Ladron de Guevara, Gracias, Mariano

miercoles 12 de marzo de 2008
Gracias, Mariano

Ernesto Ladrón de Guevara

N O suelo acostumbrar a opinar sobre las interioridades de partidos a los que no pertenezco ni he pertenecido. Sin embargo, en esta ocasión sí lo voy a hacer tras el anuncio de Rajoy de presentar su candidatura de nuevo a la máxima representación del Partido Popular.

Tan importante es la labor de gobierno como la función de control al Gobierno y la de encabezar la oposición al mismo cuando millones de españoles estamos sumidos en la preocupación. Se me puede decir que la voluntad mayoritaria ha decidido, y es cierto, pero en lo que no estoy de acuerdo es en esa afirmación sofista de que el pueblo nunca se equivoca. La historia contemporánea está repleta de episodios lamentables para la dignidad humana nacidos de mayorías electorales en demasiadas ocasiones y lugares, y no es verdad que siempre acierte el sumatorio de los votos. Otra cuestión es aceptar que no se ha inventado aún un sistema mejor que el derivado de las urnas, cuando está amparado por leyes electorales justas que aboguen por una proyección exacta de la voluntad soberana de la Nación en el reparto de los escaños parlamentarios, cosa que no ocurre en España.

El Partido Popular se equivocaría si se abriera la caja de los truenos en una pugna por el liderazgo. Rajoy lo ha hecho bien. Ha cumplido sus responsabilidades. Representa la dignidad, la honestidad, la coherencia y la lealtad con los españoles y sus intereses. Es la antítesis de la demagogia populista, y con él está representado el centro político por mucho que algunos, en una campaña demagógica impresentable y cainita se empeñen en denostarle y situarle en el más allá de la derecha democrática. Creo que Rajoy ha hecho una buena labor en su papel de oposición, un trabajo serio y riguroso, alejado de las proclamas populistas que casi siempre acaban en tentaciones totalitarias. Es un personaje que representa el ideal democrático en la defensa de los derechos individuales, del pluralismo ideológico y político, y en la cosmovisión liberal de las cuestiones públicas.

No es verdad que el Partido Popular haya fracasado en estas elecciones.

De nuevo se ha cometido el error de establecer un listón demasiado alto que no era realista ni tan siquiera inteligente desde un punto de vista de estrategia electoral. Recuerdo una situación similar en Vascongadas, cuando Mayor Oreja y Redondo abrieron la expectativa de derrotar a Ibarretxe, devaluando un éxito electoral sin precedentes en la Euskadi nacionalista.

Con el pensamiento de que Zapatero iba a caer derrotado por su propia incapacidad y su mala acción de gobierno lo que se ha conseguido es movilizar al electorado de otros partidos para trasladar el pacto de Tinell a las urnas, es decir, para evitar a toda costa que el Partido Popular fuera el más votado. Se ha conseguido un “Frente Popular” al igual que en el 36, o lo que es lo mismo “todos a una contra centro político y social” con lo que el Partido Socialista ha acumulado el voto nacionalista y radical de izquierda, además de su propio electorado incondicional.

Sin embargo, el voto al Partido Popular ha crecido significativamente, y ha puesto las bases para que en las próximas elecciones se derrote electoralmente a un Partido Socialista con serias dificultades para encontrar socios estables. Y por desgracia pienso –ojalá me equivoque- que ese partido que tiene una fuerte componente peronista en la acción política no va a resolver los principales retos y problemas que se nos avecinan, sobre todo en lo económico, para desgracia colectiva, con lo que muchos españoles que en esta ocasión no han votado ni al PP ni a UPD, se rendirán ante la evidencia y cambiarán el sentido de su voto. En política nunca hay que tener prisa. Todo tiene su tiempo.

No son momentos de cambio en el Partido Popular. Al revés, creo que Rajoy ha de consolidar su liderazgo, rodearse de un equipo eficaz, con nuevas caras que ilusionen y permitan una semiótica distinta, y prepararse para dar respuestas adecuadas en su papel de oposición.

Creo que los españoles que no hemos votado al Partido Socialista así se lo demandamos y es una exigencia democrática.


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