jueves, enero 18, 2007

Evolucion y razon de los problemas energeticos de la UE con Rusia

Evolución y razón de los problemas energéticos de la UE con Rusia
Ángel Maestro

18 de enero de 2007. El año 2006 ha sido intenso en todo cuanto se refiere a la política energética rusa. Moscú ha dejado claro que el largo período de subvenciones a países vecinos en materia de gas es cosa del pasado, y que defenderá su industria energética nacional en el ámbito internacional. A lo largo de todo el año 2005 Ucrania hizo oídos sordos a las propuestas del monopolista ruso Gazprom para entablar negociaciones sobre el precio del gas. Gazprom anunció su propósito de atenerse, incluso con los miembros de la CEI, a los precios de mercado, y ya los primeros días de enero de 2006 se vio que se proponía resolver el problema del tránsito de modo muy estricto. No hubo acuerdo, y los suministros de gas cesaron por algún tiempo. Entonces Kiev comenzó a quedarse con gas ruso destinado a la exportación a la Unión Europea, lo que provocó una tempestad de indignación en Europa Occidental. Pero la Unión Europea no presentó sus principales reclamaciones a Kiev, sino a Moscú, por haberse interrumpido los suministros, quejándose de que Rusia "no merecía confianza" como suministrador de hidrocarburos. Y pese a que Rusia adujo que ni siquiera durante la "guerra fría" incumplió sus obligaciones en materia de energía, continuó el torrente de acusaciones de "chantaje del gas" al que el Kremlin estaría recurriendo para minar las bases económicas de las repúblicas vecinas que salieron de la zona de su influencia: Ucrania y Georgia. La preocupación por la creciente dependencia energética respecto a un suministrador "poco fiable" sirvió para Europa de motivo para reiterar la necesidad de diversificar las fuentes de suministros y exigir que Moscú ratificara la Carta de la Energía y firmara el Protocolo de Tránsito a la Carta de la Energía. Rusia, en cambio, considera que el Protocolo de Tránsito no responde a sus intereses porque supone, entre otras cosas, un acceso libre a los gasoductos rusos para los reductores de gas independientes. En todo el año el asunto no se ha movido del punto muerto. En noviembre pasado, en la cumbre ordinaria Rusia-UE, quedó bloqueada la decisión sobre el nuevo acuerdo de cooperación -el viejo vence en 2007-, supeditado por la UE (formalmente, por Varsovia) a que Rusia ceda en el campo de la energía. Por otro lado, la primavera pasada surgió un serio malestar en Occidente por el convenio sobre la cooperación futura en materia de la extracción de gas suscrito entre Gazprom y la empresa argelina Sonatrach. La intención de Rusia de participar en la construcción de un gasoducto desde Irán a Pakistán y la India provocó un profundo temor de que esta aproximación entre Moscú y Teherán pudiera dar origen a una especie de OPEP del gas para imponer sus precios y ejercer influencia política en los países de Europa. Dado que Irán ocupa el segundo lugar en el mundo después de Rusia en las reservas de gas, y Argelia es un importante suministrador a la Unión Europea, esta preocupación de Europa resulta bien lógica.Hasta ahora el sistema energético mundial tenía como base esencialmente los intereses de los países industrializados, los mayores consumidores. Occidente se ha acostumbrado a que las empresas gasopetroleras de los países pertenecientes al G-8 controlen la extracción y transporte de los hidrocarburos, determinando en muchos aspectos toda la estrategia de desarrollo de los mercados energéticos, aunque los principales centros de extracción de hidrocarburos se encuentran en los países en desarrollo.Pero las propias posibilidades de producción de hidrocarburos en Europa se están agotando, siendo imposible afirmar que las mayores provincias mundiales productoras de hidrocarburos –Cercano Oriente, los países productores de petróleo y gas en Hispanoamérica, Rusia y el Asia Central– se encuentren bajo el control de las empresas transnacionales. La inestabilidad política en el Cercano Oriente, las declaraciones de las autoridades de Bolivia y Venezuela sobre nuevas medidas de control sobre la actividad de las empresas energéticas y la actitud de Rusia construyendo nuevos oleductos y conquistando nuevos mercados, muestran que la correlación de fuerzas en el campo de energía global está cambiando.

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