viernes 29 de febrero de2 008
Telefónica, un acorazado en tres continentes
Fernando González Urbaneja
Telefónica presentó sus resultados del pasado ejercicio con orgullo manifiesto y justificado. Les va bien, han consolidado todos los negocios y los garbanzos duros del guiso ya no se notan, lo que queda son las buenas tajadas. El volumen de negocio crece un 7%, hasta 56.000 millones de euros, y el beneficio neto un 43%, hasta 8.900 millones. Con esas cifras la compañía cumplirá este año con el compromiso de pagar un euro de dividendo por acción, promesa que sustentó el crecimiento de la cotización de 12 a 20 euros durante los últimos meses.
Como Telefónica representa el 20% de la negociación del Ibex 35, su revalorización explica buena parte de la mejora del índice general, superior a la de otros índices europeos. Telefónica es la locomotora del mercado, más aun que el Santander, que el pasado año ganó cien millones más de euros.
Telefónica, como el Santander o el BBVA, se ha centrado en su negocio principal y ha podado las demás ramas para no distraerse y no distraer. Como los bancos, se ha concentrado en tres mercados básicos y con distinto ciclo: el local español (un tercio del negocio), el americano (otro tanto con referencia al dólar) y el europeo, en particular el británico. Y en el caso de telefónica con dos apuestas adicionales para ir poniendo más banderas en el mapa: China e Italia.
Telefónica es una de las grandes mundiales del sector, probablemente la principal, la más diversificada y globalizada y sin desventaja tecnológica alguna. Sin un núcleo duro accionarial parece a cubierto de hostilidades por fortaleza propia y cuenta con un equipo profesional tanto operativo como corporativo, consejo y dirección, tan competente o más que cualquier otro.
La transformación de Telefónica durante estos últimos años ha sido tan ejemplar como espectacular, de monopolista a compañía de mercado, de burocrática a competitiva. Y entre los beneficiados de esas transformaciones, además de los accionistas, están también los clientes.
Por ejemplo, la progresiva recuperación del tiempo perdido en cuanto a implantación de nuevas tecnologías en España tiene mucho que ver con la competencia en el sector y con el protagonismo y activismo de Telefónica a la hora de innovar en su propio mercado y productos. Año a año la desventaja, el retraso tecnológico español apura distancia respecto a los países vecinos. La implantación de banda ancha y el uso de internet está generalizado en todas las empresas y cada día en más hogares. Lejos aún de los mejores países pero por encima de la media europea y mejorando posición.
Para cualquier país, disponer de empresas líderes significa una oportunidad; para un país medio disponer de ese activo es difícil, porque el mercado local no lo propicia. Preservar Telefónica, y los grandes bancos y las buenas eléctricas, sin poner puertas al campo de la competencia, debería formar parte de un pacto no escrito pero bien aprendido de quienes tienen capacidad para que las puertas se abran o se cierren.
Telefónica ha cumplido sus compromisos, puede repartir un euro de dividendo e invertir buena parte de lo que gana para seguir creciendo sin endeudarse y reforzando su balance. Acredita que es posible llegar más lejos de lo previsible, que el lema de Obama es válido: Sí, se puede.
fgu@apmadrid.es
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=29/02/2008&name=urbaneja
viernes, febrero 29, 2008
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