miercoles 14 de abril de 2010
Raza y Política
Thomas Sowell
Ningún dogma ha causado más daño -y en algunos países, más tragedias- que la noción de que hay algo extraño y maligno cuando algunos grupos están “sobrerrepresentados” en algunas ocupaciones o instituciones.
Este dogma está tan ampliamente aceptado, y tan profundamente arraigado, que nadie inquiere sobre evidencias, ni se ofrece una traza de ella. Aun más, se pasan por alto toneladas de pruebas que indican lo contrario.
Durante siglos, y en países por todo el mundo, toda suerte de grupos han tenido diferentes niveles de ingresos, han estado desproporcionadamente representados en ciertas ocupaciones y han tenido radicales diferencias de comportamiento que han comprendido,desde distintas tasas de alcoholismo hasta diferentes indices de criminalidad y mortalidad infantil.
Frecuentemente alguna minoría, sin poder político, ha sobrepasado a la mayoría dominante en profesiones lucrativas o prestigiosas -los tamiles en el Ceilán colonial, los armenios en el imperio otomano, la minoría china por todo el sudeste asiático, los hugonotes en Francia, los ibos en Nigeria, los japoneses en Brasil, los libaneses en Africa occidental, los judíos en la España medieval. La lista pudiera ampliarse casi indefinidamente.
Sin embargo, por simple suposición y repetición, el criterio opuesto-que cualquiera “subrrepresentación” de cualquier grupo en situaciones deseables, o su “sobrerrepresentación” en situaciones indeseables, debe ocurrir por que son discriminados se ha convertido en el dogma de una religión secular.
No sólo los medios de comunicación y los políticos, sino hasta intelectuales de los más altos tribunales de un país, suponen discriminación cuando algunos grupos están “subrepresentados” en la fuerza laboral de algún empleador, o están “sobrerrepresentados” entre los niños castigados en las escuelas. Las encuestas han mostrado que algunos grupos que son más eficientes que otros son denominados “culturalmente prejuiciados”. La más alta mortalidad infantil entre algunos grupos se supone que es falta de la sociedad al no proveer “acceso” para todos al cuidado prenatal.
Un factor importante en el colapso del mercado de la vivienda, que dio lugar a la presente crisis económica, fue la masiva intervención gubernamental concediendo hipotecas a los que no las recibían y supuestamente rectificando una discriminación en los préstamos hipotecarios. ¿Cómo sabían que había discriminación? Porque a los negros se les negaban más préstamos hipotecarios que a los blancos.
También era cierto que a los blancos se les negaban préstamos hipotecarios a una tasa más alta que a los asiático-americanos, pero ese hecho raramente se destacaba en los medios de información o en la retórica política. Ni los principales medios de información, ni los líderes políticos, mencionaban el hecho de que bancos cuyos propietarios eran negros negaban préstamos hipotecarios a solicitantes negros al menos tan frecuentemente como lo hacían los bancos propiedad de blancos.
Nunca existió la más mínima razón para esperar que distintos grupos raciales o étnicos en Estados Unidos tuvieran los mismos niveles de crédito, o la misma conducta o los mismos resultados de cualquier tipo. Todo lo contrario. La realidad es que grupos raciales o no raciales de distintas clases han tenido, durante siglos, diferentes patrones de conducta y de éxito en países de todo el mundo. La diferencia entre los ingresos per cápita en Europa oriental y Europa occidental ha sido, por largo tiempo, mayor que la diferencia per cápita entre los ingresos de negros y blancos en Estados Unidos.
Sin embargo, el hecho de que las diferencias entre grupos haya sido la regla -no la excepción- en todas las épocas y en todos los lugares no ha impedido que ahora tales disparidades sean consideradas como prueba de algo extraño, cuando no siniestro.
Un movimiento extremista surgió en Bombay (ahora Mumbay) cuando un periodista destacó el hecho de que el pueblo indígena de la región estaba casi totalmente ausente de la elite comercial de esa ciudad. Las semillas de una desastrosa guerra civil en Sri Lanka fueron plantadas por políticos que destacaron el hecho de que la minoría tamil estaba sobrerrepresentada entre los dueños de negocios y entre los estudiantes universitarios. Un golpe militar en Fiji fue provocado porque los descendientes de indios estaban obteniendo mayores logros que los indígenas fijis.
Nada de esto fue simplemente asunto de confusión intelectual. La agitación racial puede ser una profesión lucrativa, como lo ha demostrado, entre otros, Jesse Jackson en Estados Unidos. Mientras sigamos comprando esa mercancía, los agitadores y los demagogos la seguirán vendiendo.
http://www.neoliberalismo.com/Raza-Politica.htm
miércoles, abril 14, 2010
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