miércoles, abril 14, 2010

Gundin, Bono y sus extraños amigos del ladrillo

miercoles 14 de abril de 2010
Bono y sus extraños amigos del ladrillo

José Antonio Gundín (Elsemanaldigital.com)

H AY que reconocer que José Bono no es un político corriente, que tiene un sexto sentido para verlas venir y que si lleva tantos años desempeñando los más altos cargos no es por casualidad. En una palabra, es uno de los políticos más astutos, sagaces e invulnerables de cuantos hoy bracean en las revueltas aguas de la política. De ahí que haya saltado como un resorte ante las sospechas vertidas sobre su patrimonio inmobiliario, que según las informaciones publicadas no es pequeño ni modesto, y haya puesto en manos del fiscal su fe de vida económica.

No hay nada que objetar a esta decisión de Bono, que con toda legitimidad busca defenderse de las acusaciones. Los políticos, en general, y los altos cargos en particular tienen todo el derecho a reividicar la limpieza de su patrimonio y a pedir amparo si consideran que se les injuria o difama. Como a cualquier mortal, les asiste el derecho a la defensa y a la presunción de inocencia. Pero ya que Bono ha tomado la iniciativa de pedir la intervención de la Fiscalía, lo natural es que ésta abra una investigación para corroborar que no hay nada ilícito ni inexplicable en las cuentas del presidente del Congreso. Con luz y taquígrafos, como corresponde a la dignidad de la Cámara. Que la iniciativa haya partido del propio afectado, le honra.

Por lo demás, en todo este asunto tal vez no se haya valorado con toda justicia la contribución económica de la esposa de Bono a la hacienda familiar, que como empresaria es muy notable y productiva. ¿Da todo ello, sumados los ingresos de los cónyuges, para amasar el suculento patrimonio inmobiliario del que se habla? No hay que descartarlo. Sea como fuere, tal vez lo más dañino para la reputación de Bono no sean tanto los pisos que haya podido adquirir con el sudor de su frente como los personajes que han intervenido en las operaciones: clientes y deudores privilegiados de la quebrada Caja Castilla La Mancha. Empresarios del ladrillo que recibieron trato de príncipes del Renacimiento por parte de una Caja que acabó expoliada bajo la batuta del socialista Hernández Moltó. Como casi siempre, son las malas compañías las que inducen a la sospecha, más que los hechos en sí. Es verdad que quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero algunos pueden llevarte a la ruina con sus tesoros.

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp

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