jueves, enero 25, 2007

Antonio Parra, De precios, desprecios y otras consideraciones

viernes 26 de enero de 2007
De pecios, desprecios y otras consideraciones
Antonio Parra
E NGLAND made me. Inglaterra me hizo y me deshizo he de decir, parodiando a Graham Green, y lo que todavía remanece de inglés en mí- muy poquito- se me hizo el encontradizo anoche cuando vi un reportaje increíble por una cadena alemana de la rebatiña de los pecios de un naufragio en las riberas del canal de la mancha. Ha vuelto a relucir el verdadero temperamento inglés que tiene algo de pirata y bucanero. Estos días la costa de Devon se ha convertido en una peregrinación de turistas de lo ajeno. Bueno en realidad cuando un barco naufraga según las leyes del mar y eso los británicos lo tienen bien claro es del primero que llega y se lo echa a la costilla. Siglos atrás los émulos del Pirata Drake y de sir Francis Raleigh dieron malón y practicaron la rapiña al abordaje sobre los barcos españoles. Los maniobreros y expeditos “man-of-war” que eran una embarcaciones ligeras que siempre tuvo la marina inglesa siempre salían por pies y muy ligeros de vela de su encuentro con nuestras galeras. Y la verdad es que si bien se mira el inglés ha vivido de eso. De la cosa. Britania dio siempre buenos políticos, aves rapaces y excelentes corsarios. Unas veces del cuento de las colonias pues tiene un territorio pobre y otras de lo que arrambla por ahí. De estas expediciones de castigo y de estas razzias en plan vikingo lo saben muy bien por Galicia y por Cádiz. A veces sus latrocinios eran mucho más infames que los piratas berberiscos quebradero de cabeza de nuestro Mediterráneo durante siglos y siglos. La Navy, baluarte del poderío marítimo, tenía sus propias reglas y su código de justicia. La bujarronería allí era tolerada pero más de un grumete ha sido colgado del palo de mesana por ciscarse en la reina y ay de ti como le robases al cabo un frasco de ron o unas zapatillas. La pena, te cortaban la mano o mil latigazos. Si blasfemabas contra el papa o insultabas al Rey de España o raptabas a una gallega, muchos años de perdón. Y que te aproveches. Los ingleses son pragmáticos y obsesivamente excéntricos. Les gustan los flea markets o mercadillos para comprar barato y si ven botín a mano se lanzan sobre la presa como buitres. Es lo que acaba de pasar con un carguero que navegando en zozobra a causa de uno de los habituales temporales en el Mar de la Mancha hubo de ser revolcado hasta un abrigo del sur de Cornualles. El “Napoli” llevaba dos mil quinientos contendores a bordo algunos de ellos con mercancía peligrosa. Con tal de aferrar, algunos hasta un bote de polonio se llevarían a casa. ¿Sustancia radiactiva, tío pero que haces? Ni por pienso. Buena orina buen color y siete higas al doctor. Todo es bueno para el convento. Nosotros somos los hijos de los hijos de la Pérfida Albión. Unos cincuenta flotaron hasta una playa cercana de Devon. Allí el personal los vecinos y los que no eran vecinos pues bajaron hasta lugar hasta camioneros de Escocia y de Londres arramplaron con todos los efectos. Han echado mano a motos último modelos televisores digitales perfumes caros y se han cargado al lomo armarios y hasta cacharrería. Algunos bajaron en su automóvil otros en un tractor a la arena y otros amarraron los efectos de su pillaje hasta en el transportín de su bicicleta. La mar res generosa dicen los marinos. Todo lo quita y todo lo da. Y pide temerarios, prefiere al que se arriesga. E Inglaterra a lo largo de su historia ha dado una lección de audacia y de visión de conjunto. Estos buscadores de tesoros hurgando entre los pecios que escupían las olas me han recordado ese espíritu emprendedor lleno de audacia y de common sense, ese no tener el sentido del ridículo. Yo he visto a algún Lord of the Seal cuando vivía en Londres hurgando entre los contenedores y bolsas de la basura de mi barrio de South Kensington. No era la enfermedad de Diógenes. Simple incentivo por la economía y el sentido ahorrativo. Otro aspecto que merece recordación y recapacitación: el tratamiento informativo. Hasta los servicios secretos han decantado la información para ahorrar el pánico a los súbditos de Su Majestad pues la sentina de este mastodontico carguero rumbo a Sudáfrica al encallar soltó toneladas de fuel contaminante. Han aparecido cientos de aves marinas muertas. En los acantilados de Dover siempre anida el petrel y el comorán tiene su casa entre los huecos de los riscos. Este sentido práctico e incluso impertérrito de los británicos nos ha dado un baño a los españoles. Recuerdan ustedes la histeria y la crónica rocambolesca del “Prestige” que estuvo a punto de provocar aquí una revolución. Una secesión y hasta la quiebra de nuestro sistema parlamentaria. Los ingleses en esto democracia en esto de democracia nos dan un baño. En lugar de liarse a mamporros unos con otros los ingleses han tratado de apurruñar todo aquello de valor que viajaba en la bodega del “Napoli”. Y aquí paz y después gloria. Escribo estas referencias con pena porque no hay otro pueblo en la tierra que sea capaz de automutilarse y clavarse el aguijón con tanta saña como el español. Los ingleses mientras tanto se divierten descubriendo tesoros. Una BMW no se encuentra todos los días en el cubo de la basura. Si los españoles seguimos con la aguijada en la mano para autodestruirnos puede que lleguemos a convertirnos en un pecio histórico. Es lo que quieren los británicos que seamos. Britania rule the waves. Britania gobierna las olas. Han jugado como baza histórica al divide y vencerás esto es la balanza de poderes por aquello de que mi país no tiene amigos ni enemigos sólo intereses que a algunos españoles incluso los más anglófilos y aliadófilos no les cabe en la mollera, y le ha ido bien con esa táctica aun siendo un pueblo más pobre que el español ciertamente aunque de vida más austera y sin tanto papanatismo como se descuelga por aquí.

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