domingo, enero 14, 2007

Jose Vilas Nogueira, El PP y la manifestacion del sabado

lunes 15 de enero de 2007
Negociación con ETA
El PP y la manifestación del sábado
José Vilas Nogueira

Resta la cuestión del eventual perjuicio electoral. A corto plazo es posible que se dé, aunque no parece probable que sumarse a la operación demagógica de "salvar al soldado Zapatero" tuviese mejor resultado.

Los portavoces del Gobierno del PSOE y de los partidos asociados han criticado la ausencia del Partido Popular en la manifestación antiterrorista celebrada en Madrid ayer, día 13. Las críticas han sido particularmente duras en el caso de las "gentes de la cultura", corifeos de la opinión frentepopulista.
No otra cosa cabía esperar. Estúpido es asombrarse de que los niños en Francia sepan hablar francés. Pero también ha habido analistas independientes que han considerado un grave error la no concurrencia del PP. Los principales argumentos aducidos son dos: 1) la lucha contra el terrorismo es una cuestión de Estado, y estas cuestiones deben ser afrontado unitariamente: "es precisa la unidad de los demócratas contra el terrorismo"; 2) la inasistencia sitúa al PP en una posición extremista, alienándole el apoyo de la opinión moderada y perjudicando sus expectativas electorales.
Cabe oponer: 1) que no todos los partidos que solemos llamar "demócratas" se comportan como tales (incluso relajando mucho la categoría); 2) que una "unidad" fruto de un diktat del Gobierno difícilmente puede ser considerada mejor que la divergencia asentada en principios democráticos. Los propios corifeos frentepopulistas nos lo recuerdan: insultan al PP por no sumarse a su iniciativa, pero también insultan a Bush por no desistir de la suya (léase cum grano salis, pues ni Zapatero tiene nada en común con Bush, ni el partido demócrata norteamericano con el frentepopulismo español).
Resta la cuestión del eventual perjuicio electoral. A corto plazo es posible que se dé, aunque no parece probable que sumarse a la operación demagógica de "salvar al soldado Zapatero" tuviese mejor resultado. Pero, aparte de que en cuestiones tan graves como las que amenazan a España, las consideraciones electorales no deben sobreponerse a los principios, para alcanzar un correcto juicio sobre el acierto de la decisión la manifestación ha de situarse en el contexto de la política antiterrorista del Gobierno. Al margen de la constante remisión al mirífico "diálogo", nada sabemos sobre esa política. Los pronunciamientos de Zapatero son una historia interminable de vaciedades, declaraciones y actuaciones contradictorias y lapsus linguae (el gran demagogo es un puro lapsus).
Caben tres interpretaciones, todas malas y alguna peor. La primera, que Zapatero es un pobre hombre egotista, que se ha propuesto pasar a la historia. Su elección como secretario general del PSOE, contra todo pronóstico y a partir de una trayectoria política irrelevante; su elección como presidente del Gobierno, contra todo pronóstico y gracias a los trágicos atentados de Atocha, lo convencieron de estar favorecido con la baraka. Cualquier empresa sería accesible al "presidente por accidente", y cuál más gloriosa y rentable electoralmente que la "pacificación" del País Vasco.
Pero la falta de una explicación convincente de los atentados de Atocha, la revelación de las irregularidades y chapuzas policiales, la mediocre actuación del juez y la menos que mediocre de la Fiscal en la instrucción de la causa, alimentan otra interpretación: algo habría pasado en la preparación del atentado que permitiría a los matarifes de la ETA chantajear al gran demagogo. La "pacificación" del País Vasco sería el precio del chantaje.
Queda la última interpretación, la peor y la que parece más acertada. La "pacificación" del País Vasco viene impuesta por el designio de liquidar el régimen constitucional y "ganar la guerra" setenta años después. Ciertamente el Partido Popular no es franquista, pero el designio frentepopulista exige que lo sea (tampoco el Frente Popular republicano nació frente al fascismo, que a la sazón carecía de relevancia; nació contra el orden republicano; el "fascismo" vino después, como consecuencia, y no causa, del Frente Popular). El "Pacto Antiterrorista" es sólo un papelito, dijo la vicedemagoga; los papelazos son el Pacto del Tinell y el Pacto de Estella.
Si las cosas son así, y así parecen, la asistencia del PP a la manifestación del día 13 las habría agravado, no aliviado.José Vilas Nogueira es profesor emérito de la Universidad de Santiago de Compostela

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