domingo, enero 07, 2007

Contra ETA

lunes 8 de enero de 2007
Contra ETA

Las manifestaciones convocadas para el próximo sábado en Bilbao y en Madrid, y las movilizaciones que se han producido hasta la fecha como reacción al atentado de Barajas, reflejan un preocupante grado de desunión y confusión que, lejos de activar la respuesta ciudadana al terrorismo, puede desalentar y desmovilizar a la sociedad. Las discrepancias existentes sobre cómo ha de procederse contra ETA se han impuesto a la necesidad previa de condenar masiva y unitariamente el doble asesinato cometido por la banda terrorista el pasado 30 de diciembre. Además, el hecho de que el Gobierno de Rodríguez Zapatero se haya dado un tiempo para resituarse en el escenario generado por dicho atentado ha contribuido a que el protagonismo de las convocatorias acabe atomizándose. En pocas ocasiones la banda terrorista se ha hallado en una posición tan cómoda tras haber cometido un atentado brutal. Los actos de barbarie que han jalonado la trayectoria etarra han recibido siempre una réplica mucho más unitaria y de mayor calado que en esta ocasión. Por su propia naturaleza, una manifestación ha de protestar por algo ante alguien o demandar algo a alguien. El hecho de que se diluyan los motivos no sólo desconcierta a la ciudadanía e impide que pueda valorarse el significado y el alcance real de una determinada movilización. Lo más preocupante es que sitúa a la banda terrorista ETA más como espectadora interesada en la división política y social que como objetivo directo de una protesta masiva y unitaria.El lehendakari Ibarretxe, contando con la complicidad de sus dos socios de gobierno -EA y EB-, decidió convocar una manifestación en Bilbao para el próximo sábado 13 a pesar de las reticencias de su propio partido y de la posición inicialmente contraria del PSE-EE y del PP. La iniciativa responde a su obcecada pretensión de erigirse en líder e intérprete último de un proceso cegado que él reivindica con el propósito de rescatar su fracasado Plan. La decisión de los socialistas vascos de acudir a la cita del lehendakari, haciendo patente su crítica a la misma, constituye un reflejo más de la confusión y de las contradicciones que genera la perpetuación de ETA, tanto en la relación entre los partidos políticos como en el seno de cada uno de ellos.Es posible que la política no se encuentre en estos momentos en condiciones de definir una estrategia nítida y unitaria para acabar con ETA. Si eso es así, harían bien los partidos y las instituciones en remitirse a lo esencial y buscar en ello el motivo de la unidad. Harían bien en orientar las convocatorias para que todas ellas vayan contra ETA. De lo contrario, si lo que acaban primando son los matices y las desavenencias, es más que probable que las movilizaciones no se dirijan contra la banda terrorista sino que brinden a ésta un motivo más para instalarse en su convicción de que el sistema constitucional está en crisis debido precisamente a la contumacia etarra.

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