viernes 14 de marzo de 2008
Y ahora viene la segunda, que es la más interesante…
Miguel Ángel Loma
C OMO siempre conviene hacer gala de cierto optimismo para no ser tachado de catastrofista, más de uno considerará que, una vez ganadas las elecciones, Zapatero suavizará un poco la presión que ha estado ejerciendo últimamente sobre la media España que no le vota, adoptando mayor flexibilidad en su trato con la oposición e incluso algo de visión de Estado en los graves asuntos que nos amenazan. Esperanza vana. Porque tal conclusión significaría que Zapatero es capaz de aceptar que puede equivocarse; y eso es mucho pedirle a un tipo tan crecido como él, encantado de conocerse, y con los suyos haciéndole la ola. El emperador cubre sus vergüenzas y carencias intelectuales con los votos, como ya hiciera el caudillo González para cubrir sus escándalos. El emperador camina desnudo por una España cuyo Estado y sociedad se descomponen a su paso, mientras Zerolo le contempla arrebolado con ojitos concupiscentes.
¿Qué nos espera ahora con el segundo mandato de Zapatero? Pues más de lo mismo, pero tirando a peor: domesticación del Tribunal Constitucional y consiguiente aprobación del Estatuto catalán, y de todo lo que venga; presión sobre la independencia del Poder Judicial, medidas de acoso y seguimiento sobre jueces «rebeldes» que no se avengan con las líneas de actuación marcadas desde el Poder Ejecutivo y Legislativo, y creación de nuevas vías de acceso a la magistratura para dotarla de «profesionales comprometidos con el progreso, la democracia y la libertad»; nuevos intentos de división de la AVT con posibilidad de cierto éxito tras la marcha de Alcaraz, y vuelta a la negociación con ETA aun sin descartar nuevos atentados de la banda criminal; persecución de la lengua española por parte de los de siempre, aumento de sus reclamaciones y demandas separatistas, y extensión del secesionismo por el resto de comunidades; implantación de la moral ZZ (zapaterozerolina) del todo vale, sobre todo de ombligo para abajo; «profundización en la ampliación de nuevos derechos sociales», que traducido significa: ampliación del aborto, legalización de los primeros supuestos de eutanasia, embrionicidios a mansalva, y comienzo del debate sobre la necesidad de rebajar la edad de consentimiento en los menores para acceder a relaciones sexuales con mayores; grandes dosis en vena de alianza de civilizaciones, de memoria histórica de rojos-buenos, fachas-malos, de feminismo radical, de lenguaje no sexista, de republicanismo redentor, de cambio climático, de cultura e identidad de género, de homosexualismo, bisexualismo, lesbianismo y transexualismo (nos vamos a hartar); mayor polarización y fragmentación de la sociedad española entre seguidores de Zapatero y sus contrarios; caña a tope sobre la COPE, sobre la Iglesia, los obispos y, en general, sobre los principios y valores cristianos, al tiempo que se potenciará cualquier religión o creencia no cristiana o anticristiana; avances en el laicismo de Estado y erradicación de símbolos y presencia religiosa en las instituciones; aumento del índice de fracaso escolar, de la delincuencia infantil y juvenil, del abuso de menores y de los delitos sexuales; multiplicación de la denominada violencia de género, de la violencia escolar y de la violencia en general (ojo, no porque Zapatero fomente los anteriores delitos, sino porque son consecuencia directa del desarrollo de la cultura de la muerte, del progresismo, del hedonismo, y de la desestructuración familiar, que sí fomenta); continuidad en la avalancha de inmigrantes ilegales; frivolización desde los medios de comunicación sobre el consumo de algunas drogas y posible inicio del debate sobre su legalización, a la vez que se estrechará más aún el cerco sobre el tabaco y los fumadores; afloración de los primeros casos graves de corrupción política; insoportable presión fiscal sobre la clase media, mientras los ricos cada vez serán más ricos, y los pobres, cada vez más pobres (diferenciación que también se dará entre unas y otras comunidades autónomas); marginalidad del papel de España en la Unión Europea y, en general, en la política internacional, exceptuando Cuba y los países hispanos gobernados por indigenistas marxistoides; nuevas cesiones de soberanía sobre Gibraltar, y surgimiento de graves problemas de convivencia en las poblaciones de Ceuta y Melilla; y si la crisis económica se confirma en la gravedad que los analistas apuntan, nacimiento de graves brotes de violencia xenófoba entre la población española con menos recursos económicos, que acabarán imputando las culpas de su situación a los inmigrantes.
Y conociendo el adanismo de Zapatero, tampoco resultaría extraño que durante su mandato se descuelgue con alguna innovadora y «genial» idea, como por ejemplo: que se nos obligue a caminar haciendo el pino por la calle para el mejor riesgo sanguíneo de nuestras meninges (porque así lo disponga un científico tan prestigioso como Bernat Soria); o el nombramiento de un gran simio al frente de un ministerio como un acto de justicia, solidaridad y reparación histórica con nuestros ancestros más retrasaditos en la cadena evolutiva darwiniana.
¿Y qué cabe hacer ante la que se nos viene encima? Resistir, resistir, resistir… y reaccionar. La historia enseña que a veces hay que llegar a tocar fondo para reaccionar y levantarse. Y la reacción no procederá de los políticos, sino de la llamada sociedad civil, articulada en diferentes plataformas de denuncia y resistencia cívica. Esa sociedad civil que ha estado dormida durante tanto tiempo, que andaba despreocupada de la política porque la consideraba una actividad que no le afectaba, y que ha comenzado a despertarse hace sólo unos años. Porque sin ella, la democracia degenera en partitocracia, y los ciudadanos corremos el riesgo de convertirnos en objetos de las más variopintas experimentaciones sociales, pero sin derecho a reclamar indemnización por los daños y perjuicios que nos causan tantos políticos iluminados que, como Zapatero, se creen capaces de rediseñar las instituciones básicas de la sociedad y hasta la mismísima naturaleza humana.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4508
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