miercoles 27 de febrero de 2008
¿Dimitirá ‘Z’ el 9 de marzo?
Miguel Platón
Mariano Rajoy ganó el primer debate en televisión. No es una afirmación, sino una evidencia. La “prueba del nueve” de que ha sido así pudo comprobarse en un par de detalles significativos. El primero fue la salida del local por parte de ambos dirigentes políticos: apresurado e inexpresivo Rodríguez Zapatero; despacio y pleno de satisfacción Rajoy. El segundo detalle se produjo en los debates de radio y televisión inmediatamente posteriores: los simpatizantes del PSOE reclamaron empate, en tanto que los del PP aseguraban la victoria del actual líder de la oposición.
La ventaja obtenida por este último se debió, en gran medida, a que estuvo más relajado y planteó sin complejos sus posiciones políticas, en los términos que comparte el grueso de su electorado. También, en lenguaje taurino, se arrimó más al toro. El líder socialista, por el contrario, fue víctima de la tradicional estrategia de los expertos del PSOE de la calle Gobelas, según reveló hace ya tiempo en sus memorias la ex ministra Cristina Alberdi. Dicha estrategia consiste en afirmar una y otra vez determinados mensajes, con independencia de las preguntas o el discurso de su interlocutor. Es una actitud deliberadamente autista, que hace imposible el debate. Zapatero la practicaba ya cuando estaba en la oposición, pero olvidó que sólo funciona cuando la capacidad de respuesta de su adversario es limitada. Se viene abajo cuando el contrario denuncia la impostura, repite las cuestiones y le pide que responda, tal y como hizo Mariano Rajoy la noche del lunes.
El efectismo del dirigente socialista en los mítines, donde nadie le puede responder, se vino abajo al enfrentarse con un rival de su altura. Le faltó espontaneidad y le sobraron tópicos, que no funcionan en un cara a cara. Lo mismo que le ocurrió a Rajoy en su exhortación final, evidentemente preparada y que fue lo menos afortunado de su actuación. Zapatero se equivocó también al insistir en cuestiones de legislaturas anteriores, con lo que revelaba su falta de argumentos para responder a los asuntos de ahora mismo. Dicha actitud mostraba también un narcisismo ciego: se arriesgaba a que Rajoy pusiera sobre la mesa los GAL, la corrupción o el fracaso de los gobiernos de Felipe González a la hora de resolver el problema del paro.
Falta aún el segundo debate, pero el primero ha evidenciado la posibilidad de una victoria electoral del PP o, si se prefiere, que ya no resulte segura una victoria socialista. Por tanto, empieza a plantearse el futuro político de ambos líderes y no sólo de uno de ellos. Es muy probable que Mariano Rajoy tenga que plantearse la dimisión si el 9 de marzo obtiene peores resultados que en el 2004, pero lo mismo debería ocurrir en el caso del actual presidente del Gobierno, sobre todo si no consigue formar Gobierno, o si para hacerlo tiene que ceder a exigencias inaceptables de pequeños partidos nacionalistas.
El punto débil de José Luis Rodríguez Zapatero es que genera desconfianza en gran parte del electorado. Tiene un discurso retórico grandilocuente que no guarda proporción con su capacidad para resolver las cuestiones prácticas y, sobre todo, se empecina en dedicar grandes esfuerzos y recursos a cuestiones minoritarias, muchas veces polémicas y que no producen beneficio alguno a la inmensa mayoría, sino más bien lo contrario.
La contrapartida de esa vaciedad sería el “talante”, pero el alcance de este último se ha visto en la inadmisible actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que siguiendo órdenes del ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, impidieron el acceso a la capital leonesa de los funcionarios de justicia en huelga que deseaban asistir al mitin de Zapatero. La forma en que se produjo ese entorpecimiento resulta incompatible con las libertades constitucionales. Sólo el servilismo de los medios de comunicación afines al poder, tanto los privados como los públicos, ha permitido que se haya puesto sordina a un escándalo semejante.
Lo dicho: falta aún el segundo debate y falta, sobre todo, que los ciudadanos se pronuncien, pero la pregunta ha dejado de ser ociosa: ¿dimitirá ‘Z’ el 9 de marzo?
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=27/02/2008&name=platon
miércoles, febrero 27, 2008
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