miercoles 21 de abril de 2010
Fainé-Rato, merienda de blancos
Marcello
Se suele decir entre las gentes del campo: “reunión de pastores, oveja muerta”. Isidro Fainé y Rodrigo Rato no son pastores de ovejas ni de almas, sino más bien dos cardenales del mundo de las finanzas españolas con un largo y exitoso recorrido en el campo económico y financiero y una mal disimulada ambición, la carne es débil. Tampoco la política le es ajena a ninguno de los dos, al otrora vicepresidente del gobierno de Aznar, Don Rodrigo, ni al banquero catalán que desde la cúpula de La Caixa mantiene una especial relación con el Partido Socialista y los nacionalistas catalanes. Y, visto como está y como viene el mapa político español, nunca se sabe, si un día no lejano como el de las elecciones catalanas del otoño, ambos dos, Fainé y Rato, se encuentran en los palacios episcopales del poder en pos de una coalición CiU-PP en Cataluña, que luego, en 2012 podría reiterarse a nivel nacional en Madrid, pero esto es ir ya demasiado rápidos, regresemos al momento actual.
A su regreso del FMI, de donde Rato volvió de precipitada manera y sin culminar su mandato (se perdió desde esa excepcional atalaya el estallido del volcán financiero de Wall Street), el astuto Fainé le hizo sitio en Criteria al famoso ex vicepresidente del PP, que además tenía otras ocupaciones, todas ellas bien remuneradas en Santander, Lazard, etc. Y puede que en esos días de conversaciones y paseos por las Ramblas catalanas surgiera la idea del asalto al poder de la otra mitad del cielo financiero, que hoy enladrillado está de hipotecas, de créditos perdidos, y endeudamiento exterior hasta las cejas, aunque es verdad: unos más que otros. Digamos que pudo, o no, existir un plan o simplemente salió una carambola pero de esa buena amistad que anidaba en Criteria surgió la pretensión de Rato de alcanzar el poder de Caja Madrid, y de ahí la cúpula de la CECA para Fainé, y una vicepresidencia para Rodrigo, y una vara de mando para el Isidre catalán, que hoy está al servicio del gobierno de Zapatero como lo están casi todos los banqueros y esa es, más o menos, su obligación.
De manera que ya están Rato y Faine, al mando de dos buques bancarios y avistando a una flota de Cajas de Ahorros que dicen que vale 100.000 millones de euros y que, si se vendiera y privatizara, buen servicio que le iba a hacer a las arcas del Estado, exhaustas por el déficit. Pero no, lo de las Cajas se queda de momento en la familia. En las familias políticas regionales de momento, y en las familias de las altas finanzas y la alta política que ejemplarizan ambos presidentes del ahorro nacional, que se dicen que van a pilotar una “privatización” del sector financiero, como ocurrió con Argentaria en los tiempos de Aznar, y las llamadas joyas de la Corona, Telefónica de por medio. Todo va a depender de esa esperada Ley para la reforma de las Cajas de Ahorro que tiene nombre de un inmortal poeta, Lorca, pero cuyo contenido no será lírico ni prosaico, sino contante y sonante. Y ya veremos como acaba la anunciada Ley y como se articula el nuevo mapa del ahorro nacional donde van a desaparecer muchas de las Cajas actuales, unas por lo que deben, otras porque ya no pueden más, y otras porque el negocio será nacional. ¡Cajas de Ahorro nacionales! Ya lo dijo Cristóbal Montoro por su boca de ganso desde el PP. Y ¿Quién es el señor Montoro? El hombre de confianza de Rato, la larga mano de don Rodrigo en Génova 13, su ex ministro de Hacienda, y el que ahora se considera como el vicepresidente “in péctore” de Rajoy, si es que Rajoy llega al poder.
Por eso, entre unos y otros ambiciosos y zascandiles, le hicieron luz de gas al bravo Manolo Pizarro en el Grupo Parlamentario del PP. De haberle entregado la portavocía económica, y con escaño en propiedad, el de Teruel habría hecho incluso sombra sobre Rajoy y eso era un riesgo que el de Pontevedra no quería correr. Y Pizarro cogió el sombrero y se marchó. Y ya estamos en el nuevo diseño de las fusiones de Cajas por las buenas o las malas con La Caixa y con Caja Madrid como tiburones blancos, depredadores por doquier disfrazados de santas hermanitas de la caridad para ayudar al pobre MAFO, el gran inútil Gobernador del Banco de España. El mismo Miguel Ángel Fernández Ordoñez que no vio la crisis, ni supo qué hacer con ella, ni tomó medidas con los bancos endeudados y las cajas preñadas de ladrillo, y que sigue sin saber con lo que tiene encima y piensa que los Rato y Fainé le van a sacar las castañas del fuego.
Siempre se ha dicho, en esto de la política y del poder, que como en todas partes hay negros y blancos. Y los negros somos el común de los mortales y los blancos son la élite. Desde luego Rato y Fainé son blancos como la pared de un cortijo. Nacieron blancos y ahí siguen, y se van a poner las botas, y se van a quedar para ellos y sus gentes con dos bancos poderosos, una vez que termine la cacería de las fusiones, para que la gran partida de las altas finanzas se juegue a cuatro en compañía de BBVA y Santander, donde habitan otros dos blancos, aunque el más blanco de todos es don Emilio Botín, porque de casta la viene al galgo.
O sea que vamos a ir de la conquista de la CECA a la Meca del poder financiero español en un suspiro, porque en el PSOE no se enteran de nada, Salgado es un chanquete doradito, y en el PP don Mariano está echando la siesta y Montoro se frota las manos, como seguro que se las están frotando los grandes despachos, empresas afines, familiares y del entorno, porque todo anuncia a que se vuelven a dar cartas en la mitad del mapa financiero español. Pero, eso sí, que se ande todo el mundo con cuidado porque no está el país para bacanales y jolgorios de las “stock options”, sino más bien para la responsabilidad, no vaya a ser que en la merienda de blancos que se anuncia alguien se dé un atracón de más y el castillo de naipes que a lo mejor construyeron en sus sueños de Criteria don Rodrigo y don Isidre, se derrumbe por un golpe de aire, o un soplido del lobo feroz que nos sigue acechando y no suelta, al menos en España, el bocado de la crisis económica y financiera. Ojalá que este tándem de Rato y Fainé vaya con pies de plomo y haga las cosas bien. El asalto a la jefatura de la CECA es toda una señal de que no dan puntada sin hilo. Sólo nos falta por saber cómo será el traje que corten estos sastres de la aguja de oro, y para quién. Si es un traje a la medida de los blancos, o a la medida de todos los negros que, con la nariz pegada al cristal de la nueva gran pastelería financiera de momento ve como Rodrigo e Isidro ya están catando el pastel.
http://www.republica.es/2010/04/20/faine-rato-merienda-de-blancos/
miércoles, abril 21, 2010
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