martes, abril 20, 2010

Marcello, Sonsoles en la jaula de oro

martes 20 de abril de 2010

Sonsoles en la jaula de oro

Marcello

Menuda perita en dulce ha caído sobre el insaciable festín del periodismo español. Un toro de carril para la feria de Sevilla de esos que borda en ABC el maestro costumbrista Antonio Burgos porque ¿a quién se le ocurre sacar a Sonsoles Espinosa en el Vanity Fair? por boca sus amigos que suele ser, en el periodismo anglosajón, un truco o una manera de decir que ella también se prestó a la entrevista, o cantó, o dio el visto bueno a lo publicado, pero que nada de lo dicho se le puede poner en su boca para que no se enfade el señor de la Moncloa que bastante tiene con lo que tiene.

Bueno, decir que se siente en Madrid como “en una sartén hirviendo” no es ningún disparate a pesar de toda la nieve y el agua que ha caído en la capital del Reino, porque están los nervios a flor de piel con los tres Garzones, camino del Supremo, la fuga de Bárcenas del Senado, y todo lo que está cayendo en el Tribunal Constitucional sobre el Estatuto Catalán. Lo que explicaría la manía que le tiene Sonsoles a Madrid y su pasión por Barcelona, suponemos que para asistir al Liceo. A Zapatero le pasa lo mismo pero su sueño es ir al Camp Nou por su afición al Barça del mágico Messi y del genial Guardiola ante los que hay que quitarse el sombrero, o la barretina, chapeau.

Bueno, que a Sonsoles le gusten los bulevares de París no tiene nada de extraño. ¿A quién no le gusta París? Ahora bien, eso de que se siente enjaulada en el palacio de la Moncloa y que añora sus torres de León, como Boabdil añoraba sus jardines de Granada, es mucho decir. Ya sabíamos de la mala leyenda que circula sobre el Palacio de la Moncloa donde deambula el fantasma del vértigo y la locura del poder y otros espíritus con los que seguramente jugarán al escondite las niñas góticas de Zapatero, que en su visita a Obama, parecían, tan modernas y escapadas de un cuento misterioso, o de la mismísima cripta de la Moncloa.

Ahora bien, en la Moncloa no se vive, ni se come, ni se viste tan mal gracias, entre otras cosas, a los Presupuestos del Estado. Con los que además se pueden comprar esos trajes horrorosos de Elena Benaroch, que en lo de las pieles puede pasar pero en la alta costura es un tormento que ya han sufrido Carmen Romero y ahora Sonsoles, por eso de que la Benaroch parece ser la modista del PSOE -¿también viste a la Pajín?-, vendedora de la bisutería de Felipe González y la proveedora de champagne de los condenados de los Gal. Pero nos parece una pasada eso de que Sonsoles se sienta presa en la Moncloa, como una calandria en una jaula de oro.

Ni tampoco parece de recibo que se presente como pionera en lo de vivir su vida y “no querer ser la mujer de”. Eso ¿qué quiere decir? que lo explique. Y luego le sale a la señora la chulería cuando le preguntan que si es cierto que ella se opone a que su marido siga en la Moncloa: “¡qué topicazo, por Dios!”, apostilla la leonesa, porque dice la presidenta consorte que ella “sabe dónde está y cuando tiene que ir a un acto”, ¡pues ¡faltaría más! Para eso les pagan. Además, y ello le honra, Sonsoles ha conseguido que la catedral de León tenga un órgano nuevo, lo que constituye un verdadero milagro y la prueba de que no se está tan mal en la Moncloa. Además ella que, canta como los ángeles, podría actuar en la catedral el día que estrenen el órgano y con tan fausto motivo Zapatero podría invitar a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE al concierto, aprovechando la presidencia europea en la que no para de triunfar.

http://www.republica.es/2010/04/20/sonsoles-en-la-jaula-de-oro/

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