miércoles, diciembre 03, 2008

Una nueva politica contra ETA

Una nueva política contra ETA

Jueves, 04-12-08
EL asesinato del empresario vasco Ignacio Uría resume la estrategia terrorista más primitiva de ETA y, al mismo tiempo, más peligrosa: los etarras, como sucedió con el asesinato del ex concejal Isaías Carrasco, han elegido otra vez el atentado personal a tiros para asegurar la muerte de la víctima. Lo han hecho a plena luz, a mediodía, en territorio «amigo», Azpeitia, localidad guipuzcoana gobernada por ANV, con el apoyo de Eusko Alkartasuna, en lo que puede calificarse como un experimento del frente soberanista que han propuesto los socios de gobierno del PNV a la izquierda abertzale. Además, el atentado mortal contra Uría, una víctima absolutamente indefensa por su edad y por la reiteración de sus costumbres, reaviva la íntima conexión entre ETA y sus grupos de agitación política. Tanto una como otros habían lanzado amenazas -muchas de ellas consumadas con sabotajes- contra la empresa de Ignacio Uría y contra todas las que participan en la construcción de la llamada «Y vasca», la red ferroviaria de alta velocidad que unirá las tres provincias de la comunidad autónoma. El reparto de papeles se ha ejecutado de forma estricta, con los grupos del entramado batasuno agitando la movilización abertzale contra una gran infraestructura -como antes lo fueron la central nuclear de Lemóniz o la autovía de Leizarán, humillantes precedentes de cesión al chantaje etarra- y con ETA como verdugo de esas amenazas.
La detención de «Txeroki» no está siendo determinante ni, por el momento, va a marcar ese punto de inflexión en la organización terrorista, como anunció el Ministerio del Interior. Nada sería más deseable que así fuera, pero el asesinato de Uría y las circunstancias de su ejecución y del «ambiente» social que lo rodea obligan a poner los pies en el suelo y a hacer un recuento de todos los frentes que el Estado debe recuperar para que esa derrota de ETA vuelva a estar tan cerca como lo estuvo en marzo de 2004. La eficacia policial de los últimos meses es incuestionable y merece el reconocimiento general. Sin embargo, es insuficiente porque hay decisiones que no puede tomar la Policía, ni están en manos de los jueces. Dependen de que el Gobierno tenga una decidida voluntad de eliminar políticamente cualquier vestigio de ETA en las instituciones vascas y de deslegitimar cualquier proyecto que, ya venga del entramado batasuno o del nacionalismo gobernante (PNV o EA), tenga como resultado la oxigenación de los terroristas y su reafirmación en los objetivos de la territorialidad, la autodeterminación y la amnistía.
El pacto de Estado contra el terrorismo es necesario y debe tener contenidos concretos. El apoyo incondicional del PP a la acción policial antiterrorista y al compromiso del Gobierno de no negociar con ETA debe mantenerse, porque es lo que necesitan la sociedad y el Estado, pero se hace preciso dar pasos hacia una nueva política más ambiciosa que, en el acuerdo antiterrorista de 2000, incluya el rechazo previo, por parte de PP y PSOE, a cualquier modificación del estatuto de Guernica que se asocie a la solución del llamado «conflicto vasco». También debería descartar el apoyo al PNV en tanto mantenga su desafío soberanista al Estado, y ha de promover todas las iniciativas necesarias para que ANV, el Partido Comunista de las Tierras Vascas y cualquier otro sucedáneo etarra sean expulsados de los ayuntamientos vascos y navarros. La disolución de los gobiernos municipales que no condenen el terrorismo o muestren comprensión hacia la violencia etarra debe ser una prioridad del Gobierno y del Ministerio Fiscal. No hay justificación alguna para que todavía existan consistorios en manos de los proetarras de ANV.
La detención de los asesinos de Ignacio Uría se producirá antes o después y la Justicia los juzgará con arreglo a una ley penal que contempla el cumplimiento efectivo de cuarenta años de prisión. La Policía, los fiscales y los jueces harán su trabajo, pero falta que el Gobierno y el Parlamento cierren el círculo de la reacción contra el terrorismo, liderando una nueva etapa de presión social, legal y política que aspire a una derrota absoluta e incondicional de ETA en todos los frentes.

http://www.abc.es/20081204/opinion-confidencial/nueva-politica-contra-20081204.html

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