jueves 4 de enero de 2007
El odio a la Maternidad… de María
Eulogio López (Hispanidad.com)
U NA vez que Lorenzo Milá nos informó de que “hoy (1 de enero) en el Vaticano tocaba hablar de paz”, con ese respeto con el que trata a todo aquel que piensa distinto a él, es decir, todo aquel que piensa, ya podemos decir que, además de paz, en el Vaticano tocaba hablar de la Fiesta que se celebra el 1 de enero, y que no es otro que la Maternidad Divina de María, o que no deje de ser la Fiesta más importante dedicada a la Virgen. La autora de nuestro santoral, Pilar Riestra, lo explica así: A pesar de las protestas de las “Marías” algo avanzadas en edad, el Concilio Vaticano II acertó plenamente al trasladar la celebración de esta onomástica del 11 de Octubre al 1 de Enero. No hay mejor manera de empezar el año que con el recuerdo de María, Madre de Dios. Cabría plantearse cuáles son los títulos más sublimes que se le pueden adjudicar a un ser humano. Quizá, “llena de gracia”, quizá “sin pecado”, quizá, “más que tú sólo Dios”… Todos los tiene María, únicamente, por ser la Madre de Dios. La proclamación dogmática de María como Madre de Dios ocurrió en el año 431, en el Concilio de Éfeso. Por consiguiente, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo. Los católicos podemos identificarnos todos los días con el momento más excelso de María, cuando contestó “Fiat” a la proposición del ángel y se encarnó el Hijo de Dios. Escribe Juan Pablo II: “Hay pues, una analogía profunda entre el Fiat pronunciado por María a las palabras del Angel y el amén que cada fiel pronuncia cuando recibe el Cuerpo del Señor. A María se le pidió creer que quien concibió ‘por obra del Espíritu Santo’ era el ‘Hijo de Dios’ (cf. Lc.1,30,35). En continuidad con la fe de la Virgen, en el Misterio Eucarístico, se nos pide creer, que el mismo Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, se hace presente con todo su ser humano-divino en las especies del pan y del vino”. El asunto resulta pertinente toda vez que le presidente de Onda Cero, Javier González Ferrari –bien por Ferrari- acaba de expulsar de Onda Cero (Grupo Planeta) a un hijo de su madre, y no la del Cielo, por hacer una parodia sobre Santa María. Ahora bien, señor Lara, puestos a reparar en el respeto debido a las creencias de los demás, por ejemplo a la creación, debería parar mientes en otra ofensa, vulgar y gratuita, a la Madre de Dios, y en un programa mucho más visto y escuchado minutos antes de las 12 de la noche del pasado 31 de diciembre, los pinchauvas de homo zapping hicieron una parodia injuriosa –insisto, sin venir a cuento y de lo más vulgar- sobre la Virgen María aprovechando la letra de un villancico. Justo a la misma hora, como si se tratara de distinguir entre la digestión y el vómito, y desde la televisión pública, Cruz y Raya utilizaban la música de los populares villancicos para criticar la corrupción inmobiliaria… sin necesidad de ofender ni a Santa María ni a sus devotos (yo, por ejemplo). Así que ya sabe, señor Lara: déles un toque a los chicos de Homo Zaping, porque lo que está claro es que su Maurizio Carlotti, a pesar de su suegra napolitana, no lo hará. Carlotti no es un personaje inmoral, sino amoral: no es que no sepa distinguir entre el bien y el mal, es que le cuesta definirlos. Así, que en el Vaticano no sólo se habla de paz, entre otras cosas porque Benedicto XVI dedicó la última Eucaristía de 2006 a la Maternidad de María y porque su antecesor, Juan Pablo II, definía a España, precisamente, como Tierra de María, por el cariño que los españoles sienten a la Madre de Dios. Y ese cariño es la razón, precisamente, de que todos progres que pululan la vieja Iberia la hayan tomado ahora con la Madre de Dios. Claro que si la COPE, emisora confesional propiedad de la Conferencia Episcopal, continúa pagando al blasfemo (sí, aunque el culto debido a María no se de adoración, sino de especial veneración, blasfemia es toda ofensa a Dios, la Virgen, los ángeles y los santos) de César Vidal, autor del Mito de María, no es de extrañar que en Planeta se tomen “licencias” que nadie les ha concedido. Ahora toca atacar a la Virgen. A lo mejor es el momento de elevar más la voz en defensa de Santa María. Incluido usted. Señor Lara. Y no olviden que estos ataques a la Madre de Dios no son casuales. Lo que distingue a la sociedad del siglo XXI es el odio a la maternidad. Todo está preparado para evitar la maternidad, al precio que sea, también al precio del homicidio. Pero la maternidad más odiada por la progresía es la maternidad, divina, de María. Es lógico.
jueves, enero 04, 2007
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