martes 25 de marzo de 2008
Los que no descansan
Ignacio San Miguel
E N el semanario “Alfa y Omega”, dependiente del Arzobispado de Madrid, de fecha 13 de Marzo, se inserta un pequeño artículo de Ricardo Benjumea que termina con la información de que en Cataluña, en vísperas de las elecciones, los niños de 10 años han recibido folletos, por supuesto en catalán, sobre cómo masturbarse. “A sus padres les ha parecido bien”, termina el artículo.
Es posible que sea cierto que a sus padres les haya parecido bien, pues concretamente Barcelona está considerada como la ciudad más corrompida moralmente de Europa, después de Ámsterdam. La aquiescencia de los padres no sería sino una muestra no sorprendente de esa circunstancia. Lo que sí se echa en falta es un mayor desarrollo, una mayor explicación, de este tema. A los padres les ha parecido bien, de acuerdo, pero no nos dice si se ha hecho alguna encuesta entre ellos, ni lo que les ha parecido a los niños, etc.
Y lo que se cuida mucho de no decirnos es qué les ha parecido a los obispos y a los curas. Si por parte del clero hubiera habido alguna reprobación o condena, bien lo hubiera expresado, es de suponer. Como no dice nada al respecto, es evidente que han permanecido mudos. ¿Será que también a ellos les ha parecido bien, igual que a los padres? ¿O que temen levantar una nueva polvareda contra la Iglesia si adoptan una postura crítica? Esto último es lo más probable. Han quedado muy impresionados por la reacción del Gobierno ante su nota orientadora preelectoral y, llevados de su natural pusilanimidad, no desean tener más roces que los indispensables. En el caso presente, se han limitado a una solapada noticia en “Alfa y Omega”, sin más comentarios, como no sea la sarcástica alusión a la conformidad de los padres. Una pequeña coz de lado como desahogo de su frustración y amilanamiento. En realidad, se mueren por llevarse bien con los socialistas y progresistas, con los que se encuentran más a gusto que con la derecha. Y, además, les temen.
No debe extrañarnos en exceso la noticia, pues debemos ser conscientes de que existe un vasto plan en marcha de descristianización y desmoralización de Occidente, siendo España la punta de lanza de este proyecto. Y, dentro de España, es Cataluña la que lleva la pauta e iniciativa del proceso.
La dedicación a la infancia puede considerarse bajo un doble aspecto. Es evidente que se quiere transformar a las generaciones futuras, por lo que resulta lógico que se empiece ahora con los niños. Pero determinados contenidos de manuales de Educación para la Ciudadanía, y noticias que se oyen sobre la forma en que diversos docentes aplican estos contenidos, hacen pensar legítimamente que en paralelo a la transformación de las mentes de los niños, puede buscarse otro efecto. En el camino de degradación moral que sigue Occidente se han ido derribando todas las vallas, todas las resistencias que en tiempos no tan lejanos existían. La pornografía tiene pleno asentamiento legal, el aborto también, el homosexualismo es generalmente respetado y defendido, llegando en algunas naciones, entre ellas España, a darle el estatus de matrimonio. Sin embargo, la pederastia no tiene todavía la aceptación que muchos quisieran, y sigue siendo ilegal. Pero cualquier observador ligeramente suspicaz habrá podido advertir que existen intentos en marcha para derribar esta última barrera. El más clamoroso de ellos puede ser la resolución en el año 2000 de la Asamblea General de la Unión Europea recomendando a los países miembros la anulación del tope de edad de los niños para mantener relaciones sexuales con mayores. La resolución no era vinculante, pero no cabe duda de que supuso un empujón importante en el sentido que comento. De todas formas, y por el momento, predomina la idea de que los derechos de los niños deben ser protegidos y de que la pederastia supone una agresión contra los mismos.
Digo “por el momento”, porque aquí en España, avanzadilla de la desmoralización, aparte de legalizar el “matrimonio” de homosexuales, se les ha dado a éstos la capacidad para adoptar. Esto supone no tener en cuenta los derechos de los niños, pasar por alTo los perjuicios que les ha de causar su condición cuando crezcan, y no tener en cuenta para nada la opinión que sobre su situación puedan tener entonces. El niño es pasado por alto, y sólo se valora el deseo que puedan tener estos homosexuales de tener su muñequito para divertirse con él sin tener en cuenta cualquier otra consideración. Naturalmente, es de suponer que estos homosexuales encauzarán a sus niños por la senda que ellos han seguido en su vida sexual. No hace falta tener un exceso de imaginación para adivinar las prácticas a que les someterán.
Pero esto significa ni más ni menos que avanzar decidida y legalmente por el camino del desprecio del niño, algo que no resulta muy raro en un país que es el paraíso del aborto. Avancemos un poco más por esa senda y acabaremos no percibiendo la necesidad de proteger a los niños de los pederastas. De eso se trata. De derribar el último obstáculo que se opone a la satisfacción de todos los instintos sexuales de manera indiferenciada. La idea que se ha ido imponiendo desde los años sesenta hasta la fecha es que todos los instintos sexuales son buenos. Por tanto, ha de llegar el día, posiblemente a medio plazo en que la pederastia será legalizada. Hay gente que no descansa trabajando para conseguir esta meta. El mal no descansa. Trabajaron sin descanso para que el aborto se legalizara. Lo mismo hicieron con el homosexualismo. A la pederastia le llegará su turno. La noticia de Cataluña va en esa dirección. Se trata de enviciar a los niños para facilitar la tarea.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4516
martes, marzo 25, 2008
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