jueves, enero 11, 2007

Ignacio Marco-Gardoqui, Intromision inaceptable

viernes 12 de enero de 2007
Intromisión inaceptable
IGNACIO MARCO-GARDOQUI

El Departamento de Vivienda del Gobierno vasco pretende imponer un canon autonómico de nueve euros al mes a todas aquellas viviendas que permanezcan cerradas durante al menos un año. La intención me parece noble ya que, al parecer, se trata de poner de relieve la «función social del parque inmobiliario». Pero pienso también que el Ejecutivo ni puede ni debe hacer tal cosa. Procuraré aclarar esta aparente contradicción. En primer lugar, no le va a ser posible encontrar una fórmula que defina con precisión una vivienda vacía, objeto del nuevo gravamen, sin incurrir en claras arbitrariedades y en clamorosas injusticias comparativas. Esta opinión ha sido defendida por las propias diputaciones forales y está basada en el sentido común. Utilizar el espacio temporal de un año ya es una primera arbitrariedad y eliminar del gravamen las segundas viviendas, otro mayor. Si me compro un piso en la playa de La Arena que utilizaré durante unos pocos días en verano eludo el gravamen, pero si adquiero una vivienda en Somorrostro para ayudar a un hijo que se va a casar dentro de 18 meses, pago el gravamen. Si vivo solo en un piso de 250 metros no pago, si tengo dos de ochenta sí. ¿Es eso justo?Si lo malo es la arbitrariedad de la definición, lo peor, lo que resulta inaceptable, es la injerencia que pretende establecer en nuestras vidas privadas. Según parece, para averiguar si un piso está o no vacío, el Gobierno se va a meter de hoz y coz (más de coz que de hoz) en nuestros usos y costumbres. Los ayuntamientos deberán llevar un registro de las viviendas vacías; se investigarán los consumos de luz, el uso del teléfono, los gastos de agua, la factura del gas y la llegada del correo. ¿Con qué derecho? Me parece normal que tal idea se le ocurra a un representante del Partido Comunista que habrá visto cosas parecidas en la Rumanía de Ceaucescu y en la Cuba de Fidel, pero me sorprende que ningún miembro del Gobierno le haya desautorizado.Madrazo justifica su abuso con una frase magistral: «La vivienda vacía es un ejemplo de uso antisocial y no sostenible». Correcto. Pero su intento de solución supone una intromisión intolerable en nuestras vidas privadas. Hasta ahora, los poderes públicos nos obligaban a practicar la solidaridad coercitiva a través de los impuestos, que gravan nuestros ingresos (IRPF) y nuestros gastos (IVA e impuestos especiales), pero ahora dan una vuelta más a la tuerca de su injerencia. Puestos a ello, les regalo un par de ideas. ¿Necesitan ustedes la totalidad de los productos que guardan en su nevera? Pues que graven el uso antisocial de los alimentos. ¿Tomarán ustedes todos los medicamentos que atesoran en su casa? Pues que graven el uso antisocial de la sanidad pública. Y hay casos peores. Si uso el coche soy un ser antisocial que poluciona el ambiente y aumenta el riesgo del calentamiento de la atmósfera. Si tengo coche pero no lo uso y me traslado en metro, ¿soy un ejemplo de uso antisocial y no sostenible de un bien en cuya construcción se han malgastado cantidad de energía y materiales no renovables? ¿Debería ceder mi automóvil para que alguien lo utilice como taxi? Ya sé que todas estas tonterías son pura demagogia, pero ¿lo es menos la propuesta del Gobierno? Si al Departamento de Vivienda no le satisface nuestro afán por la propiedad, ¿por qué la fomenta en las viviendas de VPO? ¿Por qué no dedica todas ellas al alquiler? La vivienda soporta ya numerosos impuestos, como el IVA, el IBI, el de patrimonio, etcétera, así que el consejero de Vivienda debería esforzarse por idear algo que no fuese crear nuevos gravámenes e instrumentar mayores injerencias en nuestras vidas.

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