miercoles 21 de abril de 2010
¿Por qué al PSOE se le rebelan sus jueces?
José Antonio Gundín (Elsemanaldigital.com)
LOS dirigentes socialistas deberían, en un humilde ejercicio de autocrítica, interrogarse por qué algunos jueces llamados progresistas, en los que tantas esperanzas habían depositado, se han negado a seguir las consignas del partido o defender los intereses del Gobierno. Tras el fiasco que para el PSOE ha supuesto la insobornable actitud del juez Luciano Varela en el "caso Garzón", llama la atención la corajuda resistencia del magistrado Manuel Aragón Reyes, pieza clave del actual Tribunal Constitucional y principal escollo para que saliera adelante una sentencia favorable a La Moncloa y a la Generalitat. Al igual que Varela, Aragón está cerca de Jueces para la Democracia, en cuya revista ha publicado varios trabajos, y su nombramiento como magistrado del Constitucional se le atribuye directamente a Zapatero. Es cordobés, como Montilla; de hecho, entre su pueblo y el del presidente catalán apenas hay unos pocos kilómetros.
Este breve retrato, sin embargo, sería parcial y sesgado si a continuación no se hiciera constar que el prestigio académico y científico de este catedrático de Derecho Constitucional está fuera de toda sospecha. En su currículum figuran las Universidades de Valladolid, Complutense, Autónoma de Madrid y Florencia, amén del Centro de Estudios Constitucionales. Entre sus trabajos más gratificantes figura el de profesor del Príncipe de Asturias, y entre sus experiencias más dramáticas sobresale el asesinato de Francisco Tomás y Valiente a manos de ETA en su despacho universitario: a la sazón, Aragón era el decano de la Facultad. Experto en Azaña, tiene por maestro a otro connotado jurista vinculado al PSOE, el polémico Francisco Rubio Llorente, muñidor de sentencias tan significadas como las de Rumasa, aborto o recurso previo.
No es extraño, por tanto, que el Gobierno, en general, y Zapatero, en particular, esperaran tanto de su liderazgo y magisterio dentro del Tribunal Constitucional. Pero es posible que no contaran con un pequeño detalle: Aragón no es un jurista "político", al estilo de Pascual Sala, Casas o Eugeni Gay, que deben casi todo su currículum a las querencias de partido. Por el contrario, Aragón es más académico y no admite más sugerecias en su trabajo que las científicas. Se podrá discrepar de sus tesis y postulados, pero difícilmente serán atacables desde el prejuicio político. Tal vez por eso la presidenta María Emilia Casas no le encargó a él la ponencia del Estatut y prefirió a una magistrada, Elisa Pérez Vera, más maleable y con una hoja académica tan discreta como inapropiada para el caso.
La conclusión es que si los dirigentes socialistas se sienten profundamente decepcionados por la decisiones de Varela y Aragón es porque les cuesta entender en qué consiste la independencia judicial. ¿Será porque Alfonso Guerra ya enterró en su día a Montesquieu? El PSOE nunca ha tenido mucho predicamento entre los jueces, rechazo que le ha llevado a legislar de forma intervencionista, bien para decidir los nombramientos, bien para controlar los órganos judiciales de gobierno. Es tal su afán de dirigir y supervisar, que frecuentemene olvidan la existencia de jueces independientes e insobornables. Como Varela y Aragón, cuyas conductas mantienen viva la fe en la Justicia.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
miércoles, abril 21, 2010
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