jueves, febrero 21, 2008

Ignacio San Miguel, Los conciliadores del derrotismo

jueves 21 de febrero de 2008
Los conciliadores del derrotismo

Ignacio San Miguel

D E forma inevitable y fatal, ha salido a la luz el artículo conciliador. El clásico artículo conciliador. Su autor ha sido el jesuita Norberto Alcover. El tema del artículo, publicado en ABC, es la confrontación Iglesia-Gobierno que ha provocado el documento episcopal previo a las elecciones. El artículo es ponderado en casi toda su extensión, y no habría nada que objetar al mismo, si no fuera por su parte final contemporizadora. Termina así: “Tal vez resulte imposible conciliar radicalmente las respectivas cosmovisiones, pero… La construcción de la democracia exige renuncias, tal vez dolorosas, por parte de todos los protagonistas. No hay otra salida.”

No tendría tampoco mayor importancia si se tratara de un simple artículo que expresara una opinión particular. No; se trata de una opinión extendida de forma notable en la sociedad. Se trata de la opinión que proclama que hay que llegar al compromiso y a la conciliación ante todo y por encima de todo. El señor Alcover no pone ningún reparo al documento de la Conferencia Episcopal, pues mantiene fielmente la doctrina católica. Únicamente tiene alguna duda sobre las dos líneas que se refieren al terrorismo. Así, pues, ¿qué renuncia dolorosa tienen que hacer los obispos? ¿Deben renunciar a parte de la doctrina católica en aras de la “construcción democrática”? ¿Puede acaso la verdad religiosa hacer concesiones a la mentira de la oportunidad política? ¿Tienen que renunciar a aconsejar a los católicos ante las elecciones?

Si nos paramos a reflexionar un poco sobre la decadencia de la religión y las ideologías de la derecha, comprobaremos que ha sido debida a una continuada serie de concesiones a la izquierda a través del tiempo. Y el proceso siempre es el mismo. En las distintas controversias que se producen, de manera inevitable aparecen los conciliadores con el mensaje de que ambas partes deben dialogar y no encastillarse en sus posiciones, aconsejando que se hagan concesiones mutuas. Y la parte que está débil y cansada, y que es la que representa el poder y las normas, cede y hace las concesiones, y la otra parte lo que hace es recortar sus exigencias esperando mejor ocasión. Un ejemplo político lo constituye el sistema autonómico español. Fue, ante todo, una concesión a los nacionalismos periféricos. Los conciliadores trabajaron intensamente. Los partidos nacionales (sobre todo, de la derecha), fueron generosos en aras de la paz y la concordia que los conciliadores tienen como fin supremo de la existencia. Los separatistas, según su propia opinión, también fueron generosos. Pero ellos no concedieron nada ni renunciaron a nada. Lo que hicieron fue reducir sus exigencias hasta cierto punto. Es decir, se llevaron parte del botín y dejaron para más adelante conseguir el resto. Así ha sido. Y ahora nos encontramos con nuevos estatutos arrancados a la debilidad del poder central que convierten, empezando por Cataluña, a las autonomías separatistas en casi unos Estados dentro del Estado.

En el ámbito eclesial, los conciliadores realizaron una labor inmensa en el último Concilio y en el postconcilio con el objetivo de “abrirse el mundo”, es decir, conciliarse con el mundo. El resultado fue la marxistización de la mayor parte del clero (unos más y otros menos), la apostasía silenciosa y su adhesión actual al progresismo. Un ejemplo de éste nos lo da el citado Alcover, quien, después de dar por bueno y correcto el documento de la Conferencia Episcopal, aconseja renuncias, aunque sean dolorosas, pues, según él, no hay otra salida. Y es que suele ser muy propio de los “progresistas”, que no les importe dónde esté la razón y la verdad, pues su idea fija es el acercar posturas en pro de la conciliación y la paz que consideran que son los bienes supremos de la Humanidad. El abrazo de la verdad y la mentira no parece repugnarles.

La abrumadora victoria de las ideologías de izquierda ha intimidado a los partidos de derecha, provocando un acomplejamiento que les impide manifestar sus auténticos valores con la debida contundencia. Esto ocurre de forma acusada en España. Los conciliadores han ejercido su influencia de forma poderosa en esta cuestión: “No conviene”, dicen, “tocar determinados temas, porque nos perjudicaría. La sociedad ha cambiado. Debemos acomodarnos a ella. Las actitudes numantinas no son prácticas y no rentan. Sólo conseguiremos ser acusados de retrógrados, Hemos de demostrar, por el contrario, que podemos ser tan progresistas como ellos…” etc., etc.

De allende el Atlántico nos llegan mensajes de decepción. En el mundo iberoamericano, al que pertenecemos, se había mirado a España, desde el establecimiento de la democracia, como el ejemplo a seguir. Sin embargo, en medios conservadores, ven con preocupación cómo, ante las próximas elecciones, el Partido Popular insiste una y otra vez en la mala gestión económica del Partido Socialista, pero no se menciona el principal destrozo de la gestión socialista, que es la transformación de la sociedad, en especial de la familia, lo cual conduce a una profunda desfiguración moral de España. El PSOE va imponiendo en el plano legislativo la ampliación del aborto, el “matrimonio” homosexual y el divorcio exprés, y no consta que el Partido Popular esté alzando como bandera electoral la rectificación de estos aspectos.

Opinan que en España se está aplicando, lo mismo que en Brasil, Chile, Paraguay, etc., y aún en mayor medida que en estos países, una estrategia de transformación social, cultural, mental y familiar de la población, usando una relativa estabilidad económica como anestésico que paraliza las eventuales reacciones, mientras las naciones van siendo desfiguradas en el plano social, familiar y moral.

Y este es el resultado de la renuncia a mantener unas posiciones firmes en la defensa de los valores tradicionales. Es el resultado de la labor de los conciliadores que hallan en la derrota propia la mejor de las soluciones. Pero vayan a decirle esto al señor Alcover.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4459

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fernando Cavanillas de Blas Colegiado 12133
Médico Madrid

CARTA PÚBLICA DIRIGIDA A:


D. Norberto Alcocer, S.J.
Profesor de Comunicación en la Universidad Pontifica Comillas.



Mi querido amigo:
He leído en el diario ABC del 16 de Febrero su, para mí, sorprendente artículo: “Meditación sobre la Iglesia”.
Yo también, como lector y además como miembro de la Iglesia a la que tengo el honor de pertenecer ( y un cuyo barco voy con Usted ) quiero hacerle llegar mi comunicación y respuesta a sus palabras.

EN DEFENSA DE MI IGLESIA.-

En primer lugar estoy de acuerdo con Usted en que el eminente Cardenal (Juan Pablo II 1983) y Teólogo Jesuita francés Henri de Lubac, es realmente un hombre egregio.
Su libro “Meditación sobre la Iglesia” es algo precioso que nos sumerge en la contemplación y en la experiencia del misterio, que solo un amor probado puede compartir.
El inspirador de la autocrítica del cristianismo moderno propuesta por Benedicto XVI en la nueva encíclica SPE SALVI, es indudablemente Henri de Lubac.
En la SPE SALVI, el Papa Benedicto XVI, rebate esta crítica a la modernidad, en las comparecencias de la esperanza cristiana, que era acusada de puro individualismo. “En el mundo social actual y allí donde los hombres viven según el criterio de Dios, aparece ya algo del paraíso en este mundo y esto es visible aquí y ahora”, dice el Papa.
Y continua diciendo Benedicto XVI,”Para los cristianos esta es también una demostración de la verdad de la fe (necesidad de seguir el camino de los mandamientos) y además, de no separarnos nunca del afán de labrar la tierra y de construir la ciudad”.
En cuanto a comparar el título de su artículo del ABC (con el título tan serio y profundo del egregio HEnri de LUbac, en aquellas circunstancias históricas tremendamente turbulentas y difíciles para la Iglesia Universal) con una meditación sobre la Iglesia Española actual me parece algo desproporcionado y fuera de lugar.
Yo no creo, es mi opinión, que sea necesario meditar demasiado y tan gravemente sobre la actual Iglesia Española, que veo modélica, perfectamente centrada en nuestro mundo actual y a la que naturalmente defiendo porque es mi madre y maestra.
No encuentro ningún tipo de problemática llamativamente especial en la Iglesia Española, aunque todos sabemos que las cosas son siempre mejorables.
Nuestra Iglesia es SANTA y no solo católica, Apostólica y Romana. Su doctrina es clara, el comportamiento de la inmensa mayoría de sus pastores modélico y muy grande e importante su acción social con los más pobres y desfavorecidos. Muy cercana siempre a Roma y apoyada siempre notablemente por Roma. Y yo estoy feliz con mi Iglesia (salvo en el caso de su postura de silencio, para mi difícilmente sostenible, con los obispos vascos y su actitud sobre el terrible tema del terrorismo de ETA -es “voz populi” la que dice, que ETA comenzó en las sacristías- y de su mundo, que a tantos cristianos ha escandalizado gravemente) Por lo demás no puedo hacerla ningún reproche.
La Iglesia Española ahorra al Estado más de 30.000 millones de Euros y es factor del máximo equilibrio y cohesión social. Aparte de sus numerosísimas contribuciones efectuadas en muy diversos campos, dirigidas al bien común de todos los españoles. Y además con casi nula aportación del Estado y viviendo de la cedida por los fieles. Esto es algo que la Iglesia no ha sabido comunicar suficientemente bien y necesitamos su ayuda.
Me sorprende notablemente, lo que Usted dice, de que” la Iglesia también esta haciendo las cosas de forma precaria”. Tan precariamente como este gobierno. Con todo respeto por lo que dice, no estoy de acuerdo con usted. Supongo conoce bien, la Instrucción Pastoral aprobada el 23 de Noviembre de 2006 por la Asamblea Plenaria de nuestra Conferencia Episcopal, bajo el título “ORIENTACIONES MORALES ANTE LA ACTUAL SITUACIÓN DE ESPAÑA”. Es notorio que en el comportamiento del gobierno existen demasiadas precariedades por todos sobradamente conocidas. Pero yo no veo ningún tipo de precariedad, en la acción doctrinal, social y de orientación moral de nuestra Iglesia, como se puede comprobar en el importante Documento citado.
Para mí es un Documento maravilloso, que describe la realidad verdadera ( y no “la verdad de los curas” ) sino la VERDAD verdadera inspirada por el Espíritu Santo ( que obra siempre y de manera profunda en su Iglesia ) de lo que grave y verdaderamente real, sucede moralmente en nuestra querida España.
Y la NOTA (basada y que debe ser comprendida, en aquel relevante y anterior texto mencionado) de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ante las elecciones generales de 2008, es un preciosísimo ejercicio de libertad.
La Iglesia Española, está en su derecho como cualquier otro colectivo, de manifestarse como es y como piensa y de decir en conciencia, lo que ES Y LO QUE PIENSA …. ¡ pués no faltaba más¡.
Siento que a Usted le haya escandalizado el momento pre-electoral elegido (para mi el verdadero escándalo son los 90.000 abortos que este gobierno ha permitido en este año vulnerando claramente los supuestos permitidos según la ley, inicua, pero vigente.)y le haya quitado la serenidad.
La Iglesia no lleva nunca a ningún enfrentamiento con nadie como no sea a enfrentar la realidad con la más estricta y meditada VERDAD. No de “su verdad”, sino de la VERDAD CRISTIANA en la que se mueve y que es para siempre, la VERDAD, pues sigue al pie de la letra, las normas de su Fundador CRISTO JESUS: que es la VERDAD. Y su deseo es
(“nuestra libertad es la que produce las cosas en si mismas” dice Usted) libremente, poder producir y conseguir, –repito otra vez LIBREMENTE- una sociedad mejor en todos los ordenes y siempre en busca del bien común de nuestra querida Nación Española.
Usted mismo lo dice: “La libertad se adquiere mediante la libre aceptación de una verdad previa”. Y la verdad previa de nuestra querida Conferencia Episcopal, está basada rotundamente, en la VERDAD verdadera que es la sana doctrina enseñada y testificada por JESUCRISTO.
La Iglesia hace el uso libérrimo de su libertad y dice, lo que cree es la VERDAD y medita y reza mucho para poder conseguir bien esto. Aunque la VERDAD escandalice y escueza. Lo dice el Evangelio, “os perseguirán por defender mi nombre”.
Si el socialismo se irrita o molesta por que sean beatificados en Roma nuestros mártires y porque la Iglesia recuerde, a sus “ santos de Dios” que llegan de la gran tribulación y han manchado sus blancas vestiduras con la sangre del cordero”, será por un gravísimo complejo de culpa.
Y como colofón, le digo que la Iglesia Española no necesita ninguna educación democrática porque le sobra por su elevada preparación, por su magnífica educación, estudio, competencia y gran respeto a los demás, que siempre considera sus hermanos en CRISTO. Y además, que siempre he visto que nuestros Cardenales (también tenemos algunos egregios), Arzobispos y Obispos aceptan la crítica con exquisita cordialidad y sin ninguna estridencia ( aunque sean insultados y vituperados de mil modos y maneras).
Recientemente Alfonso Guerra ha comparado a nuestros preclaros y santos Obispos, con ¡ los ayatolás iraníes¡ que predican actitudes sociales criminales y quieren en un nuevo holocausto, hacer desaparecer de la tierra a nuestros hermanos mayores en la fe ,los hebreos. ¡Que monstruosidad¡. Pero no tema. Usted sabe muy bien, que nuestros Obispos, aunque callan ante semejante tropelía, rezan y piden a Dios ayuda y esa es la fuerza que no se puede nunca derrotar. La mentira está ya vencida y la VERDAD, felizmente, ha triunfado ya.”Yo estaré con vosotros hasta el último día “.
Y Aunque las voces procedan – desde el interior de la misma Iglesia- que esto si que es por lo menos, una triste y verdadera contradicción.
Beso su mano de querido sacerdote Jesuita y además le envío con todo mi afecto y respeto, un cordial y atento saludo.







Firmado: Fernando Cavanillas de Blas


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