viernes 16 de abril de 2010
El doble dogal del imperio oculto
Ismael Medina
¿ QUÉ se oculta realmente tras la recesión económica que nos agobia? ¿Por qué es la economía lo que más nos preocupa? ¿A qué se debe la insensibilidad respecto de procesos y situaciones de muy superior entidad y riesgo para nuestro futuro? ¿Es sólo un fenómeno coyuntural la corrupción generalizada a que asistimos o inherente a la degradación irreversible del sistema democrático? ¿Es ocasional que se haya impuesto la mediocridad sobre la calidad en las clases dirigentes? ¿Se han agostado las fuentes del pensamiento creativo y damos vueltas a la noria de ideas obsoletas? ¿Hemos perdido el asidero del pasado y nos oprime el miedo a un futuro indescifrable? ¿Ha muerto la esperanza de una posible regeneración?
La agónica situación que nos envuelve puede plantearse con otra batería de interrogantes más a ras de tierra o de proximidad a nuestro acontecer cotidiano:
¿Seremos alguna vez capaces de enjuiciar nuestra historia reciente y anterior, ajenos a pasiones sectarias? ¿Lo seremos de convivir en paz y de respetar las instituciones, al tiempo que las hagan respetables quienes las integran? ¿Asumiremos que la demagogia, el arbitrismo y el agiotismo de gobernantes y partidos conducen al caos y a la ruina de la nación? ¿Nos curaremos del mal del sectarismo y la trampa que enfangan y destruyen la posibilidad de una auténtica democracia? ¿Recuperemos una Justicia independiente, ayuna de partidismos ideológicos e igual para todos, incluidos magistrados y fiscales que se desmandan o la convierten en instrumento al servicio de sus dependencias o intereses?
Cada quien tendrá sus respuestas, más o menos subjetivas según sean sus inclinaciones políticas o las fuentes mediáticas de las que se nutre. No persigo persuadir con las mías, sin duda alarmantes para algunos. Pero sí justificarlas como hago desde hace largo tiempo en Vistazo a la Prensa, con mayor o menor fortuna.
He sostenido con reiteración que no nos es propio, sino subordinado, el desfondamiento histórico, político y moral a que se han entregado el gobierno Rodríguez y sus secuaces, no sólo los sujetos a disciplina del partido socialista, sin aparente y robusta oposición. Asistimos a la aplicación radicalizada y burda de una estrategia mundialista cada día más descarada.
UN TEXTO ESCLARECEDOR
NO hay respuesta válida para los problemas a los que buscamos solución, sean personales o colectivos, si no indagamos sus antecedentes. Su causas. No hacerlo equivaldría a un médico que diagnosticara y decidiera un tratamiento sin un previo historial del enfermo y los adecuados recursos exploratorios. O al científico que pretendiera descubrir los orígenes del universo sin otro apoyo que un utópico apego a su intuición. Tampoco hay explicación posible al desquiciamiento actual si desconocemos sus claves profundas o nos han acostumbrado a darles de lado.
Recogía de Eduardo Arroyo en una no muy lejana crónica la estrategia de la subversión que desarrolló en los USA la red creada por Bezmenov, cualificado agente del KGB, a partir de los años sesenta y se extendió a todo el Occidente que se dice democrático. Hay quienes atribuyen a otros agentes del KGB el diseño de dicha estrategia o de su actualización. También sostienen algunos que Putin es su continuador bajo otra vestimenta. Pero ni Bezmenev ni sus posibles continuadores partieron de cero. Aplicaban a una realidad concreta el pensamiento sobre la Historia heredado de Marx. Lo que me ha llevado a la relectura de “Eclipse de la Historia”, discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas del profesor Jesús Fueyo Alvarez (1981), del que extraigo el siguiente texto, a mi parecer esclarecedor:
”Esta apoteosis de la Historia (la de Marx) que al mismo tiempo es su transfiguración ahistórica, tiene una grandiosidad mesiánica y todos cuantos han puesto su atención sobre esta verdadera escatología marxista no han dejado de subrayar su profunda afinidad con las religiones de salvación que postulan una superación definitiva del tiempo y del mundo. Para Henri Lefèbvre, que ha dedicado todo un libro a la exégesis del fin marxista de la Historia, supone e integra éste, el fin de todos los procesos de alineación: el fin de la religión por la critica radical, por la transformación práctica y el enriquecimiento de las relaciones sociales; el fin de la filosofía, (y de la racionalidad contemplativa, sistemática) por la realización de los proyectos filosóficos concebidos desde Sócrates a Hegel; el fin del hombre (y de la antropología abstracta) por la sustitución de relaciones sociales complejas pero transparentes, a las relaciones disociadas sus abstracciones vagas y en determinaciones ciegas; el fin de las ideologías y de la “verdad” abstracta, por la sustitución de la verdad concreta, a las representaciones e interpretaciones de las clases dominantes; el fin del Estado, por cuanto que la gestión social de los medios de producción y de los asuntos generales, sustituye a las relaciones basadas sobre la propiedad privada de los medios de producción, el poder político y la represión policial; el fin de la ecnomía política, por el tránsito a la abundancia, dado que la economía política no es más que la ciencia de la penuria y el arte de repartirla; el fin de la moral, por el retorno a una costumbre razonada; el fin de la historicidad, basado en los determinismos económicos y las luchas de clases; el fin de las clases creadoras y/o productoras de historicidad”.
Si descendemos los peldaños necesarios desde la exposición filosófica del profesor Fueyo Alvarez al contenido de la estrategia de la subversión y la realidad que nos envuelve, empeño para el que no se requieren especiales dotes, caeremos en la cuenta de que los “finales” marxistas enunciados tienen inequívoco reflejo en las extremosas acciones rompedoras del gobierno Rodríguez. Lo que, dada su existencia menos abrupta en otras naciones, nos llevaría a concluir que la escatología marxista prevalece hoy en Occidente, pese al hundimiento de la Unión Soviética. ¿Pero cómo conciliar tal evidencia con el capitalismo liberalista bajo el que marcha el mundo y en nuestro caso notoriamente amancebado con quienes gobiernan mediante el desgobierno, valga la paradoja?
LAS CLAVES DEL IMPERIO MUNDIAL EN ACCIÓN
HUXLEY y Orwell se anticiparon a la actual deriva al novelarla, uno desde un anclaje en la sociedad capitalista y el otro tras su experiencia en la España roja. Lo llamativo es la coincidencia de ambos en sus premoniciones. “La tercera ola”, de Alvin Toffler , describía en los años ochenta lo que pudiéramos denominar el imperio mundial del dinero. Un poder oculto que maneja a su antojo los sistemas políticos de la naciones, sus cambios de gobierno y sus incidencias de todo orden. La tercera ola no era otra cosa en la práctica que el Nuevo Orden Mundial. Años más tarde (1996), David Rocckefeller precisaba las directrices a que debía ajustarse la futura estructura política y económica del mundo, una de cuyas premisas se concretaba en la desaparición de los Estados-Nación y la asunción de sus competencias por Empresas-Estado. Multinacionales, naturalmente.
Escribí en más de una ocasión sobre aquella conferencia de Rockefeller en el Círculo Económico de Nuevas York, el de los grandes millonarios, y la coincidencia luego de Gorbachov, quien, como su mentor Andropov, fue dirigente del KGB y el que, desde dentro, contribuyó de manera decisiva al desfondamiento de la Unión Soviética. Pero hay algo más significativo si se escarba bajo la piel retórica del mundialismo capitalista. Es tan hegeliano como el marxismo. Y considero que le es también aplicable la tesis de los “finales” expuesta por el profesor Fueyo Alvarez.
¿Fue casual que la casa de cambios de los Rothschild en Francfurt financiara a Carlos Marx mientras escribía “El Capital”? ¿Lo fue también que los Rothschild estuvieran detrás de la creación de la Orden de los Iluminados, motor de las revoluciones norteamericana y francesa, amén de la bolchevique mediante el Movimiento Revolucionario Sionista? No se entenderían las coincidencias de fondo expuestas entre los totalitarismos liberalista y marxista sin la existencia de un común origen.
Y si admitimos que, como señalaba el profesor Fueyo Alvarez, la economía política era para Marx “la ciencia de la penuria y el arte de repartirla”, las crisis cíclicas promovidas por los poderes financieros capitalistas provocan penurias generalizadas que acrecientan su absorción de la riqueza y su fuerza, para luego estimular un nuevo “tránsito a la abundancia” desde el que provocar una nueva crisis para una nueva cosecha mediante el reparto de la penuria. La capitalización estatal de la penuria en la Unión Soviética desembocaría, tras su implosión, en la aparición de grandes millonarios procedentes de las estructuras del PCUS, unos eslavos y otros ashkenazis, que se apoderaron del tejido industrial y de las fuentes de materias primas estratégicas y han sentado plaza en Occidente.
DATOS REALES, PERO INCOMPLETOS, DEL IMPERIO DEL DINERO
DENUNCIABA la revista “Greenpeace” el pasado año (la cita la extraigo de un artículo de Antonio García Fuentes): “En el mundo hay actualmente 79 multinacionales y csi 800.000 filiales. De las cien economías más fuertes del mundo, 51 son multinacionales. Controlan el 85% de la inversión extranjera directa mundial y más del 60% de comercio. Las 500 mayores suman el 25% de la producción y generan el 52% del PIB mundial. Evaden impuestos en países del Sur por un total de 160.000 millones de dólares al año. El 95% de las patentes pertenecen a multinacionales del Norte. Mosanto controla el 90% de las semillas transgénicas. Microsoft tiene un 82,6% del mercado en sofware informático. Empleos Niké: 30.000 trabajadores directos y 800.000 indirectos. La facturación global de Shell equivalía en 2007 al PIB de Venezuela”.
Podría haber profundizado la organización puntera del ecologismo para descubrir que la participación dominante en casi todas esas multinacionales está en manos de trece familias financieras de muy antigua cepa europea y sionista. Es bueno, no obstante, que nos explique a grandes rasgos quienes controlan las finanzas, el comercio, la industria, las redes informáticas, la agricultura y la investigación mundiales. Lo curioso del caso es que también Greenpeace es una multinacional que cubre el globo, a su son se mueven infinidad de asociaciones y grupos ecologistas, dispone de grandes recursos aún sin tener capital, se alinea con el gran aparato que amedrenta con el cambio climático amparado por la Secretaría General de la ONU y abandera en vanguardia la lucha contra la energía nuclear, cuya limitación beneficia al cartel de la comercialización y transformación del petróleo aún más que a sus productores. El gran negocio del petróleo no es el refino para combustibles, pese a su formidable volumen, sino los cientos de productos derivados de la petroquímica, también en manos de multinacionales y sus filiales.
LA MORTAL SUBORDINACIÓN DE ESPAÑA AL IMPERIO OCULTO
INVITO a mis lectores a que trasladen a lo que acontece en España los “finales” señalados por el profesor Fueyo Álvarez, comunes a marxismo y capitalismo, según he pretendido establecer. Comprobarán que coinciden con ellos el asedio a la religión católica, al tiempo que se allana el camino al islamismo y la exaltación del laicismo esconde a duras penas un insidioso ateismo; el cerco a las escasas fuentes que restan de pensamiento inteligente; la dislocación de las relaciones sociales y sus unidades básicas de convivencia; la suplantación de las agotadas ideologías por tópicas ocurrencias elevadas a categoría imperativa; la dislocación del Estado en un difuso confederalismo de naciones taifales y la subordinación de las instituciones básicas a la arbitrariedad del poder político; el fomento de la inmoralidad en la sociedad, sobre todo la inmersión de la juventud en la animalidad, y una corrupción abrasiva capitaneada por quienes dominan los circuitos del poder político y financiero; y, en fin, la manipulación artera de la Historia para ocultar sus propias responsabilidades y adecuar la más remota a la versión negativa que conviene al “imperio oculto” del que son cipayos y enjaretó el iluminismo, no sólo valiéndose de la Ilustración, y respecto de la cual insisto en la necesidad de leer “La leyenda negra”, de Julián de Juderías, publicada por primer vez en 1914 bajo el título “La leyenda negra y la verdad histórica”; y por último, el anegamiento de la creatividad a manos de la tiranía mediocrática.
Emergen ya brotes aislados de rebeldía. Pero lo desesperanzador, por no decir terrible, radica en que los más de ellos están estimulados por el malestar económico y no por los valores esenciales que prostituyó el relativismo materialista. Y cuando no lo son, como las manifestaciones en defensa de la vida o anteriormente por la unidad de España o contra el terrorismo, carecen de la continuidad y la ligazón de un liderazgo político capaz de remover las conciencias con una oferta atractiva y lúcida en que se conjuguen la verdad de nuestro pasado, positiva o negativa, e ideas innovadoras de futuro. Pero hoy por hoy no se vislumbra su eclosión. La asfixia el sistema a izquierda y derecha virtuales, que no reales.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5652
viernes, abril 16, 2010
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