miércoles, marzo 12, 2008

Ferrand, El silencio de Gallardon

miercoles 12 de marzo de 2008
El silencio de Gallardón
POR M. MARTÍN FERRNAD
EL silencio postelectoral con que nos sorprende Alberto Ruiz-Gallardón es, desde luego, hijo de la prudencia que la experiencia de las últimas semanas ha introducido en el ánimo del alcalde de Madrid. Lo mismo podría ser el silencio de quien hace penitencia en arrepentimiento de sus pecados de locuacidad que el mutismo de quien se concentra para dar un triple salto mortal sin red. Un silencio que brilla por su singularidad. Todos los demás notables del PP, sea cual fuere su rango y jurisdicción, hablan y no paran sobre la conveniencia de que Mariano Rajoy siga a la cabeza del partido. Algo emocionante. Lo que no sabremos nunca es la génesis profunda de tanta adhesión sobrevenida en torno a un líder. Lo mismo puede ser que con ella pretendan defender los intereses de España, los del partido o, incluso, los suyos propios. Rajoy, si decide marcharse, tiene docenas de oportunidades a la vista. Por ejemplo, un próspero Registro de la propiedad. ¿Es parecido el caso de quienes, con él, ocupan la cúspide de un partido con diez millones de votantes?
Gallardón, según nos anunció en su momento, cuando Rajoy se equivocó al no incluirle en las listas electorales, Esperanza Aguirre en su rabieta comparativa y él mismo en la escenificación de su disgusto, está reflexionando. Del mismo modo que el éxito suele aportar fuerza e impulso, los fracasos insuflan sabiduría. Es más, muchos fracasos juntos constituyen lo que los clásicos conocían como una rica experiencia, una vivencia fecunda y un cabal conocimiento de la realidad. ¿A qué conclusión llegará Gallardón después de su meditación? Los partidos no suelen ser respetuosos con el talento de sus afiliados; pero el todavía alcalde de Madrid, además de talento, tiene poder. Dentro del PP se conoce su dimensión y potencialidad. ¿Tiene la fuerza y la voluntad de, por ejemplo, Rosa Díez para emprender un camino solitario? Eso es muy duro, aunque en el caso de Gallardón, por razones de ejercicio, puede suponérsele una cierta capacidad para convocar a quienes pueden financiar una aventura.
Lo único que cabe sugerirles a los gigantes derrotados, los líderes del «otro» gran partido nacional, sabios en su casa, es que lo que deban o quieran hacer lo hagan pronto. Al día siguiente de que José Luis Rodríguez Zapatero prometa, ante el Rey, su renovado cargo comenzará la campaña electoral con vistas a las legislativas de 2012 y a cuantas otras elecciones puedan precederlas -europeas, autonómi-cas y locales-. En esta ocasión, de tanto perder el tiempo en lo accesorio, el PP llegó tarde a la competición. Tarde, desunido y sin amigos. Ahí está el millón de votos que le separa del PSOE. Si recupera setecientos cada día, cuestión de perseverancia, volverá a La Moncloa dentro de cuatro años. Para entonces, seguro, Gallardón ya sabrá a que atenerse.

http://www.abc.es/20080312/opinion-firmas/silencio-gallardon_200803120247.html

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