al servicio del señorito). Prodigios de la intelectualidad orgánica, gabinetes de estudio, laboratorios de encuesta y demás agencias de lavado de cerebro.
Rendidos los demagogos a los terroristas y los ciudadanos a los demagogos, para qué purgas ni laxantes. Mayor utilidad reportaría a Carlos, su novia y amigos conversar sobre los automóviles más veloces (si es posible, sin marcha atrás).

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