vierens 29 de febrero de 2008
Violencia de género y debate preelectoral
Lorenzo Contreras
Ya falta menos para el día —lunes, 3 de marzo— en que los líderes de los dos principales partidos políticos han de “retratarse” en televisión sobre el vital capítulo que ni siquiera ojearon el lunes de la semana anterior: el examen y discusión de las medidas prácticas que España necesita y cuáles son, a juicio de los dos candidatos a la Presidencia del Gobierno, los compromisos que es indispensable asumir para emprenderlas. En el primer cara a cara hubo oportunidades para diseñar algo de lo que nuestro país precisa. Pero se prefirió mirar antes al pasado que hacia el futuro. ¿Temas intocados? Algunos se han apuntado estos días, entre ellos la inmigración como problema, aunque sobre el “efecto llamada” algo dijo Rajoy. Pero, sobre todo, hubo silencio sobre el gran asunto de la corrupción impune. Sin embargo, la eventual profundización en esa cuestión suscita alguna que otra sonrisa escéptica.
El prólogo del primer gran debate lo protagonizaron, como se sabe, Pedro Solbes y Manuel Pizarro. Hubo una opinión predominante desfavorable al segundo, hoy prácticamente olvidado como “hombre fórmula” para calentar el horno de la crítica. Tuvo que ser él mismo quien instrumentara su propia defensa a toro pasado. Sus declaraciones al respecto traen ecos de actualidad. Dijo haber sido entonces “el único que hizo propuestas” mientras Solbes se limitaba, según Pizarro, a defender su propia gestión. El hombre-milagro que no llegó a serlo, para decepción de Rajoy, pretendió luego nada menos que haber fijado “las bases para que España vuelva a ser la locomotora de Europa”. Casi nada. ¿Fue tal locomotora? Jardiel Poncela preguntó en una de sus parodias: “¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes?”. Pues eso.
Ahora, los asesinatos de cuatro mujeres en un día, dentro del macabro serial de la llamada violencia de género, tienden a reforzar el interés temático del gran debate próximo. Si se dedica a ese drama casi cotidiano la atención que merece, ¿cuánto interés suscitará el asunto de la inmigración? La estadística habla del considerable porcentaje de lo que podríamos llamar crímenes de importación. Entre mafias que se tirotean por cuestiones de narcotráfico, por ejemplo, y desavenencias de parejas en las que el inmigrante tiene importante protagonismo mortal, algún análisis se ofrece como posible.
Conviene no esperar demasiado del nuevo “gran debate”. Rajoy, a propósito de la inmigración, se jugó dialécticamente la barba cuando formuló como propuesta el contrato del emigrante, en el cual se establecería para éste el compromiso de respetar una serie de normas del país receptor —España en este caso—, siempre a cambio de la consolidación de sus derechos.
Es amplia la opinión de que la Ley de Violencia de Género ha fracasado y, por consiguiente, debe ser derogada y sustituida por una regulación eficaz y convincente. Circula por el mercado editorial un libro titulado La revolución silenciosa. La política sexual del feminismo, del que es autor Jesús Trillo Figueroa. Su tesis es que la lucha de clases se ha visto progresivamente sustituida por la lucha de sexos como sistema o instrumento para un cambio social.
Valga recordar que la Ley antes citada, la de violencia de género, fue propulsada y aprobada fundamentalmente con los votos del PSOE, en tanto los votos del PP actuaban en contra. Actuaban o intentaba actuar, que no es lo mismo.
De todos modos, admitamos que los parlamentarios, y en el plazo inmediato los dos aspirantes a la presidencia del Gobierno, tienen ante sí un amplísimo temario social que no merece ser ignorado. El problema es que los temas, los grandes temas, se eligen y se abordan con la idea puesta en la rentabilidad del voto. Parece que con el terrorismo de todo tipo ya está casi cubierto el cupo.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=29/02/2008&name=contreras
viernes, febrero 29, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario