martes, marzo 25, 2008

Miguel Angel Loma, Sanchez Gordillo, Queipo y la Macarena

martes 25 de marzo de 2008
Sánchez Gordillo, Queipo y la Macarena

Miguel Ángel Loma

E L recién electo diputado del Parlamento Andaluz por IU, Juan Manuel Sánchez Gordillo (alcalde de Marinaleda, Sevilla), ha anunciado que su primera iniciativa parlamentaria será instar al Gobierno de la Junta de Andalucía para sacar los restos del general Queipo de Llano de la basílica de la Macarena, donde reposan por la banal razón de haber sido el propulsor de su construcción. De estas declaraciones hay que alegrarse, además de por el gesto de inusitada valentía que supone enfrentarse a un militar que lleva enterrado casi sesenta años, por la innovadora actitud que significan tales palabras en un comunista, instando una tramitación parlamentaria sobre un asunto que, sus antepasados ideológicos, hubieran resuelto mediante el saqueo e incendio de la basílica (con la Virgen incluida), sin necesidad de molestar a sus señorías parlamentarias.

Está claro que dicha iniciativa aborda una urgente demanda social reclamada por una multitud de andaluces y, especialmente, por los de Izquierda Unida que, como es sabido, andan siempre muy preocupados por los enterramientos habidos en suelo sacro. Pero lo que quizás resulte excesivo es iniciar un trámite parlamentario para tal finalidad, cuando en la misma federación política del señor Sánchez Gordillo cuentan con un personaje de habilidades casi mágicas, como es el concejal del Ayuntamiento de Sevilla, don Lolo Silva. Si don Lolo fue capaz de borrar de la faz de la tierra toda una mastodóntica cubierta de la Copa Davis (cuya mayoría de piezas todavía no se han localizado), lo de hacer desaparecer unos cuantos huesos debe resultarle una fruslería. Para lo de Queipo bastaría con nombrar a don Lolo depositario de los restos del general.

Una vez desaparecidos éstos, la fosa podría aprovecharse para albergar el cuerpo de Santiago Carrillo o, si se quiere darle al asunto un alcance más universal, del mismísimo Fidel Castro; pero, obviamente, sólo cuando tuvieran lugar los desgraciados óbitos de ambos, que tampoco es cosa de enterrar a la gente en vida, ni esta es actividad en la que los comunistas dispongan de experiencia.

La memoria histórica en Sevilla es una maravilla.


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4517

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