German Yanke, El equipo viejo de Rajoy

viernes 14 de marzo de 2008
El equipo viejo de Rajoy

Germán Yanke
Los dos principales dirigentes populares que han atravesado la legislatura ya terminada junto a Mariano Rajoy —Ángel Acebes y Eduardo Zaplana— son evidentemente distintos pero tienen algunos rasgos en común. Ambos han cultivado y potenciado la doctrina intelectual y periodística más crispante e inconveniente para las aspiraciones del PP y ambos parecían volcados —con la lamentable historia de su actitud ante la investigación de los atentados del 11-M— en justificar su posición en aquel momento más que en la búsqueda de un partido y un discurso independiente y moderno. La renovación que se impone tras la derrota del pasado domingo tenía, lógicamente, que afectarles.
La sustitución de Zaplana es más fácil como portavoz de un grupo parlamentario que, de inmediato, será distinto del anterior, y ya se ha adelantado él mismo a decir que, para facilitar la renovación, abandona el cargo. Es un modo suave de reconocer que no tenía ninguna posibilidad de ser elegido de nuevo como portavoz, ni por la dirección del partido ni por los diputados electos. Pasado el primer trago, el PP debería considerar que ese puesto importantísimo, sobre todo estando en la oposición, no sólo es un símbolo de un modo de hacer política, sino un cargo de gestión del trabajo de 154 diputados. En esta pasada legislatura, la organización del grupo, el reparto de trabajo y el trato a algunos diputados ha sido lamentable y las quejas se han venido oyendo más allá de Génova, no de la calle madrileña en la que está la sede del partido, sino, por su tono, de la ciudad italiana.

Ángel Acebes, al parecer, puso su cargo de secretario general a disposición de Rajoy tras las elecciones y el presidente del PP prefirió esperar al próximo congreso, aunque muy bien podría haber sido nombrado un nuevo secretario general, para preparar el citado congreso, por el Comité Ejecutivo. El comité estaba demasiado preocupado con la continuidad de Rajoy y las maniobras a su alrededor y se pretendía dar a Acebes una salida más digna. Pero el secretario general no es sólo, como en el caso anterior, el rostro de una maquinaria política que tiene que responder a un proyecto renovado, sino el encargado de que esa maquinaria funcione. Y el trabajo interno del PP, a nivel nacional, ha sido otro de los graves errores de esta legislatura.

Todo, por el momento, previsible. No revela más sobre el futuro de la acción política del PP —y el nuevo equipo— que la remoción, respetuosa en las formas, de unos obstáculos. Ya durante la campaña electoral, en la que se pretendió primar una imagen de Mariano Rajoy más templada de lo que había sido el PP de estos cuatro últimos años, los dos colaboradores quedaron relegados a un segundo plano. Pero cuando el candidato popular habla de hacer “su equipo” tampoco se puede olvidar que el que ha tenido hasta ahora ha sido también el suyo. Acebes y Zaplana podrán seguir dedicándose a financiar periodistas y, mientras, Rajoy podría pensar por qué, si son tan lógicas estas sustituciones, no las ha impulsado antes.
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