jueves 22 de abril de 2010
Mis amigos Navalqueños
Félix Arbolí
S UEÑO con una España en paz y armonía, donde sus gobernantes y políticos, sin distinción de colores, ni intereses partidistas y particulares, se dedicaran amigable y civilizadamente a resolver los problemas de toda la nación, sin exclusión de regiones, ni distingos de siglas ideológicas o vestigios de una época de enfrentamientos y guerra que nadie desearía tener que vivir nuevamente o hacérsela padecer a sus hijos. Sueño con la honradez y eficacia como señas de identidad de nuestros políticos en bien de la comunidad que los eligió y en el mejor servicio a la patria, únicos objetivos que deberían inspirarles en su función. Sueño con que el ejemplo de esos pueblos españoles donde se discuten y toman las decisiones en los ayuntamientos, mediante una dialéctica civilizada y razonada y posteriormente los que han participado se reúnen en el bar, centro cultural o cualquier otro lugar de ocio, para disfrutar un tiempo de esparcimiento y confraternización sin sombras que les enturbien, ni resabios que les conturben, porque las posibles diferencias han quedado aparcadas en el salón de plenos. La España que sueño en mis noches y me gustaría ver reflejada en cada uno de los siete mil municipios de nuestra geografía. Sueño poder conocer aunque sea un solo pueblo de mi querida España con políticos de esta casta y buenas costumbres para despertar sin las zozobras de ver tan bonito soñar convertido en pesadilla.
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Cuando todo hacía suponer que iba a ser un domingo normal, aunque con chaparrón o mejor diría diluvio incluido e inesperado, de esos que nos dejan hecho una “sopa”, utilizando un argot popular y expresivo, suena el móvil y recibo una gratísima noticia. Procede de Navalcán, el maravilloso y sorprendente pueblo toledano, al que meses pasados, concretamente en Firmas Invitadas del pasado 25 de noviembre, dediqué mi artículo, alabando la honradez de sus munícipes y el compañerismo y la solidaridad existente entre ellos, tanto los cinco del PP, como igual número del PSOE, y el independiente. Los once hombres buenos de una España que no está perdida del todo, gracias a estos políticos honestos que nos hacen concebir la esperanza en un mañana mejor con libertad, pero sin ira. Un equipo galáctico dentro del universo político español, pues no sólo se entregan con todo entusiasmo a sus actividades como ediles, sino que le suponen un ahorro al erario público, pues abonan muchos de sus gastos oficiales con sus propios medios y salarios profesionales. Algo insólito en nuestra política actual tan dada a la corrupción, así como el excelente compañerismo existente entre ellos que no siguen la norma habitual en esas esferas de desprestigiar al adversario y utilizar al ditirambo en uno mismo. Lo que en “roman paladino” usando a Berceo, significa una honestidad acrisolada y un escrupuloso sentido de abnegación y servicio a sus convecinos y solidaridad entre compañeros. Estos sí que merecen salir en letras de molde y páginas del BOE como reconocimiento, ejemplo y fehaciente testimonio de cómo deberían ser nuestros políticos en todas las esferas. Pero un reconocimiento sin distinción de siglas políticas pues su trabajo y entusiasmo lo ponen al servicio de sus ciudadanos sin tener en cuenta las ideologías de ofertantes y receptores. ¡Cuantos buenos vasallos se pierden en el confuso mundo de nuestra política por no encontrar a ese buen señor que, como nuestro inigualable Cid, fuera capaz de ganar las más difíciles batallas a la indiferencia, la corrupción y el esperpento!. Un rayo de luz y de esperanza en esta España tan crispada y desolada.
La llamada era de Antonio Sánchez Sobrino, concejal del citado y paradisiaco municipio por el Partido Popular y víctima de amenaza y atentado de ETA, aunque lo mismo la hubiera hecho uno del PSOE o el independiente, pues en este loable y excepcional empeño como ya he comentado no existen distinciones ideológicas a la hora de dar lo mejor de uno mismo en beneficio de los demás. ¡Qué bonito y ejemplarizante!. Me hablaba en su nombre y el de sus compañeros, para invitarme a visitar su pueblo agradecidos a lo que había publicado sobre ellos. Sabían que me gustaría conocer ese escenario de auténtico cuento y decidieron hacer posible mi deseo. Un rincón en plena Sierra de Gredos, con el río Tietar y pantano donde abunda la pesca y se realizan diversas actividades de ocio, ermitas, puente romano, dolmen megalítico, calles y plazas ajardinadas, rutas para motos, escenarios para la práctica del senderismo, casa rural, etc, etc. Un lugar idílico cargado de historia, maravillosas tradiciones, (como el divertido baile de la manzana), monumentos arquitectónicos y bellezas naturales maravillosas, conservados gracias al celo y la laboriosidad de sus dos mil trescientos habitantes. La invitación era para asistir a la romería que a la ermita navalqueña de San Isidro se celebrará el próximo día 15 de mayo y conocer el pueblo, donde me presentaría al alcalde y resto de concejales. Caso de que ese día no me fuera posible, eligiera yo la fecha. Me quedé paralizado y mudo en fracciones de segundos al no esperarme tan grata y nada habitual sorpresa en los tiempos que corren. ¿Cómo iba a decir que no a una de las más bonitas invitaciones recibidas en mi larga vida de plumífero impenitente?. Me habló someramente del programa, ya que la charla era a través de un móvil y yo estaba en plena calle resguardándome del aguacero. Consistiría en romería procesional a la ermita, misa al aire libre, degustación de tapas y productos de la tierra con todos los romeros y posteriormente la Caja Rural, nos ofrecería una parrillada bajo una carpa. Luego y como es lo habitual en este tipo de eventos populares, la fiesta continuaría entre los navalqueños y visitantes. Si no disponía de medio de transporte, ya que le indiqué que no tengo ni coche, ni permiso de conducir, pues siempre he sentido pánico de ponerme ante un volante, me dijo que ellos irían a buscarme a Toledo. Un nuevo y bonito detalle que capté y me impactó, pero no hizo falta ya que mi hijo se brindó a llevarnos y hasta mi hija, marido y los dos nietos, se apuntaron a la fiesta, pues no querían perderse tan feliz ocasión de conocer ese paraíso y a tan gentiles anfitriones. No sé si habrá algo más, ya que indicó que me preparaban una bonita sorpresa.
Un detalle que me parece excesivo, aunque conociendo los antecedentes y forma de actuar de este pueblo, auténtico regalo de la Naturaleza a la región castellano-manchega, no me extraña nada. Hasta el mismo Arthur Miller, el inolvidable dramaturgo y premio Nóbel, al recibir en 2002, el premio Príncipe de Asturias en Oviedo, hizo alusión en su discurso de aceptación a Navalcán, sus bellezas naturales, importancia histórica y esa especial y elogiosa manera de ser de sus vecinos, que habían conquistado plenamente el corazón de su esposa, autora de una magnífica exposición fotográfica sobre el pueblo. El escritor lo quiso conocer personalmente y lo visitó en compañía de ella y del poeta y también Premio Nóbel, Derek Walcott, que no pudo contener su emoción ante el recibimiento que le hicieron y sólo decía con los ojos llenos de lágrimas “!En mi vida he visto algo tan bonito!”. Arthur y su esposa tienen sendas calles con su nombre. El agradecimiento es una cualidad más de las muchas que tienen estos seres que parecen pertenecer a otra galaxia, teniendo en cuenta como se vive hoy día y la pérdida de los valores morales y cívicos a la que asistimos.
Desde este momento y aún antes de conocerlo y disfrutarlo, me considero un navalqueño de corazón, ya que no puedo serlo de nacimiento y será un municipio que formará parte importante de mis recuerdos más entrañables y mis más sinceras emociones. Una de las pocas y formidables satisfacciones que uno recibe cuando escribe poniendo en el empeño sinceridad y sentimientos. Un detalle más que honra y distingue la gentileza y honestidad de sus políticos, que lógicamente es reflejo de la de todo el pueblo. Otros con mayores razones se hacen el sordo y ni siquiera te dan las gracias, aunque uno escriba lo que le dicta el corazón y considera que es digno de destacarse, sin esperar nada a cambio como un simple deber de justicia y sinceridad.
Llevo más de cincuenta años ejerciendo el periodismo, los primeros cuarenta de manera profesional,. adscrito a la redacción de algún medio de tirada nacional o desempeñando la jefatura de redacción de una agencia de prensa, donde colaboraron firmas muy destacadas y empezó a publicar sus primeros relatos de aventuras el luego famoso Alberto Vázquez Figueroa, recién terminado uno de sus periplos aventureros y literarios. Le recuerdo sentado ante la mesa de mi despacho, hablándome de sus experiencias por los más diversos lugares del mundo y entregando para su publicación los reportajes realizados en sus numerosas y siempre sorprendentes aventuras. En aquellos tiempos, dada mi posibilidad de escribir y aupar a la fama a aspirantes y principiantes y mantener en el candelero a los estables, era normal que recibiera regalos y cestas magníficas de Raphael, Pepe Rubio, Paco Rabal, Carmen Sevilla, Lola Flores, etc, etc. Incluso columna en La Vanguardia dedicada al “joven periodista y amigo”, por el académico Federico García Sanchiz y un homenaje que me hicieron en la plaza de toros de Majadahonda los comerciantes y vecinos del Camino Viejo de Leganés, agradecidos a mi labor a favor del barrio. Pero todo esto era ya agua pasada. Esta inesperada invitación mañanera, ha sido una sorpresiva y grata noticia. Detalles como éste le hacen a uno continuar siendo sensible a los problemas ajenos y destacando al prójimo que merezca el respeto y la alabanza. Gracias Navalcán y hasta el l5 de mayo en esa magnífica romería que no quisiera perderme por nada del mundo.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5658
jueves, abril 22, 2010
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