Radiotelevisión Española: la moto averiada de Luis Fernández
Carmen Tomás
El caos en el ex ente, ahora corporación, es monumental, sin dirección ni de Carmen Cafarell ni de su sustituto. Ya sólo se vive para las productoras, y eso puede irritar, y mucho, a Prisa.
4 de enero de 2007. El flamante elegido presidente de la nueva corporación de Televisión Española no está aunque se le espera. Ya ha comenzado el nuevo tinglado en la televisión ¿pública? y el que tiene que dirigirlo ni ha enseñado la faz. Llegó al Parlamento en su moto y desde entonces, al modo de Miguel Sebastián, se lo ha comido la tierra. La verdad es que le espera un camino tortuoso; al fin y al cabo, quién no piensa que llega para tomar las riendas de la información en un año electoral. Casualmente tampoco la ex Cafarell está en su despacho, así que me cuentan que el desconcierto en el ente o como se llame ahora es total entre los trabajadores: sobre todo, entre los que tienen que tomar decisiones. No es que sean muchas las que tienen que tomar, puesto que ya se encargó el equipo saliente de dejar las cosas bastante atadas, pero nadie sabe de quién es, ni qué hacer. Uno de los asuntos zanjados por el anterior equipo y que ha levantado ampollas es el contrato del Campeonato Mundial de Motociclismo. Un contrato que se ha firmado por 20 millones de euros anuales, más gastos, y que ni de lejos se compensará con los ingresos que produce. Un excelente ejemplo de cómo va a funcionar la nueva TVE. Antes de empezar a hablar ya se ha contravenido uno de los principios básicos que la inspiraron: ningún proyecto o programa puede obtener un aprobado si los ingresos que genere no superan los gastos que ocasiona. Los conocedores del asunto y la experiencia aseguran que las motos dan audiencia, pero los ingresos que generan no cubren ni la mitad de lo que cuesta y eso en el mejor de los escenarios. Así que Luis Fernández llegará en moto, pero su moto nos costará a los españoles una pasta. ¿Entonces los criterios de la SEPI no cuentan? ¿Para qué era todo esto, para quitarse de encima al personal? Todo apunta a que efectivamente los criterios de la SEPI no cuentan, había que "liquidar" la plantilla y además había que quitarle a La Cuatro ese negocio por el que pujaba en clave de supervivencia. Hay un hecho indiscutible y que lo corrobora la experiencia: desde hace tiempo la audiencia no es precisamente asunto de preocupación para los directivos de TVE. Las motos, por tanto, no se compran por audiencia y encima lastrarán los presupuestos del nuevo tinglado. El motociclismo es el nuevo regalo indirecto a La Sexta, que ésa sí que interesa que vaya de maravilla y sobre todo las productoras que se unieron en Imagina (Mediapro y Globomedia) y que se llevan un buen trozo de la producción de la parrilla de la televisión ¿pública?, junto a otras andaluzas patrocinadas por Pablo Carrasco, que es quien realmente decide desde hace tiempo (vino de Canal Sur a Padro del Rey) qué se compra y qué no y a quién y a quién no. Un directivo que ya tiene prácticamente cerrado el próximo semestre y que ha dejado muy bien llenito el almacén antes de que acabara el año 2006. De esta forma puede entenderse por qué TVE ya no produce ni el Festival de Eurovisión, que lo hará una productora andaluza, o la retransmisión de la Cabalgata de los Reyes Magos, que lo hará Mediapro. O por qué un debate sobre ETA no lo puede hacer personal de informativos, sino Globomedia vistiéndolo de un especial 59 segundos. En alguna otra ocasión he escrito en esta misma columna las dificultades para comprender por qué se despoja a RTVE de su personal más cualificado y de su talento y por qué se ha dejado que la audiencia en 2006 sea la más baja de su historia. ¡En pleno cumpleaños! Y cada vez está más claro que la finalidad es ofrecer en bandeja la cadena a los amigos de Zapatero. No bastaba con una cadena en abierto ni con algún programita. No, había que darles el negocio con mayúsculas, aunque eso supusiera cerrarle las puertas en las narices a La Cuatro. Habrá que seguir muy atentos a los siguientes pasos que pueda dar Prisa, donde me cuentan que el cabreo es monumental. A La Cuatro la han dejado sin el bombón de las motos, la vía para salir de la baja audiencia y los menores ingresos, y alguna factura se cobrará. El momento político es muy delicado para el Gobierno y será interesante seguir esa jugada. Sólo le faltaba a Zapatero, con la que está cayendo, que el Grupo Prisa se le echara encima.
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